lunes, 31 de enero de 2011

¿LOS MISMOS COLLARES?

Esta vez tocó turno al PSOE y reunió su convención en Zaragoza. Al calorcito del local que los resguardaba del frío intenso de este enero que ya se marcha, en coincidencia con el patrón de la ciudad del Ebro, allí estaba toda la plana mayor y la mediana. He visto algunas imágenes en televisión y en ellas se notaba similar entusiasmo que el que se había producido una semana antes en Sevilla. En realidad, no sé si el mismo entusiasmo o una convulsión interior un poquito más disimulada: No hay que olvidar que en invierno la temperatura no es la misma a orillas del Ebro que del Guadalquivir y, para qué engañarnos, ahora mismo, las aguas del Ebro bajan un poco más turbias que las del río de la Bética.

Pero en ambos casos se ha desarrollado el mismo esquema, la obra ha puesto en escena los mismos actos, el patio de butacas estaba ocupado por espectadores venidos de todos los lugares con la misma misión y con parecido entusiasmo, y los actores principales subieron a recibir los aplausos finales de representación. Para que nada fallara, los títulos de crédito, en forma de fotos o de entrevistas, respondían también a los mismos parámetros: todo había sido estupendo y el protagonista había estado formidable y merecedor del Oscar a la mejor interpretación.

Está bien que las agrupaciones se reúnan para darse ánimos y para revisar sus actuaciones; mejor que entre los próximos, en ningún sitio: son ellos los que tienen que quedar cuando lo demás falle y, además, una palmadita de ánimo mutuo siempre estimula y empuja a seguir en la actividad con entusiasmo.

En esta convención se reunían candidatos a parlamentos regionales de casi toda España. Es bueno poner en común políticas y estructurar cuadros de actividades, ahormar peculiaridades y señalar límites y prioridades. Supongo que algo de esto se habrán llevado para casa los principales representantes y espero que lo tengan en cuenta en sus programas y en sus campañas.

A un espectador normal muy poco le llega de todo esto. Casi todo parece que se ha ido en jugar a las quinielas acerca de si el líder, siempre el líder, está en condiciones o no de seguir, en ocultar los rostros que no conviene mediáticamente que aparezcan y en dar sentido de unidad y de sumisión, de lealtad y de desistimiento ante lo que viene de la boca del dirigente de turno.

¿Quién ha preparado esas ideas comunes que se supone que se llevan los líderes autonómicos y que van a respetar en sus respectivos territorios? ¿Estaban ya hechas o se han discutido en la convención? ¿Realmente se van a seguir en todos los territorios o se van a olvidar según convenga o no bailar la sardana o echarse una jota? ¿Cómo han sido elegidos esos aspirantes regionales? ¿Cuál es la dinámica de actuación dentro de las formaciones políticas? ¿Ha existido alguna opinión divergente o crítica con el líder del partido? ¿Cuáles? ¿En qué sentido? ¿Es real que todo el partido esté apiñado en torno del líder actual? Si no fuera así, ¿por qué serenamente no lo manifiestan? ¿Este apoyo incondicional al líder implica que no hay en la formación ninguna otra persona que pudiera sustituirlo sin que ardiera Troya por ello? ¿Qué esconden realmente estas adhesiones incondicionales? ¿A los medios de comunicación no les interesa otra cosa que ese morbillo asqueroso del nombre del líder? ¿Por tan bajo precio se venden a la pasta? ¿No tienen capacidad para analizar e investigar otras cosas de mayor calado? ¿Tan vagos son? ¿Es que en esta comunidad no hay lectores interesados nada más que por lo superficial y por lo morboso? Ay, los medios de comunicación; ay, las estructuras de los partidos; ay, la democracia interna de los mismos, o la falta de ella; ay, la morbosidad del ciudadano llamado normal; ay, qué comunidad esta…, y aquella…, y la de más allá.

Yo no querría ser sospechoso pues mi mirada apunta claramente hacia la izquierda, y mucho menos me apetece aparecer como equidistante, pero hay esquemas que se repiten demasiado, que presentan demasiadas similitudes, que tienen un saborcillo picante parecido, que huelen como si fueran el mismo guiso. Y a mí eso no me gusta demasiado.

Ya Platón clamaba por un gobierno de los mejores. Leo estos días a Ortega y se me vuelve aún más aristocrático en cuestiones políticas e intelectuales. No sé hasta qué nivel tienen razón. Ya pensaremos. Y diremos. Y escribiremos.

domingo, 30 de enero de 2011

TRES O CUATRO PORQUÉS

Me sucede con mucha frecuencia. No por número, que uno no anda todas las veces que quisiera metido en esos fregados, pero sí en tantos por ciento. ¿Qué te ocurre, buen hombre? Pues que tengo la impresión de que, cada vez que hay oportunidad de reflexionar acerca de un texto literario o de otro que aporte pensamiento, el personal se echa para atrás, duda y se encoge, no se anima a participar en una discusión ni aunque sea en pequeños grupos, y lo que podría abrirse y dar frutos se queda como mucho en intentona y en un déjalo estar que no merece la pena.

Me apena bastante este asunto por varias razones.

Hay una evidente aunque de no demasiada importancia, la de que a mí me va esa marcha y, en cuanto puedo, meto la directa e intento provocar el diálogo y el intercambio. Ya se sabe, para semejantes casos, remedio casero: ajo y agua.

Pero las demás, si es que son varias, que creo que sí, se me escapan, o, si las controlo, me dejan un poco negativo y criticón. ¿Por qué la gente se anima tan poco? ¿Puede ser asunto de falta de confianza? Si es por esto, ¿cuáles son las razones de esa falta de confianza? ¿Falta base de conocimientos? ¿Es asunto de carácter? ¿Tiene que ver con la falta de costumbre en estos asuntos? ¿Está este uso fuera de los tiempos y de “lo que se lleva”?

Y yo qué sé. Hay gente que hasta por escrito parece que le molesta que se opine y que se glosen pareceres y se expongan ideas y juicios; a mí mismo me cuesta cada día más enjuiciar severamente cualquier hecho, y procuro hacerlo con muchas atenuaciones y sin buscar nunca ningún enfrentamiento directo.

Pero es que el remedio termina siendo peor que la enfermedad. Sin reflexión no hay juicio, sin juicio no hay perspectivas de cambio, sin perspectivas de cambio, existen menos posibilidades de prosperar, sin posibilidades de prosperar todo se estanca y los bien instalados seguirán en su torreta sin nadie que los azuce y con los demás anestesiados y solo súbditos de la tontería y del ídolo.

Tengo la impresión de que esta parcela no opera de manera muy distinta a como lo hacen las demás de la vida. Sospecho que andamos cada vez en una velocidad de crucero en la que no aceleramos casi nunca, no siendo que nos obligue la nueva velocidad a cambiar cosas y a implicarnos en asuntos que nos rozan pero que no nos dan, que sabemos que están ahí pero que preferimos ignorar. Al menos hasta que no nos sintamos en necesidades personales. Me parece que es una muestra más -muy importante muestra- de esa soledad e inseguridad que veo acelerada en los últimos años y que nos encierra en nosotros mismos sin abrir muchas ventanas precisamente a lo que pasa por ahí fuera. Quiero decir a todo lo que nos inunda desde fuera.

Las participaciones son escasas en cuanto se trata de interpretar y de aportar visiones mínimamente razonadas, en cuanto nos toca abstraer y pasar de la descripción al concepto, en cuanto tenemos que dar el paso de lo particular a lo universal. Asunto bien distinto es la participación para hacer masa, para perdernos entre los números, para ser uno más de los de la moda, para seguir por instinto la costumbre.

No es fácil, entonces, hallar un simple rincón en el que salvarse del tedio, con unas cuantas personas dispuestas para juego del raciocinio, en medio de unas risas, que no están para nada reñidas con el juego de las ideas.

Y el tiempo va pasando, y en medio de ese tiempo todo fluye a su antojo, o casi todo.

Perdón por esta queja de un tonto inadaptado y un poco atrabiliario.

viernes, 28 de enero de 2011

"QUE YO SOY NORMAL"

Hoy tocó presentación del libro de Felipe Comendador. Este es el texto que utilicé, acompañado de las correspondientes morcillas y pausas que a mí me gustan tanto.

QUE YO SOY NORMAL

Béjar, 2011/01/28 Espacio cultural No Te Salves

Se supone que yo debería explicar, brevemente y con suficiente claridad, qué es lo que encierra este libro que hoy se presenta, tanto en la forma como en el contenido, con el fin de animaros a todos a su lectura y degustación. Cada vez me resulta más difícil entrar al comentario de cualquier texto, pues reviso mi capacidad y no encuentro apoyos suficientes como para sentar en público demasiadas ideas y, además, intentar que estas tengan urdimbre, no disparaten mucho y reflejen una estampa no muy equivocada de lo que se pregona. Al fin y al cabo, aún sigue vigente aquello del color con el que se mira y mi vocación no es precisamente la de juez, si no es conmigo mismo, que ese es otro cantar muy peliagudo. Pero vamos a ello.

Me permitiré de entrada una muy breve y sencilla reflexión filológica que me sugiere el título de la novela. Piénsese en esa palabra que lo encabeza, “Que”, y obsérvese que nos obliga sintácticamente a hacer derivar la oración de otra anterior, principal y supuesta, y que eleva el tono fónico y emocional de su significado: algo así como “Oiga, que yo soy normal”, o acaso algo así como un grito desesperado: “Pero que yo no soy un bicho raro, que yo soy normal”. Véase, además la necesidad que se ha tenido de resaltar la presencia de la primera persona, (“yo”), como reafirmación de la oposición entre esa primera persona y las otras personas; algo así como si se quisiera determinar que el único realmente normal es el que protagoniza esta historia. Y, por último, el doble valor que en castellano comporta la palabra “normal”. Su primera acepción hace referencia a aquello que se ajusta a la norma legal. Pero existe una más, acaso más utilizada en la lengua oral, que se refiere a lo más común, a lo que hace más gente, a lo más usual, tenga esto que ver o no con la norma. ¿A cuál se está refiriendo el autor, a que el protagonista se sujeta a las leyes y no las conculca, o a que él actúa como lo hace casi todo el mundo? El autor tendrá su respuesta y cada lector la suya, pero la perspectiva en la lectura cambia según se le aplique una u otra.

Esto como para abrir boca y para dar sentido o confusión al título de la novela.

En la contracubierta del libro rezan unas palabras de presentación que pueden servir tanto como las que yo aporte como aproximación certera al contenido de las casi trescientas páginas que forman el volumen. Yo me acojo a ellas y, si acaso, las gloso un poco y las interpreto según mi saber y entender. Bien veréis, por tanto, que no haréis otra cosa que perder unos minutos escuchándome, siendo así que en media página podíais haber despachado el asunto.

