domingo, 30 de septiembre de 2007

ME FROTO LOS OJOS

Los fines de semana son propicios para que entren en mi cuerpo otras sensaciones más diversas y menos repetidas. Hay más tiempo y menos obligaciones, se detiene uno más en el periódico, se contemplan otras imágenes, se abren los sentidos a otras experiencias. Normalmente anda uno engolfado en los asuntos más próximos, esos que nos imponen a su antojo los medios de comunicación y que ponen ante nosotros los ciclos diarios.
Recojo de este fin de semana el siguiente contraste: Mientras que medio mundo anda buscando a una niña llamada Madeleine, que desapareció en Portugal en el verano, esa época en la que los tigres de papel no tienen comida fácil que llevarse a la boca y explotan hasta la desvergüenza lo que les haya caído por allí, en Bagdad mueren a diario muchísimos niños de hambre y de enfermedad, en muchos países africanos el sida despelleja a la mitad de la población, o en no sé qué islas de oriente mucha gente se almacena para dejarse morir de la lepra en manos de otros que sencillamente la acompañan y comparten las horas y los días.Por aquí andamos buscándole tres pies al gato de las fiestas patronales o nos angustiamos con cualquier minucia que elevamos a categoría nacional o de champions league. Qué gilipollas, con perdón.
Todo esto me supone desasosiego, inquietud y mala conciencia, me deja como con ganas de darle una patada a todo y gritar más fuerte la mierda en la que nos movemos, el nivel de egoísmo en el que escondemos nuestras razones y la falsedad continua en la que actuamos en el día a día. ¿De qué sirven los tres sonetos que compuse ayer si sigue todo igual? ¿Para qué el experimento de poema con las preposiciones como anáfora y vértebra? Puaff.
En el intento de arreglo de esas situaciones que he apuntado, veo a muchísimas personas de la llamada iglesia. Ninguna de la jerarquía, todas de las bases, ninguna preocupada de la Educación para la Ciudadanía y todas de rehacer la vida desquiciada de tantos seres; ninguno preparando manifestaciones por Madrid y encauzando las pretensiones de los poderosos y sí todas procurando tejer comunidades humanas en las que lo que cuente sea el ser humano.
Este mundo nuestro es tan manifiestamente mejorable, que hasta Franco si viviera le pondría un pantano de regadío.
Menos mal que la lluvia y la temperatura otoñal me animan a arrimarme a la ropa, en una sensación física que tanto me gusta.

viernes, 28 de septiembre de 2007

HÉROES DE LA LIBERTAD

Qué expresión tan rimbombante. Se utiliza en Béjar para denominar a un grupo de personas que, en la revolución de 1868, la llamada La Gloriosa, dio su vida en defensa de la libertad, en una de las entradas a la ciudad, precisamente la zona denominada la Puerta de la Villa. Desde hace mucho tiempo, se venía pidiendo al Ayuntamiento que diera realce a esta efeméride. No había demasiado interés por parte de la derecha. Las razones tal vez se le alcancen a cualquiera. Ahora parece que el PSOE anda con ganas de revitalizar la conmemoración. Hoy mismo han descubierto una placa en la calle y creo que han realizado un acto cívico y público. Bien por la idea aunque yo cada día me sienta más desplazado de muchas cosas. Acudí a las cinco de la tarde al lugar atendiendo a un anuncio que había escuchado por la mañana. Solo vi los preparativos. La puntualidad brillaba por su ausencia. Como casi siempre en esta sociedad. Algunos tal vez piensen que no hay otras tareas que realizar, tal vez porque ellos no las han tenido o acaso no las han atendido. No sé en qué habrá quedado el festejo. Además, a mí nadie me ha encargado nada ni me ha avisado de nada.
Pocas fechas históricas hay en esta ciudad estrecha tan llamativas como esta del 28 de septiembre de 1868. Entonces sí que se luchó y de veras por defender la legalidad y las ideas un poquito más avanzadas de la época. Hay, sin embargo, tantas ocasiones en las que ha sucedido lo contrario... De ahí le vienen a Béjar varios de los títulos que supongo que muestra con orgullo.
Bien por el impulso a esta celebración, a pesar de todo.
Las personas que lucharon y perdieron la vida son llamadas liberales. ¿Habrá otra palabra tan prostituida desde entonces para acá? ¿Qué tienen que ver los que ahora se llaman a sí mismos liberales con los primeros de la constitución de Cádiz, o estos de la Gloriosa? La palabra es un arma peligrosa y puede engañarnos a todos. Cuidado con ella. Hoy los nombres de algunos lugares bejaranos suenan un poco más afinados: Calle 28 de Septiembre; Calle 29 de Agosto; Puente de Alcolea; Víctor Gorzo... Hoy la ciudad es un poco más ancha y luminosa.

jueves, 27 de septiembre de 2007

NEMO PROFETA IN TERRA

Creo que la frasecita tiene su intríngulis y su mucha parte de verdad. Casi todos tendemos a dar importancia a todo aquello que nos viene de fuera y a dejar en stand by lo que nos rodea; como si lo tuviéramos ahí a disposición y presto para echar mano de ello en cualquier momento y, por tanto, no hiciera falta considerarlo. Me parece una injusticia muy notable.
Alguna razón tiene que haber para que esto se cumpla con tanta frecuencia y con tanta evidencia. Seguramente todo lo que es novedoso, o en su caso raro, por poco repetido, nos vislumbre y nos atraiga con los señuelos de la novedad. Acaso. Pero somos muy injustos y muy poco razonables.
Seguramente yo también me deje fácilmente llevar por el vislumbre de lo alejado, aunqe he pensado muchas veces en lo arbitrario que resulta. Y lo hacemos en tantas ocasiones... Lo hacíamos en la edad del pavo cuando cualquier muchacho o cualquier muchacha que procedía de otro lugar estaba dotado para nosotros de un plus positivo sin sentido; lo hacíamos cuando íbamos a la universidad y volvíamos a casa, como si hubiéramos descubierto el nuevo mundo; lo hacemos con cualquier amistad que ande lejos frente a las que nos rozan a diario; lo hacemos cuando juzgamos una creación lejana frente a una cercana;lo repetimos cuando reverenciamos, o casi, a gente que tiene puestos públicos y nos olvidamos de los valores del hombre de a pie; lo hacemos... casi siempre.
Y al lado tenemos a los que nos soportan, al lado tenemos a todos aquellos con los que compartimos día a día, gozo a gozo y dolor a dolor; al aldo tenemos a gente con enorme valía velada por la repetición y la evidencia continua; al lado tenemos a los que nos configuran como seres pues en ellos somos y en ellos estamos; al lado se mueve la gente que es como nosotros, gente a la que vamos a acudir en los momentos de necesidad, que siempre serán muchos; al lado están nuestras cosas, las que más nos tendrían que interesar.
Creo que soy relativamente consciente de este hecho y que tengo mucho que mejorar en su tratamiento´. Me duelen ciertas actuaciones que no entiendo, algunas en gente de la que espero siempre bastante más.
Lo que sucede en el nivel individual se reproduce en el nivel colectivo. Un ejemplo: ¿Cuántas personas y grupos de personas existen en la ciudad de Béjar sin ser "explotadas" para la comunidad en todos los niveles? Considerad el nivel cultural por ejemplo y decidid. Y lo mismo el musical, el político o cualquier otro. Incluso el familiar o el de las amistades.
Y todo ello sin aldeanismo y sin miradas tontas al hombligo.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

