Son los confines grises de la tarde
-siempre la tarde a cuestas con la noche acechando-.
Entretejen suspiros lentos pájaros
en medio del ramaje.
Me cobija la sombra de un castaño
y miro la extensión del parque entero.
Desde un lateral húmedo y sombrío
llega un rumor de pasos de otros días
que apenas si confirman lo que ha sido y no es.
El viento cuenta pasos de otra esquina
con más fuerza en su voz:
sostienen vidas nuevas, vigorosas,
que animan los vagidos de otra vida
dormida en un carrito.
Hace un poco de frío y desde el cielo
se dibuja una luz clara, diáfana.
Todos los ecos limpios de los pasos
dirigen sus alientos a mi banco,
me abrazan con sus sones y me invitan
a ocupar mi lugar en el fluir del tiempo.
Los miro tiernamente, les prometo
seguir sintiendo el eco de sus ecos
cada tarde en el parque de mi vida.
Las estrellas se encienden, baten palmas,
la tarde se hace noche, se iluminan
las calles de mi alma.
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3 comentarios:
Felicidades por otro cumpleaños, y por escribir cada vez mejor. Las calles de tu alma seguirán iluminadas por mucho tiempo.
29 de agosto de 2009 0:34
Felicidades, compañero de pasos.
Buenas noches, D. Antonio Gutiérrez Turrión:
¡Qué curiosa la Luna!. ¡No perdió detalle observando a su familia!.
Pero el día de su cumpleaños, Sarita brillaba más que ella.
¡Y eso que estaba dentro de su cochecito!.
Siempre quiere ser la protagonista.
¿Se ha dado cuenta?.
Animada por el descaro de las estrellas batiendo palmas,
estos días se ha asomado un poco más.
Hoy quiere mostrarnos su brillo
y se deja ver casi entera.
Y ciertamente es preciosa,
pero su reflejo en los ojos de un pequeño,consiguen su eclipse total.
¡Felicidades!.
Saludos. Gelu
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