Leeré esas palabras: “Que soy normal puede ser perfectamente un tratado completo de filosofía intranscendente, una clase caótica de estilo literario, un ensayo mellado sobre una vida hecha, un juego entre la memoria real y la memoria inventada, un diario constrictor (como la boa aquella), un ejercicio precreativo, un drama jocoso o dos novelas cortas y un diario mal mezclado en la Turmix de casa… también puede ser nada, que ya es algo.”

Hala, como soltando bendiciones y arreglando el mundo por todas partes. Y, sin embargo, estas palabras abarcan mucho de lo que esta novela aporta y resumen muy bien los caminos por los que se debe transitar en su lectura.

La apoyatura externa desconcierta al lector menos avezado pues no hay aparente historia lineal que llevarse a los ojos ni hay héroes que venzan al destino, ni enseñanza moral clara que avive los sabores o los sepulte en agrios o amargos.

Hay un joven que recuerda sus días en Salamanca y en alguna otra ciudad estrecha y apartada, en el más simple camino biográfico; hay un enfermo que desgrana sus horas en un psiquiátrico y va dejando poso y pensamiento en un diario; y hay un claro aprendiz de novelista, El hombre Burberry´s, que ensaya un ejercicio metaliterario que viene a quedarse en solo ensayo y en fracaso.

No es difícil pensar que es el mismo personaje el que sustenta a los tres sujetos de las narraciones, y el impulso siguiente es suponer al propio autor detrás de cada uno de estos personajes. No sería lo más importante pero cada cual puede hacer el ejercicio de aproximación que quiera: no le resultará ni difícil ni equivocado seguramente.

Las tres facetas le permiten al autor formular estéticas distintas en la misma novela y, sobre todo, le facilitan la incorporación de casi cualquier material. De hecho, una buena parte de ese material ya había visto la luz en una novela inaugural de hace unos años (“El tipo de las cuatro”), y algunos de los textos de corte diarístico los conocíamos los que seguimos su blog en internet. Hay que estar preparados, por tanto, para el cambio de estilo, para el cambio de ritmo, para el cambio de propuesta formal y conceptual. No es frecuente un atrevimiento tal pero la sorpresa se somete a reacciones diferentes según el receptor que a ella se enfrente.

Es este para mí el fundamento formal más importante y novedoso de esta novela. De hecho, podemos pasar de una expresión formal y bien pautada -aunque siempre en un tono conversacional- a una expresión concisa, conceptual y reflexiva (la propia del diario), pasando por la expresión chorro y repetitiva del intento fallido de novela, muy próximo al monólogo interior. Ahí hay materia prima para saborear.

Leeré una pequeña muestra de cada uno: Estilo conversacional: Pg. 14. Estilo reflexivo, ajustado al diario: Pg. 34, 11 enero. Estilo chorro: Pg. 128-9. El comentario más detallado lo dejo para la perspicacia de cada uno de los lectores.

Pero debería dejar alguna reflexión acerca del contenido. ¿”Que yo soy normal” puede ser un tratado de filosofía intranscendente? No me importa aceptar el envite y firmar a pie de página. El personaje que moldea los tres aspectos viene a intentar demostrarnos que, a pesar de todas sus excentricidades y de toda la división y partición de su personalidad (Ya se ha señalado la existencia de al menos tres caras del personaje) los hechos de su vida obedecen a unas premisas comunes para casi todos los mortales y que él lo único que ha hecho ha sido realizarlas en otros parámetros. En su niñez y juventud, se dedicó a soñar y a dejarse llevar por los impulsos: ¿qué niño o joven no lo hace en mayor o menor medida? En otro momento de su vida intentó la creación y hasta se la planteó como método: ¿qué persona que se precie de tal no acomete en alguna medida la aventura?; en este caso, como metáfora, es el de la creación literaria y en otros muchos la del cambio de realidad personal; y en este caso resulta fallida como fallidos resultan tantos intentos en la vida.

Por fin, desde un estado de fracaso físico y mental (el manicomio), aparece la reflexión más honda, esa que aparece cuando los parámetros del tráfago de la vida han fracasado y el ser humano sensible se cuestiona los principios más generales y universales; es entonces cuando aparece formalmente el estilo epigramático del diario.

De modo que aquello que parecería un conjunto de elementos intranscendentes termina dando cobijo a un proceso vital de ecos negativos y de principios que terminan con la queja del título; algo así como el quejío del que protesta: ¡Que yo soy normal! y estos hechos que presento no son más que recuelos y posos de lo que la realidad vital me ha ido deparando.

“¿Es una clase teórica de estilo literario?” Ya se ha dejado constancia de la variedad de estilos y de las razones a las que obedece esa variedad. También se ha afirmado que esa variedad me parece uno de los principales valores de la novela. No insistiré más en ello.

“¿Y un ensayo mellado sobre una vida hecha?” Pregúntenle al autor por su edad y por el grado de autobiografismo. Y déjense llevar por la transformación de la persona en personaje, con todas las libertades literarias que conlleva tal fingimiento.

Seguramente la vida no sea más que una suma de ensayos, de intentos, casi todos fallidos. Pero, por si sirve de algo, afirmo que el mayor fracaso es precisamente no intentarlo, y que la certeza o falsedad del éxito o del fracaso dependerá siempre de los parámetros con los que sean medidos. Y a buen entendedor, pocas palabras.

“¿Y un juego entre la memoria real y la memoria inventada?” Juzguen lo que se ha dicho y no hay más que sumar.

“¿Y un diario constrictor?” Un diario, seguro. Y constrictor también pues que la vida es ancha y no cabe encerrarla en el papel. Ni falta que le hace. Menuda cárcel estrecha y encogida. Pero sirva esta obra, y tantas otras, de contraste entre la realidad multiplicada y la pobreza de la palabra que intenta aprehender la realidad.

“¿Y un ejercicio precreativo?” Claro.

“¿Y un drama jocoso con dos novelas corta y un diario?” Solo admito lo del diario, mucho menos lo de dos novelas y de ninguna manera lo de un drama jocoso. Hay mucho en el fondo de triste y de desencanto. Qué le vamos a hacer, así es la vida, aunque intentemos que la ironía nos salve.

“¿Y también puede ser nada, que ya es algo?” No, seguro que es mucho más que nada. Es la confirmación de que todo tiene unos límites mucho más modestos de lo que pensamos cuando iniciamos la vida; es la certeza de que las fuerzas y los principios nos van abandonando cuando la reflexión nos coge en ejercicio; es la evidencia de que muchas veces nos vemos avocados a expresiones vitales que nos convierten en la oveja negra del rebaño, cuando no en seres raros que nos miramos sorprendidos a la cara gritándonos sin pausa: Que yo soy normal, que yo soy normal, que yo soy normal.

Pero sabéis lo que os digo, sabes lo que te digo: que no hay nada normal, que todo es raro y único, que vivir es lo único que importa, si se vive con fuerza y con empeño. Pues llegará el fracaso, y en algún caso el éxito -que eso nunca se puede controlar y no es lo que más importa ni dura-, pero tendrá otros ojos más cercanos y podremos mirarlo sin complejos, cara a cara, como quien va a la lucha con la vida, como quien va al fracaso con la muerte.

jueves, 27 de enero de 2011

EL "JAGUAR YU" EN SUECO

EL “JAGUAR YU” EN SUECO

Es el saludo alegre de Ana Mato
“jaguar yu” si la pillan en pollera
pues no le ha dado tiempo ni siquiera
a pensar en posibles desacatos.

En el Jaguar que dicen todo el rato
que guarda su marido en la cochera
esconde los principios que exigiera
a todo el que se muestra mojigato.

No aprende de Dolores, secretaria
del PP en todas partes, con tres sueldos,
“La bien pagá” la llaman sus vicarios.

Dolores no parece solidaria,
Ana Mato no ve fácil remedio
y el PP barrerá a sus adversarios.

miércoles, 26 de enero de 2011

SONETO DE AFIRMACIÓN CELESTIAL

SONETO DE AFIRMACIÓN CELESTIAL

Dominaciones, Tronos, Querubines,
qué deliquio, Señor, cuánto tronío
si les suman su amor y poderío
Potestades, Virtudes, Serafines.

Ángeles, Principados, más afines
al ser humano, forman parecido
equipo en fuerza y semejante en brío;
los Arcángeles guardan los confines.

Es el Paraíso pura jerarquía,
estrato, condición, clase social,
ganada en la batalla día a día.

¿Cómo logrará Dios que el personal
se siente satisfecho en su butaca
disfrutando el amor, no la amenaza?

martes, 25 de enero de 2011

ALGUNAS SUGERENCIAS TURBADORAS

ALGUNAS SUGERENCIAS TURBADORAS

Estabas dibujando en un cuaderno,
destartalado y viejo, las aristas
de un paisaje
cuajado por el pulso de la tarde;
era una geometría de rasgos euclidianos.

Después te vi buscando entre las páginas
de un libro que guardaba en sus capítulos
las últimas razones
para explicar los más simples estratos
de musgos y de líquenes
que alfombraban la luz en las laderas.

Más tarde diste cuenta de un tratado
de extensa Hidrología:
explicaba con pelos y señales
la confluencia en el final del valle
de las aguas sobrantes
de planos asimétricos.

Consultaste los mapas de Botánica
para situar las plantas en el hábitat
que pidiera la actual taxonomía.

Y seguías dando vueltas al dibujo,
sin cerrar satisfecha tu visión del paisaje.

Me permití apuntarte sugerencias:
una luna en proceso, un aquelarre
de nubes en el cielo, la llegada
difusa y a tientas del crepúsculo,
la muerte como símbolo, en las piedras,
de la consumación de todo aliento,
tu presencia en escorzo sazonando
un aura y un sabor indefinidos…

Me miraste perpleja. No supiste
por qué llegaba a perturbar la calma
del paisaje que estabas dibujando.

Yo me marché contento
por haberte dejado en mis palabras
una visión reñida con la ciencia,
un destejer la urdimbre, un algo extraño
en la paleta de tu desconcierto.

lunes, 24 de enero de 2011

"ESTÁBAME YO EN MI ESTUDIO..."

La tarde se despide y va exhibiendo
su voluntad de sombras. Yo me muevo
por los pasillos lentos de mi casa,
y busco sin pensarlo mi habitación de estudio
(Aquí el estudio es afición, apego,
tendencia, inclinación y simpatía,
o sea, aplicación etimológica).
Me siento y miro a todas las paredes
que dejan solamente una ventana
con vistas al fulgor de unas voces de niños en la calle;
el resto es almacén de muchos libros,
de cuadernos, de sueños escondidos.