SIN CONCIERTO

Así me he quedado yo hoy, compuesto y sin novia. Hace exactamente dos semanas que no publico en El Adelanto y lo echo de menos. Mi último artículo lo dediqué a la gira de esos dos locos canallas cantautores que andan de gira por ahí, revolviendo sensaciones y provocando a la rebelión de la sensibilidad. A estas horas, cuando escribo estas líneas ( mi blog anda descarrilado en su horario), están dando su concierto en Salamanca. Y yo sin entradas y aquí recordando. A ellos y a todos los que están allí, porque este tipo de música, que se concibe desde la soledad, después se proclama y se goza desde la compañía y desde la solidaridad. Qué envidia. Solo soy ahora del coro que se siente lejos y cerca a la vez.
Los cantautores -!cuántas veces lo habré dicho!- son un poquito mi salsa musical de siempre. Si me sacan de ellos, me quedo huérfano y desvalido; con ellos he compartido muchas horas y sus canciones me han supuesto siempre una dosis de sensibilidad y de vida.
Como no puedo estar en el concierto -este sí que es concierto y no los que perpetran casi todos esos que dicen que se ponen "en concierto"-, me iré a escuchar alguna de sus canciones. Estáis invitados.

martes, 25 de septiembre de 2007

MISCELÁNEA

Conocí no hace mucho los diarios de Sylvia Plath. En ellos descubrí el espíritu de un alma atormentada y entregada a la vida y a la creación literaria con pasión. Ahora leo su "Ariel" como muestra expresiva de su mejor poesía. No es la creación que más me entusiasma, lo debo confesar. A veces me parece la suma de una serie de imágenes unidas por conexiones muy débiles. En ese laberinto me pierdo y no me encuentro; o al menos no me encuentro demasiado a gusto. Otras veces, por el contrario, creo hallarme en la otra esquina, ante una poesía que roza el prosaísmo. Y es que tengo que reconocer que a mí la poesía me gusta que tenga encarndura, que desdibuje siempre una tímida historia contada de otra manera pero que se vislumbra en el fondo del escenario. Seguramente en este caso acentúe la incomprensión el hecho de que la leo traducida del inglés y, si ya la traducción es imposible, la diferencia de culturas ( en el caso de Sylvia, americana e inglesa a medias) puede hacer el resto. En fin, solo hago confesión de algunas primeras sensaciones, que no son tan positivas como las que me dejó su íntimo diario.
Por la misma vía (gracias, Comendador) me llega "La musa de los muchachos", de Estratón de Sardes, poeta griego, una antología de poesía paidófila. Se trata de poemas breves, casi epigramáticos, en los que se viene a reflejar un panorama de este subgénero en la creación clásica. A mí me resultan mucho más actuales precisamente por la inmediatez que transmiten y por la frescura que alientan. La poesía clásica está muy alejada de la concepción actual, pero yo me sigo quedando con un elemento que me parece esencial todavía hoy. Me refiero al ritmo, al ritmo fónico, tan abandonado y a veces tan maltratado. La permisión y hasta la exlatación de la pederastia en Grecia y en Roma nos puede sonar a cuerno quemado, pero ahí está y no debe ser negada. Frente al rechazo actual, entonces se entendía incluso como una especie de protección hacia el menor que incluía la enseñanza y la transmisión de valores; nada que ver con el abuso por el abuso inmediato que hoy se describe. Existía entonces una concepción del hecho mucho más cultural y social. Cómo cambian los tiempos y las culturas. Conviene, entonces, no hacer comparaciones sin tener en cuenta el cambio radical en las variables. Por cierto, leo en algún sitio que hasta el cuarenta por ciento de los varones han tenido alguna vez algún inicio de atracción sexual masculina. Me pongo el cinturón de castidad para salir a la calle.
N.B. En un muchacho que apenas silabea se concentra todo un comentario de texto de las desigualdades sociales y de la mentira y pantomima en que nos movemos. Como para aplicar el principio liberal de sálvese quien pueda. Ya, ya.

