Dura jornada para mí. Gozosa y triste al mismo tiempo. He visitado en Salamanca a mi madre. No espero que vaya a mejor porque no es casi posible; no espero que vaya a peor por la misma razón. Sencillamente aguardo y veo pasar los días.
Con nosotros han comido nuestros hijos, con nosotros han pasado un rato en la consciencia de lo que hay y de lo que se puede esperar. Me gusta que compartan también lo menos bueno, y que busquen razones a la vida, y que la peleen, y que la gocen, y que la creen cada día, y que se den cuenta de que su recorrido tiene unos límites reales aunque confusos, y de que también si se comparten algunas experiencias se llevan con más calma.
Lo demás poco importa por pequeño y banal. Hoy sí ha pasado algo, porque me ha pasado a mí. Prefiero sumergirme en el silencio.
jueves, 17 de julio de 2008
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