Es momento propicio
para desempolvar los anaqueles.

Aquí duerme conmigo la ceguera de Homero,
Platón grita y se esfuerza
por dialogar sin tino
(Me confunde a menudo
y no siempre suscribo sus ideas),
Juan de Yepes me atiza
con su íntima belleza en las narices,
Unamuno me riñe
(Yo solo le hago caso algunas veces
y le afeo sin miedo su alboroto continuo),
están Ovidio, Lorca, Shakespeare y Dostoyevski,
Borges, Marx, Garcilaso y don Antonio.

Pero no pensarás que son los únicos:
hay cientos reposando en las paredes,
miles que se mantienen
en un silencio extraño y respetuoso.
Aquí están mis amigos, que también
me convocan y suspiran
por dedicarme un rato de su tiempo.
Y estoy yo en mis papeles, en mis cosas,
en cientos de mis páginas
que repasan mi vida y mis afanes,
mi lucha desigual con las palabras.

Hoy contemplo en la paz y en el silencio
todo lo que se guarda en este espacio,
en este santuario en el que ejerzo
de único sacerdote.
Y descubro que aún el mundo es pequeño,
que todo se reduce
a una simple lección y a esta certeza:
que me faltan la fe de tu presencia
y esos ojos sencillos
que se han llevado el mundo sumiso en sus pupilas.

domingo, 23 de enero de 2011

LAS OTRAS VIOLENCIAS

Se cierra la semana con reuniones y convenciones de los partidos políticos de mayor representación, que preparan ya las próximas elecciones. Yo, como hago con frecuencia, la termino en mi viaje a Ávila para pasar el día con mis hijos y con mi nieta. Qué asuntos tan distintos y con perspectivas tan diferentes. Por el medio, unos días en los que se han hartado de hurgar en la herida de la violencia física por el hecho de que un consejero en Murcia ha sido golpeado. Parece como si se hubieran resucitado todos los demonios escondidos que, con alguna frecuencia, reviven en la historia de este país.

Hay mucha gente que no se contenta con la condena de los hechos, con el rechazo público, con recordar que el camino de la violencia no es nunca el mejor camino. No les sirve. Ni aguardan a las mínimas concreciones e investigaciones para reconocer al menos qué tendencia tienen los posibles agresores; es suficiente con que haya saltado cualquier chispa para hacer juicio, condena y anunciar la llegada del apocalipsis. Por supuesto, lo hacen los mismos que, a diario, se pasean por sus medios insultando, befando y despreciando a personas y cargos de todo tipo.

La coartada mayor, el engaño más manifiesto y la demagogia más barata está, sin embargo, en la simplificación que realizan con asunto tan importante y grave como es el de la violencia. Es tan fácil mover la conciencia de la gente normal con asuntos de violencia física…

Nadie pronuncia ni una sola palabra de los demás tipos de violencia, violencia acaso tan dolorosa, o más, que esta de la que se escandalizan. ¿Qué hay de la violencia económica, de la violencia religiosa, de la violencia sociológica o psicológica? ¿Qué se puede decir de la violencia familiar, de las imposiciones lingüísticas, de la violencia de género, de la violencia de las modas, de las violencia medioambientales…?

Las diferencias económicas, por ejemplo, ¿no preparan un clima de malestar y de enfrentamiento social? Estas, sin embargo, se tapan y hasta se encumbran de muchas maneras. Por ejemplo con un estado de orden y de disciplina social que mantiene la situación como está y conserva los privilegios para quien ya goza de ellos. Y esta es violencia que se produce cada hora de cada día, en cada esquina y en todos los territorios; no es una salida de pata de banco ni una ofuscación momentánea, no, está perfectamente planificada, tiene un ejército de servidores que cuidan de que se mantenga y de que, además, parezca que es la mejor situación posible.

Y casi todos caemos en la trampa de escandalizarnos por un acto de violencia física -condenable siempre, por otra parte- y de dejar correr el tiempo, sin mover un dedo, ante cualquiera de los otros tipos de violencia. Tan despiadados, tan planificados, tan extendidos en el espacio y en el tiempo, tan degradantes, tan inhumanos.

Mañana o cualquier otro día volverán a remover Roma con Santiago ante cualquier hecho similar a este. Los otros, los planificados y militarizados, los que protegen la injusticia con fuerzas organizadas, esos no solo no se condenarán, sino que se aplaudirán. También por la mayor parte de los que sufren sus peores consecuencias.

Quizás removiendo tanto terminen por encontrar la tumba del apóstol, ahora que ha terminado el año santo. Vaya por Dios.

sábado, 22 de enero de 2011

CONSEJOS PARA EMPEZAR EL DOMINGO

CONSEJOS PARA EMPEZAR EL DOMINGO

¿Por qué estás empeñado en que los medios
te ofrezcan la verdad? Es imposible
pues sirven a sus dueños sin remedio,
sin pudor ni conciencia que los guíe?

La Cope, Antena Tres, qué vituperio,
La Cinco, el ABC son inservibles,
El Mundo, La Razón, qué vilipendio,
VEO 7, La Gaceta, qué risibles.

Dedica la atención a tu conciencia
y al sentido común, que te producen
muchos más beneficios que mareos.

Verás tus horas limpias de miserias
y de malos humores que conducen
a la bilis y al odio en todo tiempo.

viernes, 21 de enero de 2011

AQUELLA ESTRECHA CELDA

Aquella estrecha celda en la que sonaba el clavecín acariciado por sus manos fue testigo de que se despertaban todas la sensaciones escondidas. Así lo contaba ella meses más tarde, cuando todo había terminado y los primeros paseos del otoño le habían permitido sentirse libre:

“Ella se sentía cada vez en más zozobra. No tardó mucho tiempo en levantarse la toca y en dejar al descubierto su cara y el pelo extendido y ondulante. Lo conservaba limpio y alargado, con un color oscuro y muy brillante. Se me acercó hasta rozar su silla con la mía y su cuerpo dejó sentir la alteración en la que se encontraba.
Levantó también mi toca hasta dejar mi cabeza al aire, con mi pelo más negro y atractivo que nunca. Ya casi tenía olvidada la atracción que siempre habían despertado mi pelo y mi cabeza, con los ojos estirados y mi boca de labios carnosos y perfectamente alineados.

Mi sensación, vacía de malicia, era tierna y sencilla; no adivinaba nada ni recogía otras ondas que no fueran las de agradar a la superiora, que tan bien me había acogido los primeros días, después de las extrañas experiencias que había tenido que soportar.

Sin ningún aparente aviso, colocó su mano en mi garganta, desnuda y femenina, y acarició mi espalda con la otra mano, suavemente, rozándola con lentitud en todas direcciones. Lo mismo hizo con mi garganta. La música calló y yo me dejaba hacer pensando que con ello devolvía el favor que la superiora me había hecho en el recibimiento.

Así permanecimos un buen rato. Ella parecía sentir un gran placer pues el ritmo se mantenía mientras de su boca salían suspiros y ternuras, susurros y sonidos entrecortados.

La mano que acariciaba la espalda cambió de posición y se estiró hasta rozar mis pies y mis rodillas. Ahora lo hacía con más lentitud que antes pero con una fortaleza más compacta, como si mis piernas y mis rodillas le pertenecieran y quisiera moldearlos a su antojo. De pronto, creció el ritmo mientras ascendían sus dedos por mis muslos. Mis hábitos se hinchaban, se moldeaban solos, crecían en sus texturas y perdían las fuerzas que entonces le quedaban.

Yo la miraba y aplicaba a su sentir mi desistimiento, mi presencia inocente que no sabía las causas de tanta ternura y de tanto cariño repentino. Las reglas anunciaban que la superiora podía mandar y que las hermanas obedecían. Además, me había convertido en una de sus preferidas desde el primer momento en el que traspasé los muros del convento.

Me animó a que relajara mi cuerpo, a que me abandonara a sus bondades, a que sintiera lo mucho que podía crecer el amor entre aquellas paredes y cómo la voluntad de Dios se hacía presente para bien mío y de todas las demás hermanas que llenaban las celdas. Ella era la superiora, la que personificaba la obediencia, la que regulaba la ternura, la que elegía a sus hermanas preferidas, la que mejor podría modular mi estancia en el camino hacia la voluntad divina.

Acarició mis muslos, surcó suavemente con las yemas de sus dedos mi espalda, besó mi frente, se remansó en mis ojos e hizo piel unida con mis labios durante mucho rato. Creció su agitación hasta el punto de que yo pensé en el paroxismo y me asusté; creí que andaba cercana al éxtasis o a cualquier arrobamiento. Y no me atrevía a cortar aquel arrebato de pasión, que, desde mi inocencia, no entendía muy bien a qué razones obedecía.

Cerró los ojos al cabo de muchos minutos, como si hubiera caído en un estado de semiinconsciencia, agotada en suspiros y en pálpitos. Me sujetó las manos con fuerza y me hizo postrarme en la cama de mi celda. Ella apoyó su cabeza en mis hombros y se dejó abandonar hasta el desfallecimiento.

Así estuvimos mucho rato. La campana nos sacó de la inconsciencia. Era la hora de vísperas y la capilla nos aguardaba con todas las hermanas en actitud de duda y extrañeza.

Aquellas sesiones se repitieron muchas tardes. En ellas se mezclaban la música y las manos, los suspiros y el llanto. Yo tardé mucho tiempo en entender los males de la madre. El convento era casa por la que corrían las voces y los ecos, los murmullos y muchos bisbiseos.”

Lo demás fue otra historia como tantas y la protagonista no tiene intención de dar detalles.

jueves, 20 de enero de 2011

DE VIDA LABORAL Y FUNCIONARIA

DE VIDA LABORAL Y FUNCIONARIA
(Para MC)

Mientras que nadie apriete con sus quejas
y no se den ni cuenta de que hay horas
en las que nada y nadie te molesta
porque no hay para qué y el tiempo sobra;

mientras sientas llegar la primavera
y el verano se asome cual señora
que presume de lujo y, altanera,
se va por las esquinas a deshora,

disfruta con la música y explora
las voces que te llegan de otros lares
en forma de saludo y comentarios.

Cualquier tarde te coge la modorra
y te anegas en sueños y en cantares
que te suenen a misas y rosarios.

Permite en estrambote un recetario:
no es la Administración ningún calvario.

miércoles, 19 de enero de 2011

YO SIEMPRE FUI MAYOR

YO SIEMPRE FUI MAYOR

Asomarse al fulgor de lo que brota
en los albores de la primavera
y encontrarse la rosa ya florida,
con el polen en manos de la abeja
y el sol enamorado de las hojas.