lunes, 24 de septiembre de 2007

LAICISMO Y RELIGIÓN

Menuda murga la de los medios de comunicación con esto de la famosa asignatura. No paran, no descansan, ya estamos esperando que salgan a la calle, que tomen la Gran Vía y la Castellana, que llenen las carreteras de autobuses rezando el rosario mientras piensan cómo invertir en bolsa el lunes siguiente, que salgan por la calle con el cilicio del escándalo a cuestas. Todo este personal argumenta que estamos en un Estado aconfesional y no en uno laico. Qué semánticos se nos ponen y qué melindrosos. Podríamos encontrar matices diferenciadores entre ambos términos hasta conceder más concreción al segundo que al primero, pero,en el fondo, comparten lo esencial para el caso: "la independencia del Estado de cualquier organización o confesión religiosa". Y de lo laico al laicismo como doctrina. ¿Qué otra cosa se puede pedir a un Estado moderno y democrático? Lo paradójico del asunto es que a todo este atajo de talibanes habría que hacerles entender que, desde un Estado laico es desde donde mejor se defiende la libertad de religión. Claro que, para ello, hay que estar dispuesto a que otros defiendan otra posibilidades desde otros parámetros; y esto, desde los monoteísmos, es tarea harto difícil.
A ver si lo resumo. a)Reconocer que la tradición religiosa ha servido de cohesión entre comunidades a lo largo de la Historia es obligado. Esto no significa que la tal cohesión se haya hecho bien o menos bien, pero este ha sido un factor importantísimo en las comunidades occidentales. Y en las demás. b) Las iglesias oficiales han sido las encargadas de dar bulas de moral y de interpretarla; como si la razón no tuviera capacidad para crear una moral racional: qué cachondos. Por eso, en cuanto se extiende la moral civil, nos salen con la monserga de que no hay valores; para ver si pueden volver al púlpito o a los idearios como únicos focos de "luz". c) Las creencias religiosas son derechos de quienes las asumen pero nunca obligación ni imposición para nadie. Por eso es fundamental que se tolere la existencia de diversas religiones. Ya me contará quien pueda cómo se come eso desde los monoteísmos. Ahí le han dado, como decía el anuncio. d) Desde las religiones (púlpitos, templos, clases...) se puede decretar lo que es pecado pero no lo que es delito. El delito es un concepto civil y lo proclaman las sociedades por acuerdo de sus miembros. Y e) Lo más importante: Cuando hay colisión entre criterio religioso y criterio civil, NUNCA puede prevalecer el criterio religioso, pues este pertenece al ámbito privado. ¿Se entiende ahora por qué, por ejemplo, la religión tiene que ir fuera del ámbito académico público, donde hay que enseñar elementos que se puedan comprobar desde la razón?
Si nos moviéramos en un Estado laico, la supervivencia de las distintas religiones, sometidas a estas premisas anteriores, estaría totalmente asegurada. Me parece, no obstante, que hay un grupo grande de personas que no está demasiado dispuesta a someter a discusión este esquema porque tal vez lo que defiende son otros privilegios sencillamente intolerables en en el S XXI.
A ver si cambia el tiempo porque este sol me tiene monopolizado y algunas de mis lecturas de los últimos días me retienen en un ámbito del que quiero salir ya. Vale.

domingo, 23 de septiembre de 2007

"CUANTO PEOR, MEJOR"

Es esta una frase clásica que tendría que ser reconocida por los más interesados en el devenir de las ideas sociales; la empleaban mucho los comunistas para ejemplificar que, cuanto peor le fuera al sistema capitalista, mejores condiciones se presentarían para la extensión de sus ideas sociales. Hoy no se repite la frase pero sí, y de qué manera, el sentido de la misma. Lo hacen los sujetos de la derecha para señalar el regocijo que les causa que existan muestras de declive en la economía -único mundo que, al parecer, les interesa-. Hay una diferencia que no me perdonaría señalar: mientras que los comunistas lo hacían como puro análisis de la realidad, estos lo expresan con el júbilo de quien parece que se sube al séptimo cielo con solo atisbar la posibilidad de que se produzca, como con la risa floja del que anda agazapado detrás de la piedra para disparar por la espalda.
Repaso los medios de masas de la derecha (¿Hay alguno que no sea en el fondo de derechas?)y cualquier señal la convierten en pura epifanía gloriosa del desastre, cualquier indicio lo adelantan como realidad ineludible, cualquier gasto social lo aseguran como despilfarro. ¿Pero estos miserables qué esperan de un Gobierno que se declara socialista, que se dedique a llenar la cuenta corriente explotando a los ciudadanos? Naturalmente, piden lo que ellos harían y hacen con sus empresas. De modo que, si hay superávit, lo ahorran y lo invierten en nuevos negocios. Como si esto de la nación -aquí sí que hay que emplear nación y querer lo que significa el término- fuera una fábrica con una cuenta de beneficios y unos obreros dispuestos siempre a ser explotados como forma de que crezca la empresa. Cuando la colectividad tiene solvencia, hay que distribuir, y cuando no la tiene también hay que distribuir las cargas. Eso es socializar y socialismo. ¿Alguna vez han visto a estos profetas del apocalipsis suplicar que los Gobiernos no intervengan cuando un banco anda mal de fondos. No, por Dios; entonces se le "inyectan" miles de millones al enfermo de los impuestos de todos los contribuyentes de a pie y a curar al pobrecito, o sea, todos pendientes de que nos e acatarre el poderoso, y cuando se va a repartir alguna migaja al que menos tiene, a poner el grito en el cielo. La madre que los parió. Tras todas estas protestas actuales, no hay asuntos económicos, o al menos no fundamentalmente, lo que hay detrás son concepciones políticas y aplicaciones de privilegios. !Y tratan de disfrazarlo de teoría! Anda y que les den.
Mientras tanto el Gobierno anda encogido, como asustado y dando un pasito adelante y cuatro o cinco para atrás. ¿Para qué quiero yo un Gobierno si no es para redistribuir entre los más necesitados lo que los poderosos no sueltan ni a tiros, con la legión de abogados y falsos intérpretes de la legalidad que tienen a su servicio? ¿Pero estos tíos de qué van? ¿Por qué no se escucha ni una sola voz cuando se dan las cuentas de resultados de las grandes corporaciones y resultan ser escandalosas en beneficios? Entonces lo que vemos son aplausos hasta con las orejas. Y ahora todos con la voz lastimera, en un ay de agonía y en una sonrisa de connivencia en cuanto aparece cualquier nube en el horizonte. !Y estos son los que dicen querer a España! !Manda cojones! Y perdón por el desahogo. Los altavoces los tienen ellos, las razones aspiramos a tenerlas al menos un poco compartidas. Conmigo que no cuenten para reírme de lo que vaya bien en mi comunidad, sobre todo si lo que se aumenta es gasto social y aspira a favorecer a quien más lo necesita. En la palabra los esperamos, en las urnas también. Patrioteros, más que patrioteros.

