En un viejo cuaderno guardo páginas breves, cuajadas de amarillo. Esta era una:
“Que descanses”, me dijo,
y sujetó la colcha entre
nosotros.
“Igualmente”, le dije,
y empujé con violencia
la ropa hasta los pies.
"La ley física exige
que para un buen descanso
es necesaria antes
una fatiga extrema;
de modo que al trabajo."
Y apenas rechistó
hasta el día siguiente.
lunes, 31 de agosto de 2009
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