Asistir por sorpresa a una comida
con traje de domingo
y llegar a los postres y al discurso,
con la entrega de premios terminada.

Ofrecer la callada por respuesta,
por si cualquier desliz disimulara
lo inútil de la voz de la certeza,
y descubrir que todo era mentira,
recelo, prevención , desconfianza.

Yo siempre fui mayor, vértice, lanza
de una carrera estéril
por respirar los aires de la tarde
cuando apenas apuntan los rayos de la aurora;
o tal vez soy un niño en noviciado
que no toma los hábitos del tiempo
y corre y se despeña por los acantilados.

Quién sabe: cuánta duda, qué condena.
NADA VALE EN SÍ MISMO, SOLO CUESTA

Es esa obsolescencia, programada
por quien tiene la fuerza a su servicio,
la que nos marca el tiempo de las cosas,
sus usos, sus perfiles, sus miserias.

Nada vale en sí mismo, solo cuesta,
necesita decir adiós con prisas
cuando marca su ruina otro producto,
cuando empuja su faz otra apariencia,
cuando señala y dicta el juez supremo.

Hoy todo objeto se resuelve en rosa:
nace con la corona renovada,
reina en sus atributos por un día,
hace mutis sin orden ni agasajos,
certifica las leyes del comercio,
se pierde, se diluye, se hace nada
y vuelve a ser producto del producto,
número entre los números del ábaco,
ilusión de ilusiones, mar de olvido.

lunes, 17 de enero de 2011

COMO EN CUALQUIER ESQUINA

A la hora del mediodía me encontraba paseando por los alrededores de lo que popularmente se conoce en Salamanca como la Puerta de Zamora. Había terminado los encargos que me habían llevado a la capital y aguardaba la llegada de otras personas que habían viajado conmigo. La temperatura resultaba agradable y hasta ganas me habían dado de quitarme el abrigo: quién lo diría, mediados de enero y Salamanca. La gente bullía de un lado para otro y los coches no dejaban ni un solo espacio libre. Yo caminaba despacio y me hacía largos lentos de una acera a otra. Y pensaba en la cantidad de variables que hay que ajustar para que la convivencia nos permita sencillamente sobrevivir.

En un momento determinado me llamó la atención JM, compañero en las tareas docentes, él desde la inspección educativa. Charlamos tan solo unos momentos. Me comparaba con Unamuno paseando y pensando en lo humano y en lo divino. Lo cierto es que contemplaba y pensaba, pensaba y contemplaba. Esta vez JM lo clavaba.

La gente, como epidemia que dura todo el año -y en aquel lugar todas las horas- pasaba sin pararse, buscaba cada uno su camino y no molestaba a los que caminaban a su lado. ¿Cuántos proyectos de vida se mezclaban en tan poco espacio? ¿Cuántos roces se escondían en la apacibilidad del lugar sin que salieran de su escondrijo ni provocaran ningún altercado aparente?

Su expresión física tan diferente, su ritmo variado, su faz y sus vestidos, su soledad o su compañía, su horario y sus premisas, sus ilusiones varias, sus medidas del tiempo, sus edades, sus anclajes al mundo, su visión de la vida, su respirar con fuerzas o el dejarse llevar por el instinto, sus miradas furtivas o sus ojos al viento… La vida se paseaba en el instante y en aquel altozano que mira hacia la Plaza en una riada humana interminable.

Me dio tiempo también a mirar los lugares tan diversos, expresión bien visible de ese caos aparente en el que se mantiene la débil convivencia. Una iglesia redonda a cuya puerta mendigaba una anciana y una devota iba descargando su conciencia con una limosna, una rotonda extensa que distribuye vehículos en todas direcciones, un puesto de periódicos, estrecho escaparate de flases de la vida, algún bar con fumadores mirando a los que pasan, comercios en rebajas, en eternas rebajas, que se extinguen sin entender que el suyo es un morir a plazos y una muerte anunciada, un puesto de quinielas en el que mucha gente se duerme en el empeño irracional de salir de su estado de miseria, terapias imposibles (hoy todo sirve como prefijo de terapia, pues que todo cura si uno cree que se cura del mal de la inseguridad en el que nos movemos), anuncios de bufetes de abogados para cualquier pelea, pues todo se discute si se paga al contado la minuta, más anuncios de cierre de comercios, alguna sede abierta de instituciones públicas, las sedes de los bancos que no faltan… Y todo desde el alza de las aceras, que semejan las primeras gradas de un coso en el que corre el tiempo en cada coche, en filas ordenadas al compás del color de los semáforos…

Qué corto aquel espacio y aquel tiempo. Cuánta variable junta. Se había armado la paz en apariencia. La guerra -quién lo sabe- tal vez iba por dentro.

domingo, 16 de enero de 2011

QUE QUIERO CONVIVIR CON ESE OLVIDO

QUE QUIERO CONVIVIR CON ESE OLVIDO

La balada del humo por tus ojos,
transparentes y límpidos, me acerca
a una sesión fatal de sincretismo
y me regala un guiño de aventura
viajando hasta el confín del más alegre sueño.

Cada tarde observaba mi abandono
y mi muerte segura en estación confusa
como muere el olor de cualquier rosa
entre los dulces pliegues de algún cuello
que lucha y que perece
en el fragor perdido de cualquier batalla.

Hoy me ha vuelto la flor de tu sonrisa
como un río de espuma navegable,
como un canto de olas en un playa inútil, solitaria,
que rompen sin sentido contra el acantilado
o dejan sus murmullos inservibles
besando las arenas que duermen en la orilla.

Y juro que me pierdo entre tus humos
y entre la luz febril de tu sonrisa,
que no quiero buscarme ni encontrarme,
que quiero convivir con ese olvido,
que quiero que tu boca me proteja
y acepte sin preguntas mi presencia.

sábado, 15 de enero de 2011

AUNQUE NO SE ME ENTIENDA

Mi nueva situación me permite distribuir el tiempo un poco más a mi manera. Solo un poco pues aparecen obligaciones por todas partes. O yo me las busco, que tal vez también eso sea muy cierto.

A eso del mediodía acostumbro dar un paseo por el parque municipal. Es estupendo algo tan sencillo como estirar las piernas, inundarse de sol o de viento y ojear la sociología que se mueve por ese jardín público. Ayer mismo lo hacía al amparo de ese solecito de enero que empieza a dar un poco de confianza y que abre un poco el camino de los ánimos, en espera de mejores tiempos, de días más largos y de paseos más extensos.

Alguna ocupación me llevó a la calle Mayor y, en una de sus tiendas papelería, vi expuestos los periódicos del día. Enseguida me llamó la atención uno de ellos por el titular, que, más o menos, decía así:”En las principales poblaciones de la provincia repetirán los mismos candidatos en los dos partidos principales”. Se refería a las ya próximas elecciones.

Tuve ocasión de mirar las páginas interiores en un local próximo. Se glosaba en ellas la noticia de la portada. Me interesé por lo que se decía de Béjar y leí que el PSOE presentará a Cipriano González como cabeza de lista a las próximas elecciones municipales y que el PP hará lo mismo con Alejo Riñones. Me quedé muy sorprendido. ¿Mucho? Desde la lógica, mucho; desde la realidad cotidiana, no tanto. ¿Por qué?

No tengo ni idea de cómo funcionan los mecanismos internos del PP a la hora de seleccionar a sus candidatos. De esa parte solo me importa que sean lo más democráticos y participativos posible, por lo que todos nos jugamos. Pero es que, de la parte del PSOE, me importan, además de su actuación participativa y democrática, sus ideas sociales pues yo comparto muchas variables. Vamos, que estoy más interesado si cabe en que su actividad sea más fluida y más comunicativa.

No puedo dar noticias de cómo se ha actuado en el PP, pero sí puedo dar fe de que en el PSOE no se ha contado, hasta el momento, con su militancia. Y parece lógico que, aparte minucias estatutarias, que bien pueden dormir en el cubo de la basura y que yo no conozco en la literalidad, el camino se ande en la dirección más correcta. La dirección buena indica, desde el sentido común, que debe ser la dirección de cada agrupación la que favorezca el clima de participación de todos los componentes, que sean estos, en ese clima abierto y favorable, los que elijan a sus candidatos cabecera de cartel, y que, entre todos, busquen los mejores acompañantes para sus listas. Los comités de listas provinciales o regionales solo tendrían que ratificar administrativamente lo que en las bases se haya elegido. A partir de ahí, todos a trabajar por los ideales comunes, que son los que tendrían que importar, más que las personas que los concretan y que los hacen visibles, aunque estas deberían ser siempre las mejores y las más valiosas.

Faltan muy pocos meses para las nuevas elecciones y -sigo hablando del PSOE-, a día de hoy, todo sigue en calma chicha, en stand by, en silencio o en pequeño corrillo, al menos que yo sepa. Y los periódicos ya lo dan todo por hecho. Y, repito, apenas queda tiempo para nada.

¿Qué puede hacer un grupo que no se dinamiza y que no se abre a la participación, que acumula su actividad sobre todo en la acción de gobierno, sin tener en cuenta que la vida es mucho más amplia que esa función, y que hay muchas más personas de las que se podría pedir mucho más?

No soy precisamente el mayor defensor de la prensa provincial, pero tampoco creo que todo se lo inventen. Quiero decir que, aunque anuncien como hecho lo que tal vez no esté del todo atado, seguro que el río ya ha mostrado el color de sus aguas y ha producido algún ruido como señal de que realmente lleva esas aguas por sus cauces.

No tengo ninguna información de nadie que tenga intenciones de presentarse como impulsor de ninguna candidatura en el PSOE. Y yo mucho menos, por supuesto. No hablo aquí de personas sino de métodos, de formas de actuar. Y de las consecuencias negativas que pueden acarrear, que no se adivinan precisamente muy positivas.

Tampoco me interesa condenar a nadie porque no estoy en las intenciones de ninguna persona, y para mí las intenciones son fundamentales y pueden hacer olvidar cualquier fallo. Pero es que esto se repite con demasiada frecuencia. Y no es bueno, no, no es bueno.

También sé que es frase muy manida aquella de que “los trapos sucios se lavan en casa”. Ya, y, mientras tanto, todo sigue en el mismo plano y a la misma velocidad, todo se deja a la inercia y, cuando no hay más remedio ni tiempo, se cumple con la formalidad para que todo siga lo mismo, con la fuerza de la inercia y con los mismos puntales sosteniendo el puente. Y ya de los niveles de candidaturas y de elecciones regionales ni siquiera abro el tarro de las esencias.

Me interesa la reflexión para cualquier agrupación, pero miro sobre todo a la de Béjar. Creo además que hay gente que no perdería nada con esa apertura; más bien estoy seguro de que apuntalaría su situación y su confianza en la actividad que lleva a cabo. Y, si no fuera así, tampoco pasaría nada. Que la vida es mucho más amplia y variada que todo eso.