sábado, 22 de septiembre de 2007

ALTERNATIVA A LA RELIGIÓN: OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Menudo jolgorio que se ha preparado con el asunto de Educación para la Ciudadanía, esa asignatura que, a regañadientes y con mil formas para el escaqueo en las comunidades gobernadas por la derecha y en los colegios de la FERE, que la impartirán a regañadientes y que ya han anunciado su descomposición con eso que llaman la adaptación a los principios religiosos, se ha comenzado a implantar. A nosotros nos queda un año, y, como ganen los conservadores, acaso ni siquiera lo llegaremos a ver. Covendría, como en todo lo demás, que jugáramos limpio y que nos moviéramos en los terrenos de la verdad, o sea, que no engañáramos. El estudio de algunas variables sería esclarecedor. Simplemente las cito: a) ¿Se describen bien los fines que persigue? ¿No son los mismos que los detractores dicen defender un día sí y el siguiente también?; b) ¿De qué grupos sociales proceden las protestas? Está todo muy clarito; c) ¿Es esta una ocurrencia de este equipo de gobierno o este asunto ya funciona en otros países europeos?; d) ¿Se han leído los principios generales que inspiran la asignatura y algunos manuales que los concretan?; e) ¿A quién favorece su implantación y a quién perjudica por colisión de intereses? Las variables se pueden multiplicar pero pueden no ser malas las que he descrito.
Para empezar, hay algunas afirmaciones que conviene revisar y en las que estoy dispuesto a polemizar. Menciono solo una. Suelen decir los detractores de la ley que son los padres los responsables de la educación de sus hijos y que a ellos corresponde elegir las enseñanzas morales para sus vástagos. No niego que buena parte de esa responsabilidad les alude directamente, pero conviene no dar por bueno todo por si acaso no estuviera tan claro. Por ejemplo, defiendo aquí que un hijo es hijo de sus padres, pero también es nieto de sus abuelos, primo de sus primos, sobrino de sus tíos, amigo de sus amigos, vecino de sus vecinos, colega de sus colegas, habitante de un pueblo o de una ciudad, ciudadano del mundo. O sea, que no abrir los ojos para ramificar las relaciones no es otra cosa que andar ciegos y reducir todo a los niveles del egoísmo. Por si acaso fuera poco, la historia, la biología y hasta el instinto nos muestran que la crianza de un hijo tiene como meta natural desprenderse de él para que emprenda una vida separada. ¿Se pude afirmar con un poquito de razón que la educación depende de los padres y que los demás elementos no tienen nada que decir en el proceso? !Qué barbaridad! Como si los niños, los adolescentes y los jóvenes, no pisaran las calles, no gastaran productos, no se asociaran a su antojo, no participaran en la comunidad, no vieran televisión, o solo estuvieran encerrados geográficamente entre las cuatro paredes de su reducto familiar. Pero es que,ademáss, parecía claro desde hace miles de años que el hombre es un zoón politicón, o sea, un animal político, es decir, destinado a vivir en comunidad. ¿Cómo se pueden arrogar unos derechos que, a la vista de la realidad más mostrenca, hay que compartir con todo el mundo?
Uno piensa que, en el fondo, el esquema es bastante más egoísta. Los grupos sociales que, a lo largo de toda la historia, han monopilzado la moral (por eso creen que no hay otra moral distinta a la suya ni fundamentos diferentes que los que ellos invocan) y la interpretación de los elementos sagrados -cuantos más mejor para así no dar cuenta racional a la gente- se sienten de repente huérfanos de poder. Y de negocio. Y de influencia en eso que llaman las almas. Y se les caen los palos del sombrajo. Y se revuelven como quien se está dejando la vida en el intento.
Su mejor concreción social la tienen en la clase de religión, con dinero público, en sitio público y con profesores elegidos a su antojo. El día que logremos llevar la catequesis a los templos, habremos eliminado la virtualidad de la clase de Alternativa a la Religión porque ya no tendrá sentido, y habremos encontrado espacio para reflexionar acerca de los principios que justifican una sociedad democrática, que no otra cosa debe ser la Educación para la Ciudadanía. Por eso, en vez de llamar a la objeción de conciencia contra la nueva asignatura, habría que llamar a la objeción contra la Alternativa como espacio impuesto por la existencia de los adoctrinamientos. Si no hay calse de Religión, tampoco la habrá de Alternativa. Objeción pues, ni una sola tarea añadida en esa clase. Ni una.

viernes, 21 de septiembre de 2007

PUES AMARGA LA VERDAD...

No quisiera transitar la veta poética ("Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca"), ni mucho menos me aventuraré (qué barbaridad y qué osadía) por el camino de la definición filosófica de este concepto que, miremos como queramos, nos ocupa y nos preocupa durante toda la vida. De la mañana a la noche me ocupo en manifestaciones que, en no pocas ocasiones me hacen dudar de la conveniencia de pronunciarlas o no y de si apuntan realmente a la verdad o por el contrario esconden fases oscuras que obedecen a intereses ocultos. Tengo que reconocer que la mentira consciente (si no es consciente tal vez tengamos que llamarla de otra manera)es algo que me supera y que no puedo soportar fácilmente; ni siquiera cuando procede de una persona con necesidades. No puedo, no puedo, no puedo, como diría el otro. Me gustaría conocer cuáles son las razones más repetidas que justifican la existencia de la mentira: no las conozco; seguramente existirán intereses individuales y egoísmos que empujen a estos comportamientos. Pero, si así fuera, lo entendería aún menos. Porque la mentira es casi sinónimo de muerte, mientras que la verdad es el impulso primigenio de la vida, de la actividad, de la creación, de la ilusión..., repito, de la vida. ¿Cómo se puede concebir una vida deseable sin la base de la honradez y de la verdad propia?, ¿cómo se puede generar confianza?, ¿cómo se puede esperar sanamente respuesta y no estar siempre con el rabillo del ojo alerta? La mentira encoge, la verdad ensancha; la mentira retrae, la verdad expansiona; la mentira mata, la verdad alienta y estimula.
Me asalta la duda de si la verdad de la que hablo tiene que ver con algo absoluto que nos obligue a todos a seguirlo o, por el contrario, también la verdad es mi verdad y la de los demás es la verdad de los demás. Dicen los posmodernos que el acuerdo más amplio posible es la única forma operativa de la verdad. Me cuesta mucho admitir esta (qué paradoja) afirmación absoluta, por muy democrática que suene. Prefiero los versos de Machado: "No tu verdad: la verdad. / Y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela." Quiero decir que tenemos que ponernos de acuerdo en la existencia de algunos elementos comunes de verdad para que la seguridad de la supervivencia esté a la vista. De otra manera todo está permitido y todo vale. Y, entonces, ay entonces... el poderoso se forra, se ríe y encima se queda satisfecho. Yo no estoy por darle ese gustazo. Ni por darme el disgusto de no atreverme a decir mi verdad. Que amarga y trae consecuencias negativas... No lo creo, solo empuja a la vitalidad y a cierta horadez consigo mismo.
Una semana de treinta y cinco supone acaso un tres por ciento. No está mal. Y voy cogiendo la forma y el ritmo. Vale.

