domingo, 13 de abril de 2008

JESÚS CALDERA

Necesito decir unas palabras. He vuelto satisfecho de andar por esas tierras extremeñas pero también con algo de tristeza colgada en mi mochila. El rumor estaba muy extendido y se hizo noticia: Jesús Caldera deja el Gobierno. No he nacido en Béjar pero me siento bejarano. Aquí vivo, aquí he pasado casi toda mi vida, aquí han nacido mis hijos, aquí están mis raíces familiares, aquí he querido seguir trabajando a pesar de otras oportunidades, y el futuro me mira en estas tierras. Jamás he ocultado mis ideas de izquierdas, que exhibo con prudencia, tratando de respetar las de aquellos que opinan de otra forma, nunca he tenido una relación próxima a Jesús Caldera a pesar de la proximidad de militancia y de ideas. En fin, que lo que digo lo digo con distancia y sentimiento a la vez.
Renovarse en los cargos es algo que se encarna en la naturaleza de las cosas; por tanto, este cambio debería ser visto con prudencia, sin levantar la voz en demasía, como otras tantas cosas. Pero hay aquí evidencias que desentonan mucho y que hacen del hecho una noticia al menos no esperada. Jesús Caldera estuvo desde el primer momento en el lanzamiento político del actual Presidente del Gobierno, en aquella llamada “tercera vía”, ha sido siempre un peso pesado en el PSOE, él ha sido el coordinador de los dos últimos programas que han recogido la confianza de la mayoría de los españoles, y, sobre todo, por sus manos han pasado las leyes de mayor proyección social de los últimos cuatro años. Leyes como la Ley de Dependencia justifican -lo he afirmado en otras ocasiones- toda una legislatura. Pero es que a ella hay que sumar muchas más de intenso calado social y socialista. Como él decía con frecuencia, era el ministro de las personas, el que trataba los asuntos mirando a los ciudadanos como personas con necesidades y con valores. Sostengo que va a ser difícil volver a encontrar otro ministro con la trayectoria social de Jesús Caldera. Yo me siento orgulloso, muy orgulloso de ser su paisano y de pertenecer a una línea política e ideológica similar.
Béjar pierde también un gran apoyo y tal vez algunas realizaciones importantes. Ahí están las Premisas, la Casa del Buen Pastor, el parador y tantas otras obras en proyecto. Sinceramente, creo que Béjar no ha tratado demasiado bien a uno de los vecinos que más ha luchado por conseguir mejoras para la ciudad. Algo similar ha ocurrido en la provincia. Los medios de comunicación en general han sido sencillamente despiadados con él y no quiero leer ni oír los comentarios que pueden aparecer estos días. Así somos de agradecidos. Y todo ello sin contar con que un buen ministro socialista tiene que mirar para toda la colectividad y no para su patria chica, llevando la ayuda allí donde más se necesite.
En los tiempos que corren, no entiendo demasiado una plataforma política que consiste en presidir una fundación. Aunque tal vez sea la hora de reivindicar de nuevo la necesidad de una ideología como sustentadora de un ideal político y de un programa social y de gobierno. Ahí podrá echar el resto. Cabeza no le falta, espero que tampoco ganas. Los que reclamamos ideología por delante de todo podríamos estar un poco contentos. No estoy demasiado seguro de que la sociedad le haga mucho caso a las ideas. Ojalá se generen y consigan impacto.
Por mi parte, gracias por todos estos años, por entender que el hombre es algo más que pasta y que tantos por ciento, por desarrollar programas de incidencia social, por ser humano, no más, eso es bastante. Y a seguir practicando desde cualquier espacio y cualquier tiempo. Como tantas personas, como tantos paisanos anónimos y oscuros, ajenos a los medios, retirados del cauce de las voces, activos día y noche, al servicio de todo ser humano.
Gracias por todo.

1 comentario:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Ha sido una sorpresa triste para casi todos.
Abrazos,
Diego