Hoy pasearé de nuevo otro ratito por el parque de Béjar. ¿Habrá noticias frescas?

jueves, 13 de enero de 2011

SONETO PARA LA CUESTA DE ENERO

SONETO PARA LA CUESTA DE ENERO

Si tienes algún euro en el bolsillo
y sientes mal olor en la nariz,
no lo entregues ni ofrezcas sus servicios
a Rato o a la cruel Caja Madrid.

Son las Cajas el mantra y el rodillo
de una engañosa forma de vivir :
ilusionan al tonto con sencillos
propósitos para un mundo feliz.

Luego llegan los cobros de hipotecas,
los plazos, las urgencias, los embargos,
y nada se parece a lo que fue.

Coge el euro y gástatelo en cenas,
manda al difuso limbo los impagos
y tómate a los postres un café.

miércoles, 12 de enero de 2011

SONETÍN MONORRIMO Y ASONANTE

SONETÍN MONORRIMO Y ASONANTE

Si he de acoger la luz que me da enero
y he de ocultar el frío mañanero
hasta sentir lo tibio que en febrero
me llevará a la charla y al paseo;

si cada día el sol es un lucero
que me despierta cuando menos quiero
y marzo, abril y mayo, y junio luego
me han de dar el calor, el ansia, el fuego,

¿a agosto y a septiembre qué les dejo
si no es pintar de negro mi pellejo
con los rayos ardientes de sus cielos?

Vendrán noviembre, octubre y su cortejo
anunciando a diciembre, postrimero
de un año resumido en un soneto.

martes, 11 de enero de 2011

LA FUERZA POR LA BOCA

A veces pasan cosas: sale el sol, termina la borrasca, los días ensanchan, las nubes se levantan… Y, a veces, algunas de esas cosas marcan una mella un poquito más honda en el palo donde van quedando las muescas de los días normales.

Ayer se produjo un comunicado de la banda ETA en la que hablan de un “alto el fuego permanente y de carácter general que puede ser verificado por la comunidad internacional”. Prácticamente todas las lecturas que conozco y sus interpretaciones apuntan a la insuficiencia de la propuesta y a la necesidad de no dar crédito bastante a sus palabras.

No quiero anotar mi lectura porque, en buena medida, coincide con el genérico. Me interesa un poco más observar la intensidad de esas reacciones.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde el último comunicado en el que esa banda terrorista anunciaba también el cese de las acciones. Sí sé que era en buen tiempo, que yo estaba poniendo notas y que paré para ir a comprar unos bombones y festejarlo con quien quiso acompañarme. Tampoco todos los que por allí estaban lo hicieron con el mismo entusiasmo, ni mucho menos. Yo sí me puse muy contento. Después ha pasado todo lo que ha pasado y estamos donde estamos.

Quiero seguir creyendo, aunque lo hago a regañadientes, que todos pensamos de la misma manera respecto de esta banda, o sea, que sus métodos son de todo punto condenables y que el rechazo tiene que ser absoluto. Lo hago a regañadientes porque no tengo más que abrir páginas, sobre todo digitales, para observar que una parte de la sociedad española, sobre todo la que se cobija bajo el paraguas de la derecha (adjetivada e intensificada como se quiera), se pasa el día afirmando que el Gobierno actúa en connivencia con ETA. Esto que, si tuviera algún viso de realidad, tendría un castigo altísimo, bien para los conniventes o bien para los acusadores falsos, en este país se puede escuchar en todas las esquinas, como se oyen los golpes de las gotas de lluvia en el suelo: no pasa nada y el agüilla va calando, hasta que un día nos encontremos mojados y con catarro de verdad. Algunos hasta hacen bandera pública de ello y convocan manifestaciones, que se llenan de exaltados. De modo que aquello de a regañadientes parece que tiene alguna justificación.

Pero, si pudiéramos o pudiésemos, digo, es un decir, dar por sentado esto, tal vez sería conveniente mirar con más sosiego y con más calma, ordenar el proceso para buscar los mejores fines y tener la mirada alta para ver el horizonte, desde el que viene el sol y vienen también las tormentas.

Tengo la impresión de que ahora interesa exigir algo más que lo que interesaba hace algún tiempo. Quiero decir que ahora se proclama la desaparición de ETA a fuego lento, en pira pública, con descuartizamiento minucioso de cada uno de sus componentes, con capuchón de reo y paseo en borrico por todas las calles, con música acusadora y en festejo público.

Y así no vamos bien, no vamos bien, no vamos bien.

Corremos el peligro de caer en peores errores que los que tratamos de eliminar. El último fin de cualquier pena es el de la reintegración del condenado en la comunidad, no el del escarnio público ni el de la vejación, entre otras cosas, para no azuzar la reacción del que se siente acorralado y débil.

Nadie ha dicho que ninguno de estos reos no sea culpable de sus hechos, nadie ha actuado en contra de que se cumplan los preceptos legales, ahora mismo se sigue deteniendo a más terroristas que nunca, la ley sigue su curso y la justicia actúa cada día. ¿Qué quiere esa tropa de exaltados, una pira en la Cibeles, o simplemente el linchamiento? La historia de cada día y la otra Historia, con mayúsculas, está llena de ejemplos en los que los individuos llegan a acuerdos desde la buena voluntad y desde la cesión del más fuerte; cualquier hora de nuestra vida particular y de la vida en comunidad nos lo ilustra, con la única exigencia de estar alfabetizados y de no actuar por impulsos descontrolados.

Sé muy bien que los afectados de forma más directa necesitan comprensión y afecto. Pero sé también que en nuestras sociedades, por suerte, no son los individuos los que dictan leyes para cada uno de ellos sino que es la colectividad la que nos libra de los deseos individuales y son los jueces los que, lejos de la calentura personal, interpretan esos preceptos.

Es muy fácil enfurecer a las masas, sobre todo si con ello conseguimos mayor audiencia y mejor cuenta de resultados. Otra vez el dinero. Y otra vez los medios. Coño.

Ah, y estoy casi convencido de que todos estos vociferantes se doblegarían con más facilidad a excesos si fueran de otro tipo y les favorecieran en sus ideas.

"DADME UN PUNTO DE APOYO"

Escuchaba ayer mismo en boca de una anciana de ciento cinco años (esta edad merece ser esculpida con letras) un resumen de vida y de comportamiento sencillísimo. Era este: “Poca cama, poco plato y mucho zapato”. Hala, así, y se quedó tan ancha y tan fresca. Ciento cinco años la contemplan y, por la energía que mostraba, aún le quedan unos cuantos para gastar zapato y para dejar constancia de sus fuerzas.

Cualquiera le rebate a esta vigorosa mujer el argumento de la experiencia. A ella le ha dado un resultado extraordinario. A la vista está.

No creo demasiado en cualquier frase lapidaria porque puede encerrar fórmulas para darle esquinazo a la verdad y a la vida. Creo, además, que muchas se han utilizado para engañar la conciencia de muchas personas y para explotarlas desde esa conciencia semidormida. Pero hay otras muchas que vienen a recordarnos que tal vez la vida no sea tan complicada como nosotros queremos hacerla y que hay algunos principios que tendrían que estar colgados siempre en la entrada de nuestras conciencias y de nuestros lugares públicos y privados.

Y esta de la venerable anciana, que viene a recoger lo que ha ido acumulando la sabiduría popular, no me parece precisamente mala.

Sus implicaciones son de todo tipo, aunque aparentemente todo apunte solo a los criterios físicos.

Porque dormir poco acarrea entender que la vida es sobre todo para andar activos, para estar despiertos, para concederle al descanso solo lo necesario y nada más, para no darnos al abandono corporal, para comernos las horas y los minutos mandando sobre nosotros mismos.

Porque poco plato supone replantear todo el sistema de vida en el que nos movemos y nos hacen caminar, desde la publicidad a los medios de comunicación, desde las teorías económicas y de producción hasta los calendarios, desde las fiestas hasta las rebajas, desde los gimnasios hasta todas las industrias de perfumes y de moldeados corporales, desde los horarios hasta todo el mundo de apariencias.

Porque mucho zapato supone darle marcha al cuerpo, entender que los espacios cuentan mucho más que lo que puede parecer, que tenemos que descubrir el valor de permanencia de lo que nos rodea, que la vida es un juego de gastos y de acumulaciones y, sin un equilibrio, los almacenes se desequilibran; que ampliar los espacios supone entrar en contacto con otras posibilidades físicas diferentes; que el sedentarismo (aquí cabe todo el cambio de modos y de costumbres) tiene otros peligros que no son solo físicos, por ejemplo el hecho de dejarnos llevar por todo lo que nos llega al sillón desde los medios, mientras nosotros nos dejamos llevar sin oponer ninguna resistencia; que la función realmente crea el órgano; que nuestro nuevo estilo de vida nos ha llevado a estar más juntos que nunca pero tal vez menos acompañados también que en ninguna otra ocasión…

Creo que a este resumen le falta algo importante que tutela y que empuja a estos elementos físicos anteriores. Me parece que todo se multiplica y se sostiene mejor si está planeado para la consecución de algún fin en el que se crea y para el que se guarde algún tipo de ilusión. Tal fin puede ser de cualquier clase, con tal de que nos mantenga en orden y con las ganas suficientes para seguir dándole vueltas a la vida. Ahí cada cual puede poner elementos de tipo religioso, político, social, familiar, económico. Todos valen para fortalecernos, aunque no creo que de la misma manera ni con la misma fuerza.

No es casualidad que la señora citada, ¡de ciento cinco años!, haya llegado al centenar ayudando a organizaciones y dando energías a los demás, repartiendo esfuerzos y sonrisas, dando esquinazo a los malos tragos de la vida.

El viejo principio de “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo” no solo tiene aplicaciones físicas. A las pruebas me remito.

domingo, 9 de enero de 2011

ESE TENSO SILENCIO

De vez en cuando me pregunto por los mecanismos que nos permiten contener nuestros impulsos ante las injusticias continuas que se producen a nuestro alrededor. Porque no existe relación lógica entre los hechos que se producen y las iniciativas que tomamos ante ellas.

Es verdad que hay personas que desproporcionan esa relación por el exceso de responder en demasía ante lo que podrían fácilmente contenerse, pero me parece que es mucho más frecuente el hecho de reprimirse y de no actuar ante tanta desmesura y ante tanta desigualdad como se genera a cada momento.

Si el mundo se moviera por los impulsos, emotivos o lógicos (también pueden ser lógicos si se producen al final de una reflexión), que piden tanto el cuerpo como el sentido primero, esto no tendría paz ni por asomo. De esta manera, sin embargo, el abuso sigue y sigue, con escaso pudor para frenarlo y reprimirlo.

