lunes, 28 de julio de 2008

SE VIVE Y ES BASTANTE

Definitivamente estoy fuera de los parámetros normales de la vida. Sigo sujeto a los límites precisos de lo que ordena un sueldo y no hay más gaitas. El día que le da por no guardar las normas más sencillas, me encuentro en país extraño, miro para los lados, suelto cualquier palabro y musito entre labios cómo-está el mundo, cómo-está el mundo. Y el desequilibrio puede venir de cualquier parte en forma de imprevisto, pues la vida, al fin y al cabo, está llena de saltos de mata que te atracan al doblar cualquier esquina. Como yo soy un ser aturdido y escasamente pegado al día a día de los medios materiales, pues todo me coge mucho más distraído y sin referencias. Por eso el susto es mayor y nunca aprendo. Tengo la enorme suerte de pasar con alguna holgura por la vida, sobre todo porque mis exigencias no son precisamente muchas y vengo a conformarme con productos que no son muy costosos. Por tanto, si la reflexión sirve, tendría que valer en forma general y no particular porque sospecho que afecta a mucha gente, e incluso con más fuerza que a mí mismo.
No es de extrañar que los esquemas se vengan a caer en poco tiempo, en cuanto a cualquier cosa no esperada le dé por hacer acto de presencia. Pienso en tantas familias que viven con lo puesto para el mes, que apenas si se pueden permitir el lujo de hacer planes para una temporada que no sean los de sobrevivir sencillamente. Como para irles con monsergas de pensamientos y de reflexiones, como para animarles a hacer la más mínima revolución social.
Lo peor de todo esto es que, en muchas ocasiones, son precisamente todos esos más apretados los que menos permiten los cambios necesarios, los que, agarrados al último palo de esperanza, prefieren mantenerse casi hundidos a levantar la vista en busca de horizontes nuevos.
Y lo que vale para la persona o la familia sospecho que también vale para comunidades más extensas. Ahí planea la crisis, que de un día para otro asusta a todos, como si las columnas de un país no tuvieran sustento y se movieran al compás de los vientos. Parece que se vive de milagro. Pero se vive al cabo y es bastante.

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