miércoles, 2 de enero de 2008

PENITENCIA Y FACTURAS


Me dejan estos días ratos libres para revisar este mi blog y me encuentro con demasiados gazapos ortográficos. Como mi intención es trasladarlo a papel, acometo el trabajo de la corrección, entono el mea culpa ante los lectores y prometo fijarme un poco más antes de colgar las palabras y de hacerlas públicas. En mi caso, la corrección se debería dar por conseguida pues, aunque poco, algo me pagan por controlar estos asuntos a diario. Así que empiezo a hacer penitencia. Me dicen que lo mejor es escribir en Word y después copiar en el blog. No sé si lo voy a hacer así siempre porque las prisas son las prisas y mi paciencia es siempre escasa. Pero la intención se hace pública y hasta se reconoce la razón de alguna malagueña que me lo ha insinuado alguna vez. Vale.

Comienzan los días prosaicos del nuevo año, aunque a mí me cojan en vacaciones y con tiempo libre. Las primeras noticias repiten siempre una ristra de subida de precios que cogen al personal a traición y rascándose el bolsillo en las compras de estas fiestas. Agua, luz, gas… Todo eso que resulta imprescindible en el día a día. Con independencia de porcentajes -siempre tengo la sensación de que suben más que los sueldos y que empobrecen progresivamente al consumidor-, lo que quiero destacar es que este proceso resulta inacabable y necesario para el sistema en el que nos movemos, que nos zarandea y nos tiene a su antojo. No hace falta haber estudiado economía para entender que a este sistema nunca le cuadrarán unos precios estables, sino cambiantes y siempre al alza; eso obligará al movimiento del dinero y al intercambio de mercancías. ¿Quiénes estarán siempre en ese camino, acechando el paso de los camiones? Pues los de siempre. Y el que no quiera meterse en el tráfago del consumo será devorado e ignorado por el padre sistema. De modo que plantearse un crecimiento sostenido, con variables que no respondan al egoísmo inmediato son simples fantasías y lelas ilusiones que pueden mantener solo los que tienen una paga segura que les cubra con holgura el paso del mes o los que se tiran al monte con la pistola en la mano a gritar que todo esto es una mierda.
La gran mayoría silenciosa ve pero no mira, y si mira, cambia la vista para otro sitio, se sumerge en las rebajas y Dios proveerá. Un momento de mal humor cuando llega la primera factura y a tirar millas mirando a los famosos de turno. De bobadas también se vive. Menos mal que este asqueroso sistema capitalista necesita consumidores y no los puede dejar morir del todo de hambre porque le va la supervivencia también en ello. Pero, Dios mío, a qué precio.
Consumidores del mundo, SOIS UNOS GILIPOLLAS.

N.B. ¿Cuántas erratas habrá hoy?

1 comentario:

Sinda dijo...

Bienaventurados vosotros, poetas, que podéis transformar los días prosaicos del nuevo año en días de Poesía. Hace tiempo que no escribes un poema en el blog.
Cambiando de tema, cero erratas. Y la malagueña aquella que te sugería releer los textos antes de colgarlos, escribió ayer en el blog de Luis Felipe, "bueblos" por "pueblos". Así es que tú a ésa, ni caso.
Feliz 2008 y los que nos queden por vivir!