Valga el ejemplo de este país. Hay en este momento más de cuatro millones de parados y no hay revuelta social que exteriorice la desazón y el descontento. ¿Qué pasa? ¿Cuáles son las razones? En otros lugares, por supuesto, los descalabros y los atropellos son aún mucho más evidentes. Y si no, un paseíto por la geografía africana y a contar.

Seguro que, como sucede siempre, la causalidad es múltiple y las reducciones exageradas no son más que eso.

Pienso para nuestro país en elementos de tipo religioso y no sabría decir ni si aquietan a demasiadas personas ni si eso es bueno o malo, aunque tengo para mí que su influencia no es pequeña. En este asunto, la religión también creo que funciona como opio del pueblo, con todas las consecuencias y anestesiantes propios de todas las teorías religiosas. La historia me parece que se ha conformado en buena parte con la relación de proximidad entre el poder civil y el religioso y con la aquiescencia de los elementos religiosos para calmar a las comunidades en sus desigualdades y en sus injusticias.

Observo con curiosidad que, en estos momentos, momentos de gobierno de la teórica izquierda, son los medios de la derecha (¿cuántos quedan que no lo sean?), más próximos a la estructura de la religión, o sea, a la Iglesia, los que más incitan directamente a la rebelión cívica, y no sé si a la otra también. Qué revelador me parece. Pero no sé si también llegan tarde estos medios de masas cuando se dedican con todas sus energías y sus cuentas de resultados a crear una escala de valores en los individuos que en poco mira más allá del momento presente, ni hacia el pasado ni hacia el porvenir. Me parece que, ahora, puede más el susto y el no saber qué hacer que no la reflexión, la organización y la actuación racional y a largo plazo.

Y por ponerle un puntito positivo, acaso, una vez más, no sea lo mismo la opinión pública que la opinión publicada. Según esta última, andamos en medio del fin del mundo, nada tiene remedio y el apocalipsis se puede haber pasado de moda con lo que está sucediendo. La culpa, según esa opinión publicada, ya sabemos que recae toda ella en la cabeza de unos cuantos dirigentes que tienen rabo, que no alcanzan el uso de razón y que todo lo que hacen lo realizan poco menos que siguiendo la consigna del maligno. Sin embargo, la opinión pública tal vez piensa que el mejor análisis tal vez no sea ese y que la culpa acaso ande repartida entre todos, también entre aquellos que se esfuerzan en anunciar el fin del mundo cada día.

Estas, y muchas más, tal vez sean algunas de las razones que soporten la situación actual, tan compleja y tan aparentemente desequilibrada. En todo caso, necesitamos como agua de mayo que alguien ponga cabeza para que no nos la rompamos todos, que la sociedad civil sea mucho más fuerte que lo que lo es, que seamos capaces de presentar un esquema con perspectivas de futuro, que tengamos algo de idea de por qué y para qué hacemos las cosas, que los esfuerzos que se nos pidan tengan un propósito final que podamos compartir, que nuestras conciencias asuman la tarea individual y colectiva de participar y azuzar las conciencias, que el tiempo pasado y el futuro vuelvan a tener sentido, que nos compren a todos gafas de largo alcance para que podamos ver los árboles pero también el bosque, que…

Dicen que el año que empieza no presenta buenos horizontes. Ahí hay tarea.

sábado, 8 de enero de 2011

HOY TODO FUE TORRENTE EN LAS LADERAS





Hoy el cuerpo me pide repetirme, volver al aire puro de los montes, pensar (es lo mismo que penar sin el silbido de la ese; e igual que pesar, su pareja en el doblete, porque pensar no es más que pesar y sopesar) que el mal trago de la noche, con mi cuerpo algo chungo, se ha quedado en el tiempo del olvido, sentirme otra vez alto, verme de otra manera.

Y es que hoy volví con Manolo y con Jesús a echarme al campo. El día pintaba gris y amenazaba lluvia. Pero nosotros, a estas alturas del partido, tenemos vara alta en los muñidores de los tiempos atmosféricos (el acceso a los de los otros tiempos aún nos queda lejos, pero andamos en ello y cualquier día…) y siempre pedimos habitación propicia para andar y hollar los caminos con cierta tranquilidad y con la confianza de quien parece que menudea por sus propiedades. De modo que el cielo se contuvo, tranquilizó sus nubes, las fijó allá en lo alto y quiso que nos contemplara subiendo en automóvil hacia Candelario, con la sierra allá arriba, escondida en su nieve y en sus densos nublados. Poca nieve y además escondida: solo el lomo más alto conserva el color blanco y este año son ya al menos tres veces las que se ha venido con nosotros, monte abajo, río abajo, valle abajo, horizonte abajo, camino de su mar y de nuestro olvido. Y tres veces son muchas para tanto torrente y para tanto blanco convertido en espuma y en líquido elemento. Es como si esta vez no quisiera quedarse en sus alturas, contemplándonos libre durante el largo invierno, guardándonos la espalda contra las largas tardes del estío, dando envidia a los cielos y celebrando siempre esa orgía de contrastes nocturnos y de fuentes regando los sudores cuando el calor se ensaña y la derrite. Todo esto en el invierno (nada que ver con infierno). Qué osadía, qué ganas de dar guerra, qué bárbaros deseos.

La nieve, ya se sabe, se desploma en las fuentes, en los raudos regatos, en las limpias y claras torrenteras, en los ríos incipientes y ya con barbas blancas, en los huecos estrechos de las peñas, en la más encogida y humilde regadera, en los canalillos que se pierden en los prados, en las grietas hundidas en la tierra, en los sitios más íntimos y en los lugares claros y visibles.

Todo el camino fue una torrentera, todo fue a toda prisa, todo descenso en rápidos torrentes. Sólo la presa grande de Navamuño recogía en su regazo las aguas que le daban sus laderas y que el río Cuerpo de Hombre le prestaba por unos fríos meses.
Aún tiene vientre amplio nuestra presa y quiere que lo llenen con las aguas los senos escondidos de las sierras. Cabe, cabe más agua; dádmela sin descanso, parecía decir mientras la contemplábamos camino del collado y de otro valle.

El otro valle era como vecino nuestro, nuestro amigo, un conocido de muchas mañanas de sábado y paseo. Era el valle de Hervás, hoy también gris y fresco, con su Pinajarro dentro de la niebla y su sierra de Honduras ocultando las cumbres y mostrando sin pudor ni recato sus laderas, pedregosas y atentas al mandato del cielo. Bajamos por el valle, paramos a asustarnos con las aguas, bravías y furiosas, del regato Balozano (quizá ninguna vez tan grande ni tan impetuoso), subimos por caminos hoy maltrechos por efectos de lluvias de otros días, ascendimos al cielo de las pistas, vimos siempre regatos llenos de agua, cauces rápidos del ansia de la nieve por bajar hasta el valle, cascadas como nunca en los parajes, vientos acompañando sus caminos, el horizonte amplio del oeste, los pueblos en el valle, los cerezos guardando el tiempo exacto que le pide la tierra antes de dar sus frutos allá en junio, dos pantanos manchando las llanuras lejanas…

Y nosotros en medio, comiendo las viandas en cualquier merendero, dando frente a los aires, meciéndonos al son del viento de la sierra, pisando siempre agua, sintiéndonos un poco como el agua, mojándonos los pies y otras prendas con la marea de las cascadas, dando vueltas a tres o cuatro ideas con la herramienta alegre de la conversación, sintiéndonos de nuevo poca cosa en medio de la fuerza de la naturaleza, volviendo en procesión ladera abajo, procurando la bonanza en la llanura, volviendo satisfechos hacia casa, pensando nuevamente que hay placeres que cuesta poco esfuerzo conseguirlos. Y siempre con la fotos de Jesús y Manolo, que parece que quieren llevarse en su mochila los mejores paisajes. Ellos saben que van a volver pronto y el campo los espera, pero son impacientes y se lo llevan todo.

Todo quedó en su sitio; solo nosotros tres volvimos a buscar de nuevo el aire y la palabra en las aceras.

Cuando llegamos a Béjar, el cielo amenazaba otra vez lluvia. Nosotros habíamos dado orden de reposo solo para las horas que ocupan la mañana.
N.B. Fotos de Manolo Casadiego. Gracias.

jueves, 6 de enero de 2011

EL CIGARRO COMO PRETEXTO

Durante estos días se machaca a la opinión con comentarios acerca de la bondad o la maldad de la nueva norma que prohíbe fumar en casi todos los locales. Todas las noticias se sitúan en un tiempo que les da consistencia o que las envía directamente al cesto de los papeles. De tal manera que, una vez más, se demuestra que la noticia es el medio y no su contenido. En cuanto pasen estos tres próximos días y vuelva la actividad llamada política, que encoge al resto de la realidad porque se ajusta mejor al formato de los medios, este asunto pasará a segundo plano y nos tendremos que enfrentar a lo que ellos quieran, según convenga a sus intereses.

A pesar de todo, esta noticia a mí sí me parece de alcance, y, como tantas veces, no por el texto en sí sino por lo que simboliza. Hay cosas que crecen en la periferia del bosque y que no nos deberían hurtar la mirada y la visión de lo que se guarda en el corazón del mismo. Cada cual tiene su situación personal de fumador o de no fumador, o hasta de fumador pasivo, que no es poca cosa; en todos los países se tiende a ser cada vez más restrictivo en este asunto del tabaco: no parece lógico pues que, si se promulga una nueva ley, se ponga uno en la cola del pelotón o en el medio de él sino a la cabeza, para tener adelantado tiempo y para que la ley valga para mucho tiempo; tampoco parece que haya que andar dándole muchas vueltas al asunto de los perjuicios que el producto causa; situar la discusión en los niveles barriobajeros que uno cree observar en ciertos medios -en los más escorados a la derecha sobre todo- tampoco merece mucho la pena; escuchar públicamente incitaciones a la sumisión ante las leyes tampoco parece lo más indicado -en este país se incita a la rebelión desde los medios públicos cada dos por tres y nunca pasa nada: hasta que pase-; en fin…

A mí me llama mucho más la atención el hecho de que, también en esta ley, se juega con el concepto de libertad, en este caso, de la libertad para fumar y de la libertad para no fumar.

Ayer mismo afirmaba que resulta dificilísimo definir qué es eso de la libertad. Y no solo en la teoría sino sobre todo en la práctica. Vuelvo a preguntarme si es posible imaginar siquiera el concepto de libertad como algo absoluto en el individuo considerado como tal. Y mis resultados son rotundamente negativos. Siguen siéndolo.

