domingo, 30 de diciembre de 2007

¿FAMILIA CRISTIANA?



En mi casa se pueden ver muchos canales de televisión. Por uno de ellos -muy de la derechona, como casi todos- veía imágenes de la concentración "cristianísima" de Madrid. Hay que reconocer que la jerarquía eclesiástica -en España apostólica y romana- sigue teniendo poder de convocatoria importante: había mucha gente en Colón, aunque dividamos por diez o por veinte la cifra que den los organizadores. Por la caja tonta vi a un arzobispo despotricar contra el Gobierno y contra la Constitución, a otro anunciando casi el fin del mundo, a un grupo musical endulzando melifluamente la mañana, a una familia dando testimonio de su pretendida felicidad, al Papa bendiciendo esta demostración de fuerza, una procesión de virgen engarañada, y muchas familias numerosas, de esas de los-que-Dios-quiera y uno más. Vale.
¿Qué pretende todo este personal? Valga su derecho a salir cuando quieran a la calle, valgan sus manifestaciones y sus testimonios personales, sirvan las docilidades con las que se siguen las consignas y las proclamas..., valgan. Pero algunas preguntas se me vienen a la mente de repente. ¿Cómo pueden hablar de la familia estos clérigos que, por voto, han renunciado a ella y no tienen ni puta idea de lo que significa criar unos hijos ni las dificultades que esto plantea? "¿Acaso tienen hijos estos padres?" ¿Alguna vez les ha llegado algún hijo reconocido a las seis de la mañana con dos copas de más y alguna idea de menos? Por cierto, su jefe de filas no se distinguió precisamente por mantenerse muy unido a su familia: se les perdió, hizo vida propia, proclamó que había que dejar al padre y a la madre para seguirle a él, dejó dicho que la gente era su padre y su madre y sus hermanos...
¿Por dónde se rompe la constitución de 1978 o la democracia? Sueltan barbaridades y se quedan tan panchos. !Cualquiera se mete con la jerarquía!
La base de estos disparates y de todos los demás se asienta en la imposibilidad que tienen los monoteísmos de compartir y de respetar otras creencias y otras posibilidades espirituales. Se rasca y siempre aparece el vértice creador y moderador; y, como es único, todo lo que no esté conmigo está contra mí. Y después la intransigencia, la exclusión, el dogma y la eliminación del humanismo, la degradación del ser humano como capacitado para pensar y razonar y su conversión en miembro del rebaño. Y ahí miles y miles, millones y millones. Es esta una realidad social con la que tenemos que convivir pero que necesitamos embridar y situar en sus justos términos. Y hay que recordar que, en términos de democracia civilizada, la opinión de la jerarquía eclesiástica debería valer tanto como la del portero de mi casa, que no existe, porque es de cooperativa social y no hay pasta para tanto.
Por la plaza dejaron discurrir lo de la Educación para la Ciudadanía, ese grano que les ha salido porque ven que peligra su monopolio de moral religiosa frente a una moral civil y racional. Más de lo mismo.
Son los viejos fantasmas que resucitan en España cada día y cada semana. Cuando se sienten fuertes (este Gobierno se ha bajado literalmente los pantalones ante ellos), levantan el hacha de guerra y se convierten en soldados legionarios del fanatismo. Y, si no andamos al tanto, suceden hechos lastimosos. Como los fanatismos de otros monoteísmos que nos apabullan a diario pero con un poquito de disimulo.
Coño que yo quiero a mi familia y no por eso tengo que excluir a los demás ni a las demás posibilidades.

1 comentario:

pancho dijo...

Como los fanatismos de otros monoteísmos que nos apabullan a diario pero con un poquito de disimulo.
Joder con el disimulo: 200 muertos son una insolencia absoluta.