sábado, 1 de diciembre de 2007

CENTRO DE ESTUDIOS BEJARANOS

El Centro de Estudios Bejaranos, CEB, existe, y existe desde hace tiempo y con regular salud. Hacía muchos meses que no nos reuníamos para dar cuenta de las actividades realizadas, para proponer otras nuevas y para hacer balance de los últimos meses. Esta mañana lo hemos hecho en el salón de concejales del Ayuntamiento de Béjar. No suele asistir mucha gente y esa no es la mejor señal, pero también es verdad que el que no vaya a aportar nada nada tiene que ir a husmear por allí. A mí las reuniones me resultan un poco tediosas pues siempre se desarrollan los mismos apartados y se incide en las mismas quejas, hay, también como siempre, demasiada burocracia, y la relación tiempo utilizado y resultados no es la más satisfactoria.
Pero ahí sigue, con sus discursos de entrada, con su premio ciudad de Béjar, con sus informes, con su revista anual, que ya va por el número once, y con sus aportaciones, no siempre compartidas por todos, tampoco por mí en ocasiones, a sucesos que se plantean en la ciudad.
No tengo mala impresión de la existencia de este tipo de grupos y centros. En alguna medida son conciencia de la ciudad, remueven algo sus estructuras y traen al presente buena parte de los elementos que se van rastreando en la historia de las mismas. Tengo casi la certeza de que el sesgo es demasiado histórico. Sospecho que es así en casi todos los centros de estudios del país. No me gusta que sea así. Estaría más satisfecho si se le diera más importancia a todo aquello que roza y toca la realidad actual y a todo aquello que tenga que ver más con la creación personal. Pero hay lo que hay y tengo que aplaudir a quienes más se esfuerzan porque esto siga adelante con todas las dificultades, no siempre fáciles de sortear. Estoy seguro de que la gente de la ciudad se "aprovecha" escasamente de este organismo y muchos no saben ni siquiera de su existencia.
Hoy Cipri, el alcalde, y María Rosa, la concejala de cultura, se han pasado a saludarnos y a tomar contacto con el centro. Nada que ver con el anterior equipo de gobierno. Todo el mundo ha entendido que ahora hay interlocutor razonable con el que se puede uno jugar honradamente los garbanzos. A alguien le he advertido que no todo el monte es orégano y que, tal vez, no sea oro todo lo que reluce, pero ni comparación con lo que había antes. A ver si todo redunda en beneficio del centro y de las actividades que pueda realizar.
Ya me llegan los cantos de sirena para participar en la próxima junta rectora del CEB. Me faltan fuerzas y creo que hay apartados que no podría cumplir. Me sucede con todos los organismos: cada vez me veo más fuera de cualquier estructura. Verme negociando ayudas o incitando a la participación a otros casi me horroriza; no suelo creer en muchas de las cosas que regulan la vida diaria de los grupos y eso dificulta casi todo. De modo que no es mi interés participar, y mucho menos hacerme cargo de presidencias ni nada parecido. No es poco que ayude en algo con mis participaciones en la revista, correcciones, jurados..., y con alguna sugerencia.
El CEB, como casi todo lo demás, corre el peligro de caer en la languidez, prefacio de la desaparición. Ojalá no se produzca pronto.

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