miércoles, 30 de abril de 2008

LA COSA DE DON GUIDO ZAPLANA

BUEN DON GUIDO, YA ERES IDO.
Oigo anunciar por ahí que Zaplana se retira. “Buen don Guido, / ya eres ido…” Me ahorro la continuación porque no creo en los jamases. Bien colocado va el hombre; parece que al final se va a hacer un poco más realidad todavía aquello de que había venido a la política para forrarse. Y, si no lo está ya, se forrará a costa de mis llamadas telefónicas y de las de los demás. Como siempre: nihil novum sub sole.
Para mí este hombre ha sido durante muchos años el representante de lo que no me parece la nobleza de la política. Lo he visto siempre como la personificación de la crispación y del despropósito, de la lengua demasiado larga y del menosprecio del contrario hasta en su actuación gestual. Nunca he pensado que las decisiones de un grupo haya que defenderlas siempre a la contra de otros grupos, como si la verdad estuviera supeditada a la victoria y a la derrota y lo que importara fuera esto y no aquello. Me parecía ver en este señor a esos abogados que, defiendan lo que defiendan, siempre lo hacen con el mismo ímpetu y con la misma fuerza con tal de conseguir que el veredicto les sea siempre favorable. Tengo muy nítidas en la retina sus actuaciones en las sesiones parlamentarias que investigaron el 11-M. Sobre todo el día de la comparecencia de Pilar Manjón. Qué chulería, qué gesticulación de desprecio, que cobardía, qué miradas retadoras ante la personificación del dolor, qué deshumanización., qué sentimiento de asquito el mío ante la presencia de este caballero. Que me perdone, pero, si estas son formas de hacer política, mejor será dedicarse a otra cosa. De nuevo vuelvo a reivindicar que la libertad de expresión y hasta las maneras de cada cual tienen unos límites razonables y sociales, y que no vale todo, claro que no.
Y bien recuerdo ahora aquella propaganda continua cuando era ministro de trabajo, cuando parecía que el Gobierno nos regalaba todo o que nos trataba como a niños y no como a contribuyentes.
No me interesa demasiado analizar ni juzgar sus actuaciones en el poder ni en la oposición: cada día tengo menos ganas de juzgar a nadie; incluso le agradezco las horas que haya dedicado a la res publica, en beneficio de la comunidad. Gracias por todo. Pero no son maneras ni modales. Es lo único que no soporto y es lo que critico.
Y hay otra consideración que viene al hilo. Es el amparo que encuentran en la industria “privada” -más bien pública privatizada para que sea gobernada por los amigos- muchos de los prebostes que salen del Gobierno. Los hay de todos los colores, pero no en la misma cantidad, y, si no, que se analice y que se publiquen los resultados. Las grandes empresas se privatizaron con el PP en el mando y las secuelas y los puestos inmensamente retribuidos les corresponden a los allegados. Hay una afirmación que se cumple casi siempre en la política y entre los políticos de la derecha: no suelen venir a la política por dinero, sencillamente porque no lo necesitan para vivir. Fíjate en los pobrecitos, incluso parecen altruistas. Pero las dedicaciones les llegan de manera indirecta. Primero en los puestos de relevancia social y, cuando estos chollos se les acaban, revierten sus personas en la llamada industria privada. Allí se recuperan y llenan sus alforjas con las contribuciones y subidas de precios que pagamos todos los usuarios de los servicios.
Y luego dicen que no hay derechas e izquierdas, y afirman que no hay partidos de pobres y de ricos. Naranjas de la China.

1 comentario:

Sinda dijo...

Ayer y hoy han sido días tristes. Mis amigos, que vinieron a casa a pasar con nosotros el puente del 1 de mayo,-aquí no tenemos puente- tuvieron que rehacer a toda prisa más de 600 kms porque justo recién llegados, les llegó la noticia de que acababa de morir la madre de mi amiga. El desconsuelo y la pena bien honda se apoderaron de ella: al dolor por la muerte de la madre se sumaba el dolor por no haber estado a su lado, cuando durante años y años apenas si se ha separado de ella. Nosotros desde la distancia, amigos, estamos a vuestro lado, y esperamos volver a reunirnos pronto. Magdalena al fin descansa, y yo deseo para vosotros que la vida sea más generosa a partir de ahora. Os quiero.