Leo en un periódico de tirada nacional la publicación de una lista de las cien personas con más "poder/influencia" de España. Con todas las atenuantes que se le quieran añadir al asunto, la lista no deja de ser un reflejo más o menos claro de por dónde van los tiros. Es verdad que, a pie de lista, se informa de algunos de los "expertos que han colaborado" y enseguida se descubre que son personajillos de segundo o de tercer orden paro de la misma ralea. Sería difícil, con esos mimbres, esperar otro cesto. Pero, a pesar de los pesares, hay lo que hay. Y ahí están la política, las finanzas, los medios de comunicación y la iglesia. Para expurgar algún representante de la cultura hay que dejarse las cejas en el intento. Se diría, en un comentario breve, que, junto a los inevitables números uno de la política, lo que importa es el movimiento del dinero y los héroes son los que lo tienen en sus manos. Junto a ellos, los que mueven la opinión tratando de perpetuar la situación, o sea, sus acólitos, y, con ellos, los otros héroes sociales del deporte, de la música o la moda, esos cuyo único mérito es haber sido dotados por la naturaleza de una manera especial. Para bendecirlo todo, la iglesia con sus jerarcas. No es mala paella con estos ingredientes. Repito, hay lo que hay.
Pero lo hay porque el partido social tiene sus espectadores a diario, porque los héroes son ensalzados desde los púlpitos religiosos y de los otros, pero los fieles acuden fieles a la llamada y se encuentran cómodos en esa estructura. Si lo digo en tono crudo: los dueños existen porque los esclavos lo son y además están agradecidos, jalean a sus agitadores y se ponen a su servicio para lo que haga falta, en la plaza de Colón, en la Gran Vía o en el dial.
¿Cómo es posible que una persona como el director del Mundo, y uno de sus subdirectores, en un periódico absolutamente amarillo, personalista y que comercia a precio de millón con la sangre de los muertos, puedan aparecer entre los más influyentes de este país? ¿Qué salud es la de una sociedad que somete su voluntad y sus actividades diarias a las decisiones de un banquero como Botín o de otros poderosos en economía? ¿En qué estado terminal anda esto si un personajillo que influye tanto se llama Luis María Anson? ¿Qué hacen nombres de cardenales en una sociedad que se pretende civil?
Hay algo peor que todo esto. No es lo peor tener poder sino ejercerlo mal. Y vivimos en una sociedad en la que los puestos se exhiben como si fueran conquistas personales e intransferibles cuando casi siempre son más producto de la casualidad que otra cosa y, en cualquier caso, tendrían que estar al servicio de todos.
Fijaos que ni siquiera están en la lista los Reyes Magos. Acaso porque también andan al servicio de los que aparecen en ella.
No me resisto a volver a copiar este poema satírico que ya publiqué hace bastante años, dedicado a uno de esos "poderosos/influyentes". Es un poema acróstico y como tal hay que leerlo:
Porque la gracia se encargó de odiarte
En medio de las perlas de la moda,
Donde el cuerno florece sin descanso,
Rapú de los payasos y las togas,
Oloroso bufón de Carabaña.
Juglar de los infiernos, tus tirantes
Omiten tus encantos de odalisca,
Tatuados de noches de bragueta
A la caza febril de Exuperancias.
Raro reptil rumiando mil recetas,
Ahítas de venganzas y de odios,
Mendigo miserable de la fama,
Instigador del odio y la patraña,
Recaudador mediático que cobras
En euros cada gramo de ponzoña,
Zahúrdas para ti, bufón de España.
domingo, 6 de enero de 2008
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3 comentarios:
Me manda Chus este comentario con la petición de que lo inserte en el blog:Pues que quise comentar tus letras del día de Reyes, 6 de enero, y
cuando iba a meterlas no me acordé de la identificación que en su día
hice y no la apunté
Pues mételo tú si quieres, y feliz año y todas esas cosas. Aquí, aunque
no tan cerca también tenemos nieve, así que habrá que subir a
patearla... adiós, Abrazos a Nena.
¡Hombre!, don Antonio, pues hoy estaba un poco más relajado en mis
quehaceres y abrí otra vez tu pag. web. Discrepo en lo subtancial. No
creo yo que influyan prácticamente nada en nuestras vidas, ni en las
vidas de las personas, ni los jerarcas de la Iglesia, ni los
periodistas, ni los banqueros, ni los militares, ni leches en vinagre.
Los que yo sí que constato que influyen en la vida de las personas son,
con nombres y apellidos que no voy a buscar ahora en internet, pero que
es fácil constatar. Busca los biólogos, médicos e ingenieros que
estudian, piensan, se proponen y ejecutan la adhesión del ácido
clavulánico a la molécula de la penicilina semisintética de la
amoxiciliana, por ejemplo, que en varios departamentos de investigación,
sobre todo de universidades e institutos de investigación de Alemania,
Inglaterra y Los EEUU . Esos señores, aunque están cambiando las vidas
de masas ingentes de personas cuando son atacadas por el estreptococo
beta hemolítico tipo A, por ejemplo, no son conocidos ni reconocidos,
pero vaya si influyen. Mira si influyen que en vez de estar muertas
masas ingentes de personas, seguimos vivas. O lo mismo con los
departamentos de investigación y producción de los reactivos que
utilizamos en los análisis clínicos, tanto hematológicos, como
bioquímicos como microbiológicos, también venidos de EEUU, Inglaterra, y
Alemania, sobre todo, de los que todo mundo habla hasta la señora que
menos cultura biológica tiene, al hablar de la prueba del embarazo. Vaya
sin influyen en nuestras vidas. O los departamentos de ingenieros, ayer
me explicaba Javi, que se quiebran sus cabezotas haciendo ecuaciones,
para la investigación y desarrollo de la búsqueda de materias primas,
transformación y subasta-mercado de elementos energéticos, para abrir
los frigoríficos y que cada cual tenga allí el yogourt fresco o el
pescado listo para echar al horno. Y un sin fin de personas, estamentos,
empresas formadas por el trabajo diario de muchos hombres y mujeres de
valía y que los ignorantes, como nuestra propia condición redundante
indica, ignoramos. Eso que leías tú en un periódico de tirada nacional
son bobaditas, creo yo, a las que no debes hacer caso. Todo bobaditas de
gente que no tiene nada que hacer y se pasa el tiempo hablando de
bobaditas. Que si la iglesia, que si los militares, que si los
banqueros, que si no sé qué fuerzas fácticas. ¡Bobaditas! Vamos…. Creo yo…. Er Schú.
Pues ahí le duele. A eso queríamos llegar. ¿Pero es que no ejercen influencia diaria(creación de opinión, actuaciones, decisiones, votaciones, compras, palabrass, rechazos...) todos esos medios y los que los sustentan?
Ojalá tuvieran más influencia los pensadores y los que trabajan de verdad en beneficio de la comunidad. O al menos los que no la encabronan.
Magnífico el acróstico, cuñao... y la entrada la firmo hasta con comas.
Un abrazote
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