jueves, 20 de septiembre de 2007

ME AFERRO A LO QUE TENGO

Desdibujar la vida es ver cerca la meta de la muerte, dar certeza a ese paso inexorable del tiempo, que siempre va en aceleración y nunca a velocidad constante, levantar de la tierra un vuelo inútil, adentrarse en el monte como quien busca leña para un fuego en invierno, dar posada al que llega sin saber que no es nadie, solo eco en el viento, llenar de niebla y humo la densidad del día, calar con lluvia fina un jardín abandonado, perder en el recuerdo los hitos y las lindes.
Y, a pesar de todo, andamos todos en ello, llenamos nuestros días con ese extraño empeño, por más que nos neguemos. A veces de una manera tan bella como Charles Lamb en esta página que no me resisto a copiar: No bastan las metáforas para endulzar el amargo trago de la muerte. Me niego a ser llevado por la martea que suavemente conduce la vida humana a la inmortalidad y me desagrada el inevitable curso del destino. Estoy enamorado de esta verde tierra; del rostro de la ciudad y del rostro de los campos; de las inefables soledades rurales y de la dulce protección de las calles. Levantaría aquí mi tabernáculo. Me gustaría detenerme en la edad que tengo; perpetuarnos, yo y mis amigos; no ser más jóvenes, ni más ricos, ni más apuestos. No quiero caer en la tumba, como un fruto maduro. Toda alteración en este mundo mío me desconcierta y me confunde. Mis dioses lares están terriblemente fijos y no se los desarraiga sin sangre. Toda situación nueva me asusta. El sol y el cielo y la brisa y las caminatas solitarias y las vacaciones veraniegas y el verdor de los campos y los deliciosos jugos de las carnes y de los pescados y los amigos y la copa cordial y la luz de las velas y las conversaciones junto al fuego y las inocentes vanidades y las bromas y la ironía misma, ¿todo eso se va con la vida? !Y vosotros, mis placeres de media noche, mis infolios! ¿Habré de renunciar al intenso deleite de abrazaros? ¿Me llegará el conocimiento, si es que me llega, por un incómodo ejercicio de intuición y no ya por esta querida costumbre de la lectura?
No añado ni una coma, solo contemplo y sueño.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

LA MUERTE Y LA VEJEZ

¿Por qué el ser humano rechaza con tanto ímpetu cualquier reflexión acerca de la muerte y soporta mejor la cháchara sobre la vejez? Solemos estar todos demasiado apegados al segmento biológico y vital que nos pertenece en el instante y nos desocupamos de lo que hay más allá y más acá de la valla, como si no fuera con nosotros. Algún mecanismo de autodefensa no empuja a ello. Tengo para mí que el día que consigamos racionalizar el hecho de la muerte habremos dado un paso de gigante en la serenidad de la vida y, por supuesto, en encontrar todo su sentido. La vejez nos ocupa por más tiempo, la vivimos, la convivimos, la sufrimos y escasamente la gozamos; en cambio la muerte resulta más inmediata y sorpresiva, más conceptual, con menos rostro. Sobre este asunto reflexionaba así Giacomo Leopardi: Deberíamos temer más a la vejez que a la muerte porque la muerte suprime todos los males que nos afligen, así como el deseo o la conciencia de bienes y placeres de los que ya no podremos gozar; en cambio la vejez se lleva los placeres pero deja intacto el apetito insatisfecho de ellos, además de aportar dolores y humillaciones inéditos. Debo reconocer que estoy totalmente de acuerdo con esta reflexión. Al ser humano le debería preocupar mucho más un mal paso por la vejez que el tránsito de la muerte. Al fin y al cabo, ya desde la antigüedad, Epicuro o Lucrecio nos enseñaron que "la muerte jamás nos alcanzará porque mientras nosotros estamos ella no está y cuando llega nosotros ya no estamos." ¿No os habéis parado a pensar en las energías que desgasta el personal (incluido el menda)en hacer conjeturas y montarse belenes sobre lo que puede ser de nosotros en el instante posterior a la muerte? La religión, otra vez la religión. Para otro día. Mientras tanto, el alzheimer, la desorientación, la falta de energía, la reducción de perspectivas, el empequeñecimiento del mundo, la ruptura de los límites temporales, el ensimismamiento y el anegamiento en la niebla, la despoblación de uno mismo..., la vejez. La población española está muy envejecida, la de la ciudad estrecha mucho más. ¿Cómo se puede pensar en esta ciudad sin tener en cuenta esta variable? ¿Cómo puedo pensar yo en la vida que me rodea sin considerar esta pétrea realidad? Y, si la tengo en cuenta, los conceptos se someten a un cedazo que los deja temblorosos. Menos mal que el sol sale cada día y a veces las calles se llenan de muchachos henchidos de vida y de energía. Ufff, hoy me salió el día gris. O acaso un poco más real.

