miércoles, 5 de diciembre de 2007

INFORME PISA



Nueva entrega del informe PISA acerca del estado de la educación. Demasiado revuelo y ninguna propuesta de mejora, solo lamentos y quejas. Lo de siempre: esto está muy mal, los alumnos cada vez saben menos, no se favorece el esfuerzo, bla, bla, bla...
Me parece que se simplifican damasiado las cosas y que se dan por hechas realidades que no están ni mucho menos probadas. Menos mal que he leído un par de reflexiones, en forma de artículos de prensa, que me dejan un poco más tranquilo. Por lo que a mí respecta -se me ha de reconocer que tengo la ventaja de estar directamente en las aulas, y que aún me queda un pelín de empuje-, tengo que apuntar aquí que me tomo todas las estadísticas con calma y sin presiones, que creo que la realidad es un poco más compleja y que nunca la situación es tanto ni tan calvo.
De nuevo se vuelven a centrar los focos en los alumnos y nada más. Y el panorama es más amplio: padres, profesores, medio ambiente, administración y sociedad. No veo que se le hinque el diente a ninguna de las demás variables. Es posible que todo lo que se afirma del alumnado sea cierto, pero con calma, please, que hay de todo y para todos. Estoy harto de ver que los que más protestan son los que más se someten a los programas en sus partes teóricas y gastan sus esfuerzos casi exclusivamente en desarrollar teoremas o en dibujar árboles sintácticos. Y no, tíos, no, por ahí no llegamos a ningún sitio, salvo a crear un alumnado ajustadito a unas normas pacatas y a alejar de la pasión por aprender a todo hijo de vecino. Parece que el apartado en el que peor se presenta el panorama es el de la lectura. Vale. ¿Cuánto lee el profesorado? Que hagan encuestas y que publiquen los resultados. La lectura facilita el molde a través del que tiene que venir siempre el material de todos los saberes, por eso resulta esencial. ¿Quién dedica tiempo a leer en las clases? ¿Cuántos profesores tienen algún contacto con la escritura propia y se atreven a redactar con corrección y riqueza léxica veinte líneas? ¿Cuándo se han realizado unas pruebas de ortografía al profesorado que impliquen no separar el sujeto del verbo con comas o separar las enumeraciones con este signo? Que lo hagan y que publiquen las pruebas. No tengo ningún interés en concentrar mis críticas en el profesorado; simplemente me gustaría que se abriera más el ojo y que la mirada fuera más generosa.
Un ejemplo de hoy mismo: Un profesor de Geografía (tengo buen concepto de él) llevaba un mapa para enseñar a sus alumnos los accidentes geográficos de Asia. Muchos de sus alumnos no han subido nunca a esta sierra de Béjar ni han pateado el curso del río Cuerpo de Hombre !!Y lo tienen a la vera de sus casas!! ¿Para qué los accidentes geográficos de Asia de estra manera? Anda y que les den. ¿Dónde está la evaluación continua del profesorado? Los alumnos "pagan" con los suspensos; y el profesorado ¿con qué paga sus deficiencias? De verdad que no quiero tirar piedras contra mi propio tejado, pero a mí que no me cieguen con algo tan alicorto.
La causalidad es siempre múltiple, pero, si hay que focalizar, hágase con la escala de valores liberaloide que domina esta sociedad, con famsos a gogó en las televisiones dominadas por los accionistas de rigor, con nuevos ricos por todas partes que no han necesitado esfuerzo sino un golpe de fortuna para forrarse, y pásense por los deportes, pasarelas, torerías o musicales "en concierto" y luego hablamos.
Que no, coño, que no; ni informe PISA ni leches. Más reconocimiento para otros valores, más reconocimiento social, más esfuerzo y control para todos. Y menos reproducir una sociedad en la que el que ocupa su puesto por sus merecimientos es una excepción y no la regla. Y los que tanto despotrican sobre la inutilidad de las leyes educativas y sobre los alumnos que exijan más, y que se exijan más a sí mismos para sacar las potencialidades a sus alumnos y no para hacerlos reproductores mecánicos de esquemas cada día más viejos y caducos. Aunque nos sirvan a muchos para ganar la sopa boba y llegar a fin de mes con desahogo. Vale
Y me voy de puente, que tengo ganas.

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