Ya me gustaría, pero me parece imposible de toda imposibilidad tanto en la teoría como en la práctica. ¿Qué es eso de un ser humano solo y único? ¿Dónde está? ¿Cómo se realiza? ¿Qué derechos tiene que no influyan en los demás? Ya he dicho más de una vez que el ser humano no es él más sus circunstancias, como decía Ortega. Tengo para mí que el ser humano es exactamente la suma de sus circunstancias. Pero es que la práctica apabulla y, desde la mañana a la noche, se muestra como una red de relaciones plurales y difíciles entre individuos. De modo que la libertad, si hay tal, se alcanza desde la pluralidad, tiene que nacer y crecer en la pluralidad y solo desde ella podremos intentar que revierta en la individualidad.

Todo esto es lo que justifica la existencia de los códigos. Quiero decir los positivos, porque todo aquello que se ancla en el derecho natural se me escapa y corre el peligro de deshumanizarme y de dejarme a la intemperie, al azar y al antojo del fuerte y del poderoso. Y eso me da más miedo.

La sabiduría popular lo ha resumido a su manera con aquel “tus derechos terminan donde empiezan los de los demás”.

Como ahogarse también en esa colectividad, sin oportunidad para que cada cual ponga su grano de arena y para que organice ilusoriamente un poco su vida personal, el ser humano individual también quedaría reducidísimo, la existencia de esos códigos positivos tienen que tener como fin primordial precisamente el de salvaguardar las posibilidades de cada uno para que nadie se desenganche de la vida y de su propio proyecto de vida.

En ese terreno extraño nos tenemos que mover, en los medios de un albero en el que un morlaco cinqueño nos acosa y nos enseña los cuernos de la muerte. Vamos a torear con tino, con templanza, con quietud, con ánimo y compartiendo aplausos, sin arrimarnos demasiado al morlaco porque nos puede empitonar, pero dejando también que el que quiera se fume su purito, al menos el día de la fiesta del pueblo. O sea, lo de siempre, un poquito de sentido común y de buena voluntad. Por parte de los del tendido del siete, que fuman pero que tienen el futuro legal y sanitario un poco más negro cada día, pero también por el lado de los que se sientan en los tendidos del cuatro, que acaso estén llamando demasiado la atención. Vale.

miércoles, 5 de enero de 2011

¿IDEOLOGÍAS? SÍ, GRACIAS, A PESAR DE TODO

Pues eso, que quiero decir algo más acerca del asunto este de la ideologías.

Porque si las ideologías tienen algún peligro, lo será por la articulación de alguna de ellas, no porque su existencia sea negativa ni nos lleve sin remedio a la eliminación del contrario. De hecho, a muy grandes rasgos, podemos trazar, para la Historia, un camino que nos lleva, desde el caos primigenio, a los mitos, a la religión, al descubrimiento del ser humano como centro de atención, a la elaboración de la razón, a la filosofía, a las ideologías y a su aplicación. Es un resumen brevísimo del desarrollo de la Prehistoria y de la Historia pero creo que bastante cercano a la verdad.

Las primeras culturas siempre nos hablan, bajo una forma u otra, del caos. Ovidio lo recoge, quizás mejor que nadie, en sus Metamorfosis. Los dioses se atreven a ordenar ese caos, siempre a su favor, claro, y dan pie a los mitos para el consuelo del ser humano. Toda la primera parte de la vieja cultura clásica griega se apoya en este esquema. La segunda parte de esta cultura, sobre todo con sus filósofos -cuidado que acaso también dan miedo-, da paso a ese intento de unificación de todo bajo la mirada del dios único. Ahí están las religiones del Libro para dar fe de ello. Y así anduvimos por estos occidentes durante muchos siglos. En algún momento, un grupito de valientes tuvo la osadía de mirarse a sí mismo y de decir aquí estamos nosotros, con un poquito de cabeza y de sentido común, con capacidad para organizar esas ideas y para moldear un sistema de vida. Se pasó entonces de la teología a la filosofía, aunque muy tímidamente, se abrió la ventana de la modernidad (SS XV y XVI) y aparecieron los primeros sistemas que pueden ser llamados realmente filosóficos, y, sobre todo, humanos y humanísticos. Ya tenemos las filosofías en marcha. Solo nos queda dar un pasito más para intentar dar aplicación a esa suma trabada de ideas.

Eso y no otra cosa es una ideología. Y como las ideologías se aplican sobre la realidad, aparecen las formaciones humanas encargadas de ponerlas en práctica, es decir, las formaciones sociales y políticas. Son las diversas concepciones teóricas, es decir, las diversas filosofías e ideologías, las que dan lugar también a la diversidad de organizaciones que podemos describir en nuestras comunidades.

Y ahí andamos, dándole vueltas al asunto, tratando de mejorarlas y de darles aplicaciones más positivas para las sociedades. Que las aplicaciones no son buenas, pues a mejorarlas; que las teorías no están bien construidas, pues a darle al coco y a perfilarlas mejor.

Sucede -porque suceden cosas- que no todas las ideologías miran de la misma forma ni al ser humano ni a las comunidades que forman. Por eso existen muchas y no todas son precisamente iguales. Algunas incluso preconizan “el ocaso de las ideologías”. Y no son más que otra ideología. Cuidado con ellas.

Eliminar esta cadena que tan sucintamente se ha descrito en estas líneas nos devuelve a la noche de los tiempos, al caos informe, a la lucha sin reglas, al instinto y a la victoria del fuerte sin ninguna ventaja para el vencido.

Podremos darles vueltas a todas las concepciones de la vida, a todas las filosofías e ideologías existentes y que vengan más tarde; podremos y deberemos estar atentos a que esas concepciones se adapten a las circunstancias temporales en las que se apliquen, tendremos que denunciar en voz muy alta todos sus abusos. Pero creo que no podremos nunca sustituirlas por otras posibilidades que no anuncian más que desequilibrios e injusticias impensables.

Ayer leíamos textos en homenaje a Miguel Hernández. Alguien pidió la lectura de su poema “Para la libertad”. Qué palabra tan atractiva y también tan dualista. Tengo la misma sospecha que para las ideologías. Hay que tener cuidado con delimitar las condiciones en las que realmente se puede hacer real ese concepto, y ahí discreparemos. Pero no podemos eliminar el horizonte de su significado sin caer en pozos bastante más oscuros y enfangados.

martes, 4 de enero de 2011

IDELOGÍA Y DUALISMO

Me manda Manolo Casadiego, tan generoso como siempre, un correo con el texto de una conferencia del catedrático de medicina en Madrid Francisco J. Rubia. Se lo había remitido a su vez el amigo común Agustín Martín Izard, catedrático de Geología en Oviedo, con el ruego de que me lo reenviara. El título es suficientemente provocativo como para hincarle el diente enseguida: “LA IDEOLOGÍA MOSTRARÍA LA MISMA ESTRUCTURA QUE LA ESQUIZOFRENIA”. Y cito la entradilla, que resume el contenido que desarrollan las páginas del texto: “La característica común de las ideologías es el pensamiento dualista, ligado al funcionamiento de determinadas regiones de la corteza cerebral. La ideología mostraría la misma estructura que la esquizofrenia: la historia no se vive sino que se sueña. Esta visión dualista del mundo, al ser más simple, es fácilmente adoptada por la mayoría de la población, donde queda asentada emocionalmente. Corremos así el riesgo de volver a vivir cualquier otra ideología con sus nefastas consecuencias.”

Releo las líneas anteriores y me quedo perplejo. Comparto muchas de sus palabras pero en absoluto las aparentes consecuencias que en el texto, y aun en la última oración de esta entradilla, se explicitan. Veamos.

Como se hace en el texto, no es malo delimitar qué es lo que se entiende por ideología. No sé si es necesario acudir a los autores que el autor cita, pero sea y valga de nuevo el argumento de autoridad en términos académicos. En realidad creo que el sentido común ordena que una ideología no puede separarse mucho de un conjunto de ideas organizadas racionalmente que trata de dar respuesta a la realidad. Más tarde, si se ha logrado llegar a esa organización, tampoco parece demasiado alejado del sentido común el intento de ponerla en práctica en la realidad para ver si responde la teoría a la realidad vivida.

¿Es real que cualquier ideología se basa en un pensamiento dualista? Sí pero menos. La vida entera se configura en forma de dualidad y corre el peligro de fanatizarse. Pero correr el peligro no significa que se caiga en él por sistema, claro que no.

Los que dedicamos tiempo y ánimos al asunto de la filología bien sabemos que el valor de las palabras tiene mucho de contraste, de oposición, de enfrentamiento con otros significados, que “blanco” es tal por oposición con “negro”, que la significación se nos va entre sinónimos y antónimos y que casi cualquier palabra obtiene su valor solo en su relación con las demás y en comparación con ellas.

¿Quién nos ofrece otra posibilidad menos mala para tratar de interpretar el mundo y para poder sobrevivir en él que una ideología? ¿Cómo navegamos en el tiempo si no es por división y contraste entre el presente, el pasado y el futuro?

De manera que una cosa es el peligro y otra la realidad, una cosa es la afición y otra el forofismo, una cosa es el intento de explicación y otra el maniqueísmo. No sé si el profesor que intenta esta explicación no está incurriendo en un grado mayor de dualismo que el que intenta explicar y contra el que intenta, supongo que con la mejor voluntad, ponernos en guardia.

Los ejemplos que propone, y de los que da algún detalle, son forofismos más que ideologías moldeables: estalinismo y nazismo. ¿Hay alguna forma más dualista que las religiones monoteístas, en las que “quien no está conmigo está contra mí? ¿No explicará buena parte de esta tendencia dualista posterior en la historia occidental el hecho de que durante milenios se nos haya configurado, desde el campo de la religión, casi genéticamente en esa oposición entre bien y mal, pecado y gracia, cielo e infierno y demás zarandajas?

¿Qué es eso de que, en las ideologías, “la historia no se vive sino que se sueña”? No tiene derecho el ser humano a intentar controlar la realidad para dominarla e intentar mejorarla con previsiones racionales y científicas? Si yo me considero inteligente es porque creo tener la capacidad de organizar elementos que no están a mi lado ni en el espacio ni en el tiempo. ¿Dejamos que la realidad corra a su antojo o ponemos coto no a sus leyes sino a la interpretación egoísta que de ellas se hace en beneficio de solo algunos? ¿Olvidamos entonces la ciencia? Claro que quiero “soñar” una historia mejor, sobre todo para mi futuro y para el de mis descendientes.

