jueves, 13 de agosto de 2009

GREDOS (I)



El Tormes empieza a olerse y a sentirse un poco más allá de Palacios de Becedas. Seguramente ya con los aromas teresiano y unamuniano de Becedas. Pero es en Barco de Ávila donde se visualiza.

Ayer estuve en Gredos. Anduve de la mano de Manolo y de Eloy. Ellos habían estado toda la semana anterior hollando los Pirineos y encajan en la montaña como una muñeca rusa en su serie. A mí, sin embargo, que amo la montaña (o más bien la naturaleza en general) pero no soy montañero de costumbre, me habían de anegar de paisaje y de simbolismo todo el día camino del cielo y del suelo.

Eran tal vez las ocho y media de la mañana cuando cruzamos el Tormes por un puente remozado y amplio, guardado por dos centinelas en forma de rotondas. El río se ha hecho niño y se muere de sed en estos días de agosto calurosos. No hay nada allí bravío; solo remanso y calma, piedras al descubierto esperando ser anegadas por las crecidas de otros días. El río allí es la muestra líquida de todo el amplio valle que queremos visitar, la última lágrima de todos los suspiros monte abajo, la nieve derretida que se acuerda del cielo allá en lo alto. Pero hoy está reseco y tiene sed. A ver si llegan pronto las primeras lluvias y todo se hace limpio y generoso.
“No hace mucho calor”, le digo al señor que me despacha gasolina. “Ya va mediado agosto y, salvo algún día que se escape perdido, tiene que ir refrescando poco a poco”, me contesta. Hoy es fiesta en El Barco. No pregunté qué se celebraba. A mi mente regresaron enseguida los finales de julio y las fiestas de Santiago, con aquellos paseos nocturnos desde los pueblecitos en los que habíamos asentado los campamentos. Hace ya tanto tiempo…

Pero vamos a Gredos. El coche enfila la carretera del Puerto del Pico, del Parador, de Hoyos del Espino. Este valle del Tormes es ante todo fresco; pero es también muy largo y tiene carretera de las de ir con calma y sorteando curvas y recovecos. Buen contexto para la charla y para el resumen de la excursión a Pirineos que Eloy y Manolo han realizado la semana anterior. Y para recordar los simbolismos de los picos de Gredos y su historia.

Algo más de las nueve. Estamos en Hoyos del Espino. ¿Es el pueblo emblemático? No lo sé. Es el pueblo desde el que sale el ramal que nos lleva a la Plataforma, desde la que se inicia la subida, es también el lugar en el que se halla instalado un centro de interpretación de la naturaleza, es el referente desde el que se controla todo Gredos, es el lugar del alto río, de un amplio campamento… En Hoyos nos aprovisionamos de pan y seguimos camino.

En cuanto se acaban los pinares, nos damos de bruces con el campo pelado, solo acolchado con escobas y un poco de monte bajo. Algunos coches bajan con montañeros que han pasado la noche allá en la sierra.

Las nueve y media en punto. La Plataforma de Gredos está casi llena de coches.Desde allí iniciamos el camino a pie. Con el ánimo alto y las fuerzas intactas. A ver cómo se da el día.

N.B. Añado y añadiré unas fotos que proceden del ojo y de la cámara de Manolo.

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