viernes, 28 de diciembre de 2007

EL VALLE

¿Y EN EL VALLE?

Pues en el valle, valle,
la solución eterna de las rocas
y el humus que se asienta derrotado
después de haber fingido
la relación alegre con el aire,
con la lluvia y el eco de las gentes.

Aquí la luz se aquieta, se acurruca,
se hace sitio y se queda para siempre,
como en un prado lleno de agua limpia
que suma primaveras en otoños
y no conoce inviernos. Hay un suave
rumor, un desdecirse, un apagarse
que va diciendo adiós,
perdiendo la conciencia de lo audible,
de lo que se téjió un día por la calle,
pisando las aceras y los parques.

De pronto la certeza del silencio:
todo es silencio en torno;
se cancelan las puertas, las ventanas
se olvidan de mirar hacia los montes
y una luz más profunda y más oscura
ilumina otras salas silenciosas.

Luego ya no hay medidas ni señales
que marquen direcciones hacia el valle.
Apenas una página escondida
en el atlas difuso de la Historia.
Después, nada. Sencillamente eso.

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