sábado, 1 de agosto de 2009

UN MONOLITO ACUSADOR

Ya lo dije: iba a estar allí, y allí estuve.

El día apareció nublado y bien temí que el acto no se podría realizar en el sitio convenido. Llamé a Pedro porque me había pedido que le ayudara a llevar sillas desde la sede del partido. A Pedro Campo no le suelo negar casi nada y bien poco me importa andar de sillero cuando lo que se va a hacer creo que merece la pena. La lluvia amenazaba y hasta hizo acto de presencia. Alguien dijo -creo que fue Ana Muñoz- que aunque lloviera mucho, hoy no había lágrimas suficientes en el cielo para calmar la pena de la gente que allí se había concentrado.

Un grupo de gente se reunió a media mañana a las puertas del cementerio para “realizar un homenaje de cariño y admiración a todos los bejaranos (y comarcanos) que sufrieron la despiadada represión en la mal denominada Guerra Civil Española.” Desde esta mañana ha quedado erguida esta memoria en un monolito que se asienta a la derecha de la entrada al cementerio municipal. El monolito servirá de dedo acusador a todo el que pase por allí y quiera acogerse al amparo de la sensibilidad, de la compasión y de la justicia.

Me gustaron todas las intervenciones (unas más que otras); incluso los ripios del aficionado a los toros, que hoy podía sobre todo el contenido. En todas rebosaba el cariño y el recuerdo emocionado de aquellas personas que perdieron su vida y que dejaron a sus familias también sufriendo durante tanto tiempo los embates sociales del franquismo. Y me gustó sobre todo el espíritu de conciliación que rezumaban todas las palabras. Ni una nota de venganza, ni una voz más alta que otra. Solo el recuerdo de personas normales, como las demás, que se fueron por el sinsentido y la sinrazón. A veces hasta da la impresión de demasiada contención, de demasiada cortesía, de demasiada elegancia. ¿Quién no podría entender algún desbordamiento de los sentimientos y alguna palabra más recia de lo normal? Pues ni una. Seguramente aquellos asesinos no merecen ni siquiera que se levante la voz contra ellos. Demasiada desgracia llevan en el silencio y en el olvido.

Alguien dijo también que estos actos, en vez de la división, lo que realmente producen es la conciliación porque, por fin, y, aunque sea todavía un poco como a hurtadillas, todos las víctimas se sitúan en el mismo nivel y reciben el mismo respeto. Qué razón más grande.

Trabajo a diario en el lugar que los asesinos y torturadores utilizaban en Béjar para dar rienda suelta a sus despropósitos: el castillo que se alza en la Plaza Mayor de Béjar. Alguien lo dijo también: Hoy está dedicado a la educación, es un centro de enseñanza en el que se tendría que enseñar a razonar y a usar la palabra como medio de entendimiento, frente a la fuerza bruta y al instinto. Me honro en dedicarme a este noble oficio de educador precisamente en este lugar. En algo había que contribuir a revertir ese mal uso que del palacio se había hecho.

No vi a nadie fuera de los parámetros de la emoción grande y del orgullo de haber tenido unos familiares como esos. Mi respeto y mi apoyo moral para todos ellos.

He dedicado la tarde a leer un libro que con este tema se ha publicado. Los datos son apabullantes y no hacen otra cosa que reafirmar la idea, con datos y fuentes, de la barbarie que se produjo en el comienzo de la guerra incivil y la terrible situación en la que quedaron tantas familias y durante tantos años.

La tarde sigue tristona. Pero la historia sigue. Y seguirá entretejiéndose con secuencias agradables y menos agradables. Ojalá todas puedan ser observadas con calma y con sosiego, para ser corregidas y mejoradas.

1 comentario:

Marina dijo...

Pues sí, compañero, yo también vi el respeto y la contención, por eso me acordé de mi padre, que desde su infinito dolor por la pérdida y el trauma por cómo recibió la noticia de la muerte del suyo, siempre intentó educarme sin dolor, con tolerancia y respeto, pero sintiendo muy bien, de dónde veníamos y hacia dónde queríamos caminar.
¡ojalá hubiera vivido un poco más! podría haber respirado un poco mejor.
Saludos y que siga el buen verano.