lunes, 17 de septiembre de 2007

QUE VOY DE VUELO

Con alguna dificultad que tiene que ver con la informática y con el estrés de la repetición, doy por finalizado mi trabajo en la Selectividad. Mañana llevré los exámenes a la city, esperaré el cheque y a otra cosa. A los tres días no me acordaré ni yo mismo de este asunto. Ahora mismo ya a nadie le interesa esto salvo a los alumnos y no a todos, entre otras cosas porque terminarán aprobando como casi siempre el ochenta o el noventa por ciento y porque para elegir carrera bien poco importa.
Sin solución de continuidad, empiezo el curso con otros alumnos, una nueva aventura en ese mundo apasionante de la enseñanza. Sí, a pesar de todo, tan apasionante. Salvo la muerte, no conozco otro hecho más democrático ni más socializador que el de la enseñanza. La verdadera salvación y el auténtico avance de las sociedades está en la educación de sus ciudadanos, en la creación de seres críticos y activos, responsables y racionales, amantes del progreso y del sentido común. Participar en esta tarea es, pase lo que pase, un privilegio. Para ello, naturalmente, hay que tener claras algunas cosas; fundamentalmente una. Esta: que hay que enseñar con algún fin determinado, que la enseñanza no se agota en sí misma y que enseñar Lengua por sí mismo tiene poco sentido y suele frustrar demasiado sin ninguna satisfacción a cambio. Si, en cambio, enseñamos Matemáticas con algún fin y no teoremas por su simple conocimiento, estaremos convirtiendo la enseñanza en un proceso de eso que llamamos educación integral. No estoy nada seguro de que el porcentaje de profesores de enseñanza secundaria, territorio en el que yo me muevo, que ande en esa línea sea muy alto; más bien uno tiene la impresión de que el pie de letra cuenta mucho, demasiado, y de que el ombligo es un lugar demasiado visitado. Y en esto de la enseñanza se manifiesta la ideología de manera muy nítida. La derecha teórica suele defender el genérico de "usted enséñele a mi hijo Historia que ya le enseñaré yo a ser buena persona". Otros defendemos que hay que enseñar Historia para ser buena persona, y que no tiene sentido enseñarla porque sí. Que eso significa enseñanza con ideología. Naturalmente que sí, con dos cojones (perdón). ¿Es que no es ideológica una enseñanza memorística o solo de contenidos? Por supuesto que sí. Y de bobos y clasistas además. Para poner la guinda al pastel, observad y veréis que los que defienden esta última enseñanza no son demasiado competitivos en sus expedientes. O sea, que de nuevo son liberales de boquilla, hasta que nos ponemos a analizar su caso. ¿O no conocéis Consejero de la Junta que tardó entre ocho y diez años en estudiar Derecho? ¿Y Presidenta de Diputación muy escasita en papeles? ¿Y exalcalde balbuciente? Venga ya. Y, en general, ¿no conocéis a personajes cargados de papeles titulados y con la cabeza monda y lironda de ideas?; ¿y a gente sin titulación que echarse al bolsillo y son la cabeza perfectamente amueblada? Pues eso.
El comienzo de curso me deja siempre, además, la presencia de caras nuevas, a las que miro con curiosidad, la repetición de otras que observo con confianza y el cansancio de otras que preferiría no encontrar. C´est la vie.

domingo, 16 de septiembre de 2007

GANAR... ¿PARA QUÉ?

Hay asuntos que pasan casi desapercibidos y que, sin embargo, para mí tienen mucha importancia. Los indicios permiten conocer la existencia de otros hechos no percibidos a simple vista. Ya se sabe, se escapa, algo de culpa tiene; humo, indicio de fuego... Vamos a lo que vamos.
La derecha de este país ha proclamado, viva voce, por aclamación y entre aplausos de opereta, o sea, de aquella manera autopostulada, a su candidato a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones. Que nadie se preocupe ni se escandalice demasiado porque del otro lado tendremos pronto una sesión parecida. El caso es que el casi autoproclamado guía y salvador (¿Os imagináis que a alguien se le hubiera ocurrido levantar la voz para insinuar que él también quería presentarse a unas votaciones?)se ha apresurado a recriminar y a exigir obediencia plena a un único mandato. "Lo único que importa es ganar. Lo demás no interesa." Son palabras casi textuales. Creo que no anda lejos del sentido común -único mundo en el que yo creo, junto con el de la buena voluntad- una pregunta inmediata: Ganar, ¿para qué? Si todo lo hemos fiado a la lucha y a los vencidos y vencedores, no es extraña esta reacción, porque les va la vida en ello. Lejos de la victoria o de la derrota no hay nada, solo el vacío, la humillación, el abandono, la miseria; y, en la otra parte, la vanidad, la imposición, el ordeno y mando, el cállese usted, la ignorancia del contrario, el apalstamiento. !Ay la ideología, esa señora desconocida y altiva! Da toda la impresión de que eso de tener ideología es como tener una piedra de Plutón o algo así. Uno cree que el camino lógico es el siguiente en esquema. El ser vive y, a través de sus sentidos, recibe impresiones. Después las ordena y las analiza, y, entonces, saca conclusiones. Cuando ordena estas conclusiones, ya tiene una visión genérica del mundo. ¿Acaso no es esto una ideología? Pues, a partir de ahí, esa ideología tiene que revertir en el mantenimiento de la vida o en su modificación, y, entonces, viene la acción política. Cuando se trabaja en esa acción política -en partidos o fuera de ellos, esto no es lo más importante- hay que retroalimentarse con la ideología y con los conceptos filosóficos en los que se basa; solo de esa forma será duradera y rocosa.
¿Quién ve esa forma de actuar en los partidos? !Si todo está pensado para el minuto siguiente y para la demagogia simultánea? !Qué manera de degradar el pensamiento! ¿No entendéis ahora que, en los medios y en la calle, todo se nos va en aplaudir al que ha dado una paliza al adversario y en denostar al que anda por el suelo? ¿No entendéis ahora la forma de actuar de medios como El Mundo que dedica todos sus esfuerzos a crear héroes para después tumbarlos a la arena y cobrar a los esspectadores en forma de ventas o de publicidad? ¿Para cuando la lucha de las ideas? ¿Para cuándo los ciudadanos críticos y con la cabeza levantada? Me gustaría que en mi izquierda al menos no se olvide algún recuerdo para la ideología y que de vez en cuando se escuche a quien quiera exhibirla. Aunque moleste. Y aunque cueste retirar de los puestos de la pasta y de la vanidad a tantos que no la conocen ni en el índice. Vale.
Una confidencia. Ayer puse rostro a Alba. La conocía pero no ajustaba su nombre a su figura. Me emocioné. Un beso.

