domingo, 23 de agosto de 2009

PONME A LA GRUPA CONTIGO

“Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios, hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba.”

O sea, que he dado fin a la lectura o relectura, que yo no sé muy bien qué cosa sea esta repetición, del libro de don Quijote de la Mancha. Ni siquiera sé qué número hace la de este verano, ni me interesa nada saberlo.

Solo sé que deja en mí un regusto cada vez más dulce y más de macedonia pues creo que cada vuelta que le doy me ofrece más sabores a mis sentidos y me deja un agridulce final pues me viene a suceder lo que a Sancho, al ama y a la sobrina: “Oyolo don Quijote con ánimo sosegado (el médico le ha aconsejado que atienda la salud de su alma), pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante.”

Y me sumo a las palabras de Sancho en el lecho de muerte para sugerir al caballero lo mismo que él hace: “No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese de esa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado…”

Alzo mi vista, merodeo por los tiempos actuales y vuelvo a quedarme solo con aquellos que representan la lucidez y el espíritu de este desfacedor de tuertos, de este hombre entregado a favorecer a los demás sin buscar nunca el interés propio, de este ser dispuesto a cambiar el mundo solo con la fuerza de sus ideales y con su empeño desmedido. Y encuentro en la intrahistoria a muchos de ellos, sencillos, cumplidores, apartados del foco y del micrófono, de los puestos más altos y más tontos y aplicados a todo lo pequeño. No salen en las fotos ni son noticia nunca, o casi nunca; no cobran los salarios millonarios ni exhiben sus lindezas sin pudor como único trofeo en que asentarse, no son jaleados por la legión de esclavos agradecidos que sustentan el sistema que tanto les oprime… No son locos, no son quijotes. O acaso sí.

Pero yo sé muy bien que este loco lunático, montado en Rocinante, con esas armas viejas, abrazado solo a su empuje y a su espíritu, ha de durar por muchos siglos, tiene que seguir siendo la esperanza del hombre convencido de sí mismo, dispuesto a ser, por encima de cualquier otra consideración, precisamente hombre. Le van a llover palos en todas las estaciones, se burlarán de él gentes de todas las clases, no serán noticia diaria, la sociedad, en fin, hará olvido aparente de ellos. Pero los tiempos los ensalzarán, los sacarán a la calle muchas veces, terminarán señalándolos con el dedo de la esperanza, con la señal del héroe en el que apoyarse para seguir viviendo con alguna dignidad cualquier vida.

Y si la pluma de Cide Hamete nació solo para ensalzar la figura del caballero y se colgó cuando dio fin a su escritura, su fama sigue intacta y no puede colgarse pues no tendrá final.

Me acojo, sin reservas, a las palabras admirativas de León Felipe para con don Quijote y también suplico un pequeño huequecito en la montura del caballero:

“Por la manchega llanura / se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar… // Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, / y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar… / va cargado de amargura… / que allá encontró sepultura su amoroso batallar… / va cargado de amargura… / que allá “quedó su ventura” / en la playa de Barcino, frente al mar… // Por la manchega llanura / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar… / va cargado de amargura… / va, vencido, el caballero de retorno a su lugar. // CUÁNTAS VECES, DON QUIJOTE, POR ESA MISMA LLANURA / EN HORAS DE DESALIENTO ASÍ TE MIRO PASAR… / Y CUÁNTAS VECES TE GRITO: HAZME UN SITIO EN TU MONTURA / Y LLÉVAME A TU LUGAR; HAZME UN SITIO EN TU MONTURA, / CABALLERO DERROTADO, HAZME UN SITIO EN TU MONTURA / QUE YO TAMBIÉN VOY CARGADO / DE AMARGURA / Y NO PUEDO BATALLAR. / PONME A LA GRUPA CONTIGO, / CABALLERO DEL HONOR, / PONME A LA GRUPA CONTIGO / Y LLÉVAME A SER CONTIGO / PASTOR… // POR LA MANCHEGA LLANURA / SE VUELVE A VER LA FIGURA / DE DON QUIJOTE PASAR…”

3 comentarios:

mojadopapel dijo...

Yo también montaría a la grupa de este loco idealista con la única intención de intentar cambiar el mundo, aunque solo fuera un poquito.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, D. Antonio Gutiérrez Turrión:

Siempre al lado de Don Quijote, y de los vencidos, junto a Rocinante, con Felipe Camino Galicia de la Rosa...
caminando, a su paso.
Mientras nos unimos al gran grupo de los que en el mundo ha habido y habrá, escuchemos el poema convertido en canción por Serrat.

Saludos. Gelu

P.D.: Cómo alivia lanzar un grito, así, escrito con mayúsculas.
¡Quién tuviera la voz de Etta James, o de Beyoncé, o de...¿verdad mojadopapel?.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Y aun nos quedan muchas lecturas o relecturas...