Vamos a suponer que se eliminan las ideologías y con ellas el dualismo. ¿Qué nos queda? No quiero ni mirar porque me horroriza lo que veo. Solo diviso egoísmo y enfrentamiento, vencedores y vencidos, poderosos y débiles, ley del más fuerte, egoísmo como principio de actuación. Ojo, que este principio ya existe como teoría. Y es otra ideología. Una ideología que ni comparto ni me interesa.

Yo mismo no dejo de predicar para que las organizaciones políticas se basen en una suma de conceptos organizados racionalmente que traten de explicar y de ordenar la realidad, o sea, en alguna ideología.

Cómo me gustaría departir sobre estos temas, en torno de una mesa y un refresco, cualquier día, con tiempo y en reposo, buscando variables y limando asperezas, procurando evitar los forofismos y las dualidades, a la sombra del sol nítido pero con alguna nube en el horizonte, con la mejor voluntad de todos. Ah, y para darle las gracias al profesor Francisco J. Rubia por advertirnos de los peligros que se adivinan cuando se extreman y se “dualizan” las ideologías. Ya habrá tiempo.

lunes, 3 de enero de 2011

OTRA OPINIÓN SOBRE UNAMUNO

Leo las siguientes opiniones de Joan Fuster acerca de Unamuno, “Contra Unamuno y los demás”, Ediciones de Bolsillo:

“Don Miguel de Unamuno es algo así como una Conchita Bautista de la cultura. Y que conste que no se trata de un “juicio” sino de un intento de descripción.”

“¿Fue de verdad “filósofo” -un filósofo como Dios manda- el profesor Unamuno?”

“Y es igualmente probable que la alusión a la señorita Bautista también peque de inexacta. ¿No sería mejor Carmen Sevilla?”

“Pienso, sobre todo, en una de las cantantes de trapío, televisivas y enérgicas, que tan a menudo cosechan éxitos en festivales remotos ( …) Ni la Niña de los Peines ni doña Concepción Piquer, en sus respectivas especialidades, no habrían logrado esas adhesiones, por supuesto, pero las chicas a que me refiero aprovechan algunos trucos “modernos”, y la mezcla deliberada da resultados infalibles. A su modo, don Miguel hizo otro tanto.”

“A este lado de las aduanas -y no excluyo Lugo, Sabadell, Ondárroa o Gandía, naturalmente-, los problemas que obsesionaban a don Miguel aún eran de circulación más o menos habitual, y es lógico que obtuvieran una acogida de debate. En otras latitudes era inconcebible algo parecido. Cuando Europa se entregó al vicio literario-metafísico del existencialismo, los papeles de Unamuno dieron la impresión de adquirir una vigencia nueva: cosmopolita. El quidproquó fue divertido: algunos comentaristas tomaron el rábano por las hojas, y quisieron colocar a don Miguel en medio de aquella pequeña efervescencia. Y don Miguel no era un existencialista: era la Niña de los Peines y Conchita Piquer en una sola pieza, un fenómeno marginal y aberrante.”

Son opiniones vertidas por escrito hace treinta y cinco años. Y solo copio algunas porque el rosario de improperios abarca todos los misterios, incluidos los dolorosos.

Las opiniones no provienen de ningún iletrado ni de ningún tres al cuarto. Otra cosa es que respondan a la verdad o que tengan que ser compartidas. Yo, por ejemplo, no las comparto. Me sugieren dos tipos de consideraciones.

La primera es la de que no se puede arrasar de este modo con todo un esfuerzo denodado por mostrar y hasta por practicar una suma de ideas que tenían como centro y como fin al propio ser humano, aunque este siempre tuviera los límites de un nombre y de unos apellidos: Miguel de Unamuno y Jugo. Se podrá hablar de equivocación pero no de indolencia ni de empeño, se podrán criticar partes y hasta métodos pero no se puede quemar en la hoguera la totalidad. A mí -ya lo he dicho muchas veces- me parece Unamuno un ser contradictorio pero genial también, me entusiasma muchas más veces que las que me produce rechazo, me incita al pensamiento -y a la acción- mucho más que filósofos mucho más ortodoxos o hasta reconocidos. Poco tiene que hacer Kant ante Unamuno, por ejemplo, a la hora de llamarme y hasta de mandarme, de provocarme y de inducirme. Unamuno es todo corazón y también todo espectáculo, es todo teatro porque es todo tragedia, es tanto más denso cuanto más humano se muestra, que es siempre. No, no se puede ser tan cruel con un ser tan apasionado y tan apasionante.

La segunda consideración tiene que ver con el falso pero abundantísimo producto que a ciertos pensadores históricos se les ha sacado. Unamuno, para ello, es un caso de los más significativos. Salamanca y todo lo que huele oficialmente a cultura parece que sigue al dictado nominal del rector; su evocación es demasiado frecuente, como si no se pudiera caminar sin él. Como además dio paletadas en todas las paredes, pues ha servido lo mismo para un roto que para un descosido. Y ahí sigue.

Yo seguiré mirando a don Miguel, supongo que lo seguiré admirando casi siempre y rechazando con alguna frecuencia pues me parece contradictorio, lo repito.

No me gustan estas descalificaciones tan genéricas ni tan poco recatadas, pero en los textos sigue estando la respuesta. A ellos, pues.

domingo, 2 de enero de 2011

NI EN SOL NI EN FA

A mí no me ha dado mucho el tiempo para pasarme algunas horas de francachela en estas noches de fiesta y en estos días de solaz. En realidad es que me trae muy al fresco casi todo lo que se cocina en los entresijos de estas fiestas y no digamos ya en el sistema que las sustenta. Me resulta cada vez más evidente que no quiero ni siquiera combatirlo, ni llevar la contraria a quienes tan bien se lo pasan siguiendo las actividades y las costumbres de la mayoría. Es que sencillamente no me importan nada y no me siento atraído por casi nada de lo que veo. Me conformo con estar con mi familia más próxima, con pensar en otras personas que querría tener cerca y que, para mi desconsuelo, o no están o no van a estar ya nunca. Lo demás ni lo entiendo ni ya realizo esfuerzos por entenderlo.

Conservo, eso sí, alguna actividad muy particular, como la de dar un paseo el día de Noche Vieja, después del ritual de las campanadas, para, desde la oscuridad y en contraste con los ruidos de enfrente, mirar hacia el cielo, ver las estrellas y pasear un rato en silencio pensando en la tontería que para la naturaleza supone esta noche. Entonces se me acumulan recuerdos y se me resumen algunas ideas que me persiguen y que no terminan de darme sosiego sino tal vez cada día un poco más de seguridad en que nunca voy a dar con la meta que busco sin saber bien cómo. Vale.

El caso es que en los dos últimos días del año, ya viejo, he dedicado horas a la lectura de Las Confesiones, de San Agustín, obra reconocida en la historia del pensamiento cristiano. Prometo que la he leído procurando no exteriorizar prejuicios para que mi mente se sienta receptiva y hasta mí lleguen todas las enseñanzas posibles. Incluso hasta practico el “tolle, lege; tolle, lege”. Pues no hay manera.
Admito en el autor la mejor voluntad, no discuto que, para la práctica religiosa, las “ideas” que en la obra se describen resulten muy prácticas y especialmente consoladoras y hasta entusiasmantes. Pero en mi pequeña mente no caben ni resisten un análisis mínimamente riguroso.

Sigo evidenciando También aquí una raíz para el Dios de oposición de bien y de mal, de amenaza continua para el ser que no practica de acuerdo con las interpretaciones de las jerarquías, de anulación del ser humano por el sometimiento irracional y contradictorio…

Aun dejando a un lado la explicación razonada de la misma existencia de ese Dios, ¿cómo es posible ni siquiera imaginarlo desde perspectivas de pecado y de castigo?, ¿quién se atreve a considerar la realidad de un castigo eterno en un ser infinitamente bondadoso?, ¿a quién se le ocurre ese cuento de jugar con seres a buenos y malos, a pruebas de a ver si te pillo o no te dejas pillar? ¿Por qué hay que degradar a ese Dios de esa manera?, ¿a qué intereses obedece esta concepción y esta explicación? Porque la Iglesia y los concilios siempre han andado muy cerca de las estructuras de poder, de los Estados y propias. ¿No será porque estas interpretaciones sirven muy bien a la resignación y al funcionamiento de las comunidades, y evitan en buena parte sus luchas internas? Según el obispo de Alcalá, hasta favorecen la resignación y aminoran las víctimas de la violencia doméstica. Qué risa.

No me gustaría interpretar los textos fuera de su contexto histórico, y sé que el de esta obra es el siglo cuarto, es el momento de la decadencia del imperio romano, y es el momento de cambio de estructuras, tan apropiado para modificar también las influencias religiosas en las nuevas realidades sociales y políticas. No en vano, Agustín de Hipona escribió La Ciudad de Dios con la clara intención de incardinar la ciudad de los hombres en esa ciudad ideal y religiosa.

Frente a esta incomprensión racional, tengo que seguir confesando que hay prácticas de liturgia que me agradan, que me serenan, que me llenan los sentidos, que me aquietan, que me hacen sentir complacencia, que… Como hay también paseos que me hacen respirar profundo o me hacen extender la vista y me llenan de contento.

En fin, es otra vez solo un apunte que encierra algo más largo y sistemático. Tal vez para otro día y para otro sitio

sábado, 1 de enero de 2011

BALANCE

Yo no sé hacer balances porque no sé de cuentas
-o ejerzo de ignorante, que parece lo mismo-,
quiero decir de cuentas que ofrecen beneficios,
que invierten y reparten dividendos.

Sé que en el giro circular que ocupa un año
ha calentado el sol y han pasado los días,
se han cerrado las noches y abierto las auroras,
ha habido días fríos y tardes de paseo y de alimento,
he buscado con ansia
-y a veces con algún desasosiego-
el regalo secreto de la sabiduría,
dejé de andar sujeto al son irrenunciable de las horas,
vi crecer otras vidas y olvidar el recuerdo de otras muchas,
seguí sintiendo amor y apoyo estable
en quien me lo ha ofrecido tanto tiempo
y tuve la certeza de que el fruto sabroso y sazonado
del árbol delicioso de la sabiduría
sigue siendo el que indica en su etiqueta
“querer y ser querido”, sin más, pero sin menos.

Me esforcé muchos días en este noble empeño
de jugar dulces juegos con ideas y palabras,
me hice un año más viejo -perdonad por lo obvio-
y sigo aquí en el puesto para poder contarlo.

En fin, ya veis, no es poco, para el tiempo que corre.

Así que miraré al horizonte en dos mil once
y seguiré contando lo que depare el tiempo,
ese tiempo sin causa que me habita
con límites difusos y con espacios lentos.

Bal-ada bal-anceándose en tenues bal-buceos,
An-áfora en an-tigua an-alogía,
Ce-lebración ce-leste ce-cuciente.