viernes, 14 de septiembre de 2007

SELECTIVIDAD

La corrección de exámenes de Selectividad me está ocupando durante estos días unas horas muy dilatadas y muy densas. Llevo en esta práctica un puñado de años y, hasta la fecha, nadie me ha pedido opinión ni me ha requerido para decir nada. ¿Sabrá el personal de qué va el asunto? Por si acaso, en tres palabras, dejaré hoy un esquema de mi opinión. Los alumnos se asustan, a los padres les va la vida en ello, al profesor una exigua pasta, a la Universidad un prurito de selección, a la vida apenas un bostezo y una página en el periódico del día. Lo peor de todo es que, objetivamente, tampoco sirve para casi nada. Creo que ya he apuntado que administrativamente nada importa porque, a día de hoy, sobran plazas en casi todas las carreras -en septiembre, además, están todos a la cola y las plazas golosas ya están cubiertas por los alumnos de junio- y pronto hasta pagarán para que se apunten los clientes. Pero es que la prueba se las trae. En la Universidad de Salamanca, las formas se guardan de manera muy respetuosa y los criterios formales están muy bien definidos, aunque el contenido se desinfla en cuanto lo presionas. Corrijo exámenes en los que los alumnos comentan un texto, analizan sintácticamente una oración, desguazan morfológicamente unas palabras, se acercan al valor significativo de otras pocas y desarrollan un tema de literatura. Sería fantástico que vierais los desajustes que se producen en todas las variables que os podáis imaginar: caligrafía, sintaxis, puntuación, jerarquización de ideas, imprecisiones, incorrecciones, confusión en datos, orden, desarrollo lógico... Hace ya bastante tiempo que he renunciado a corregir contenidos y valoro mucho antes los asuntos formales, hasta el punto de que me quedo en ellos. ¿Me creeréis si os digo que se les dan a los alumnos unas pautas muy concretas para el comentario de texto y muchos siguen un esquema que en nada tiene que ver con el que se les pide. Eso huele a academia de verano y a esquemas prefijados; o incluso a profesorado que se entera poco de qué va el invento.
Los criterios de corrección, que en principio son comunes, también responden a profesores que en su vida se han visto en una clase con muchachos de estas características, de manera que, si uno no se los saltara, los resultados serían mucho peores.
Al final siempre uno se pregunta sobre la idoneidad y la madurez del alumno, muy por encima de esa ristra de conocimientos aprendidos de memoria, y sobre ese fondo de pared actúa para calificar. Tan a la intemperie me veo en estos trances, tan indefinida veo esta prueba sobre la que corren ríos de tinta.
No es más que otro escalón en el camino de eso que llaman educación, mundo sobre el que me siguen asaltando las mismas dudas: a) ¿Sabemos clasificar bien a los alumnos?; b) En el caso de que los clasificáramos bien, ¿la vida también los distibuye justamente en eso que llaman responsabilidad y pasta gansa? ¿No hay zopencos forrados por todas partes y cabezas bien amuebladas que apenas llegan a fin de mes?; y c) Aunque clasificáramos bien y la sociedad también lo hiciera, ¿no sería eso contribuir a que el mundo siguiera como está, en esa situación que no parece la ideal?, o sea, ¿no sería una contribución reglada y con buena cara a la continuación de la injusticia? Mucho que desarrollar. Naturalmente, esto abre una puerta enorme hacia el jardín de la verdadera educación, que, seguramente, poco o nada tiene que ver con esto de los exámenes. Me gustaría tener ayudas y opiniones.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

HOY NECESITO HABLAR

He esperado unos días, exactamente hasta la fecha en la que se ha publicado mi último artículo en El Adelanto. El hecho se ha producido hoy y ya tengo vía libre para contar. Quiero ser descriptivo y no me gustaría dejar traslucir ningún enfado, pero sí cierto grado de tristeza. La noticia es esta: ME HAN ECHADO DEL PERIÓDICO. Desde hace más de cinco años venía colaborando como columnista de opinión en el periódico provincial El Adelanto. Primero fue quincenalmente, después semanalmente. Hasta el día de hoy. Oficialmente se me ha dicho que se quiere cambiar de colaboradores. Ninguna argumentación. Yo me malicio algo bien diferente. ¿Qué? Pues esto: nos acercamos a un periódo electoral y hay que cerrar filas en torno a lo que más les interesa, esto es, que gane la derecha. El paquete accionarial de este periódico lo tiene quien lo tiene, con esposa en situación de tal, y no hace falta ser muy listo para entender que el que manda manda. Y tienen todo el derecho, yo solo constato y describo.
La prensa en Salamanca es la que es, toda en manos de la derecha y del dinero, los opinantes son los que son y cada día se pueden leer sus opiniones. Si considero mi situación, tendría que concretar varias opiniones: a) Nunca he cobrado nada por mis aportaciones; b) Jamás me han agradecido la participación; c) Tampoco me han regalado ni una jodida suscripción al periódico ni se han dignado llamarme para cambiar impresiones. En fin, nada de nada. d) Creo que tampoco es malo que uno se tome un respiro después de tanto tiempo; e) Después de casi doscientos artículos, tengo que haber dejado un cuerpo amplio de ideas y hasta de tonterías: quien quiera rastrearme ahí tiene un campo bien cultivado; f) Contraigo el compromiso de dar algún día a la luz, en forma de libro, mis artículos reunidos; g) A pesar de todos los pesares, he tenido una oportunidad que se le brinda a pocas personas: la de tener una ventana para la comunicación con los lectores; h) De vez en cuando me he sentido como sujeción de coartada en un periódico de derechas, pues alguna guindilla entre lo dulce le sirve a este para sacar pecho; i) Como es día de confesiones, tengo que decir que siento haber aportado al periódico, en calidad y en ideas -perdón por la vanidad- mucho más que lo que él me ha aportado a mí, y creo haber estado muy por encima de la media nacional de los columnistas (perdón de nuevo por esta confesión de vanidad); j) Y, en fin, no pasa nada, una puerta se cierra y otra se abre, esta, la de la comunicación global, la del intercambio directo. No sé cómo saldrá la nueva iniciativa. Sí sé que sin vosotros, sin posibles lectores y comentaristas, esto será poco. Cuento con vosotros, contad conmigo.

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Nos cambió el 11-S?

Aún he llegado a tiempo de mis trabajos capitalinos para enterarme de la parafernalia en el imperio del 11-S. Hace seis años ya, se dice pronto. Honrar a los muertos es una sana costumbre y ennoblece al ser humano; andar de pantomima desnaturaliza y vuelve a la ostentación y al ridículo. Pero sea todo por ellos. El comentario más agudo que he visto tenía rostro de mujeres pues una llevaba tatuado en la frente el número de fallecidos en el atentado, otra el número de soldados del imperio muertos en Irak, y una tercera el número de iraquíes muertos en su país. A esta tercera no le cabían los ceros en el cogote.
Se suele decir que aquel nefando día es hito de una nueva era. Son éstos apuntes didácticos, pero, aunque exageren mucho, no dejan de mostrar la verdad de un cambio profundo en las relaciones y en la convivencia. Me parece que fundamentalmente hemos cambiado en la velocidad de la pendiente, que nos lleva sin freno a un estado casi de sitio, de sitio por el miedo que nos meten en el cuerpo, más los imperiales que los indios tabajara del turbante. De modo que hemos dado tres pasos atrás en el asunto de la libertad para dar uno adelante en la presunción de la seguridad. Sólo en la presunción porque los números cantan; y, si no, que se lo pregunten a la señora de los ceros en el cogote y en la frente. Pero es que, sobre todo, los demás mortales, los que no somos imperio ni lo queremos ser, pero que nos acatarramos cuando estornuda el visionario, sentimos el corazón como encogido, nos dejamos llevar por la corriente, nos secamos la boca con tal de no acercar ni un líquido a un aeropuerto y trasladamos, al pairo de lo que la inercia y la derecha nos enseña, el mismo miedo a nuestras vidas, a nuestras posesiones, y a las de ellos, que son casi todas.
Y los del otro lado no escarmientan, a medialunazos y a matar elefantes con perdigones. Entre la pasta y los rezos, nos tienen a todos envahídos y alelados, nerviosos y atormentados. La madre que los alumbró, qué a gusto se debió de quedar.
De modo que no estoy muy seguro de que nos cambiara el 11-S como seres humanos, sencillamente hizo escandalosamente públicas la miserias que llevamos dentro, dispuestas siempre a aflorar, como si siempre fuera primavera. ¿Os habéis dado cuenta de que, en el vértice de las dos organizaciones antagónicas, están dos iluminados absolutamente peligrosos? Los dos visionarios, los dos salvadores, los dos gilipollas. ¿Y esto es el ser humano? !Esto es el ser humano!
Mientras hacía como que cuidaba a los examinandos, he releído a Karmelo C. Iribarren. Otro día diré cosas de él. Hoy dejo aquí uno de sus minipoemas:
"!Houston!,
tenemos
un poema."

lunes, 10 de septiembre de 2007

Fin de fiesta?

Fin de fiesta en la ciudad, en el barrio y en la plaza. Ya era hora. A mi ausencia de todo festejo -o de casi todo- se suma el atolondramiento de coches que se produce en la plaza, la falta de sensibilidad que manifiestan tantas y tantas personas con el asunto del aparcamiento de los automóviles -todo un tratado de urbanidad y de comportamiento se podía desarrollar con el asunto de los aparcamientos: la sociedad y el individuo quedan perfectamente retratados en esta sencilla operación-, la epidemia humana en el centro de la ciudad, el descontrol de horarios, la música adornando las noches y casi las alboradas, la salida del personal en esta ciudad tan poco dada a la participación colectiva, las devociones a esos dos o tres símbolos que unen a tantos vecinos, y, en general, el sentimiento extendido de que en la fiesta casi todo tiene que responder a cánones diferentes de los de diario. Pues todo terminó ayer por la noche. Esta mañana he tenido la oportunidad de ver cómo apenas quedan rastros en sacos terreros que amortiguaron los petardos de los fuegos y que inutilizan aún una parte de la plaza, el desmantelamiento de los escenarios y de las atracciones y la vuelta de cada individuo y de cada automóvil a su espacio físico.
Y, sin embargo, toda la vida tendría que ser una fiesta. Quiero decir que acaso tendríamos que encararla con espíritu de fiesta siempre. No hay otra defensa posible; no de la vida sino de nosotros mismos. Nos va en ello la supervivencia y acaso la dignidad del que se ríe de su propia sombra porque sabe que al menos no molesta destronando a los demás. Pero, claro, este tipo de fiesta no sé si tiene algo que ver con la fiesta en las casetas o con las procesiones de santos y vírgenes en peanas, tronos y dominaciones. O acaso sí, quién sabe. Por cierto, ¿alguien sabe los nombres de las nueve escalas de ángeles? Manda huevos, son más clasistas que los de la Casa de Alba. Y cuanto más arriba, más luz, más alas y menos sexo. Y así dos mil años. Y millones y millones de personas encauzando sus vidas en estos ritos de pan llevar y en estas dosis de apaciguamiento.

Mañana me marcho a realizar exámenes de selectividad, esa prueba pública que sirve -lo he dicho en público varias veces- para tres pequeñas cosas: para que los colegios privados no se pasen demasiado en las notas, para que los trabajadores de la enseñanza pública no se descuiden demasiado y para que a mí me paguen el cheque correspondiente. No es poco, pero tampoco parece la salvación del mundo precisamente. En algún caso servía para ordenar los expedientes y para permitir a un número reducido de alumnos elegir la carrera que quisieran; hoy eso está diluido pues la oferta es siempre superior a la demanda y los de septiembre quedan ya a la cola de todos los de junio. Así que, a por ellos, muchachos, a cumplir otra pantomima más, otra ostentación manifiesta. Todo en la vida es impostación y sobreactuación, pero de eso ya nos ocuparemos otro día.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Mi terraza es otra fiesta

Béjar es una ciudad estrecha en geografía física y humana, pero hay gente magnífica. Estos días está en fiestas, dicen que disgregada por ahí,por las casetas y en medio de la noche. Por el día se conforma con una novena en el monte y una romería disfrazada de devociones que entiendo escasamente. Yo tengo ocupaciones familiares que tienen noventa y dos años, que vacilan en el caminar, que confunden la geografía de un piso de noventa metros, que mezclan las palabras y las ideas en un continuum confuso, que se siguen sujetando a la vida tenuemente, que miran y no ven más dirección que la que va hacia atrás y hacia abajo, que me miran a los ojos fijamente y me espetan un discurso en el silencio, que me atan y no me dan tiempo libre para casi nada, que me llaman al origen de mi vida, que me recuerdan lo dulce de la vida cuando el amor repunta, que me dan certeza de que todo es inútil y a la vez necesario, que... Yo no puedo salir a las fiestas de Béjar, pero vivo otras fiestas en mi terraza. Porque es mi madre, coño, y porque la quiero.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Las causas

Seguimos en pruebas, pero menos. Todo sucede por alguna razón; de otro modo, nada tendría sentido, o, al menos, ese sentido sería para nosotros inalcanzable e inexpresable, o sea, nada. ¿Cuáles son las causas para que yo esté aquí? Siempre la causalidad es múltiple y empeñarse en una razón como generadora de los hechos es correr hacia el fracaso racional. Son, pues, muchas las razones. ¿Cuáles? Irán saliendo a lo largo de los días. ¿Y las causas de que cualquier persona se acerque por aquí a compartir palabras? Todo se irá viendo. "El ser del mundo no es alma ni materia, sino perspectiva". Son palabras de Ortega. Las suscribo. Saludos.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Entrada de prueba

Hola, Soy Antonio Gutiérrez Turrión y estoy probando.