jueves, 21 de enero de 2010

IÑAKI GABILONDO

Con alguna frecuencia me desahogo en estas líneas dejando recaditos para la consideración que me merecen los medios de comunicación en general, sobre todo la televisión. Mi lista de improperios resultaría demasiado larga si me pusiera al asunto. Pero al menos hoy diré que me parecen malos, nocivos, malignos, dañinos, pérfidos, peligrosos, perversos, perjudiciales, viles, nefastos, canallas, infaustos, infames, molestos, injustos, crueles, enfermos, defectuosos, penosos, costosos, fracasados, frustrantes, engañabobos, maleantes, estafadores, embusteros, falsarios, tramposos, falaces, capciosos… y lo dejaré aquí para ser benevolente.
Sé muy bien que la generalización nunca es buena y que todo tiene matices, pero dejo esta sarta de sapos porque es lo menos que se merece este medio que tanto influye en la sociedad, y no siempre para bien precisamente.

Hay ejemplos, sin embargo, que me llenan de ánimo y que me insuflan un poco de empuje. Pero no duran siempre y, como los casos no son demasiado frecuentes, cuando desaparecen, dejan un hueco demasiado visible.

Hoy me entero de que Iñaki Gabilondo deja ya la presentación del telediario de noche de la cadena Cuatro. Lo siento de veras. Para mí ha sido siempre un profesional honrado y diligente que ha puesto una gota de razonamiento y de cordura en casi todo lo que ha hecho. Lo he seguido desde hace muchos años en radio y en televisión. Siempre he sentido que desprendía un rayo de inteligencia y de honradez, de valentía pero a la vez de mesura, de saber separar la información de la opinión, de conocer como pocos lo que es un comentario editorial y el resumen de las ideas que trascienden a los hechos diarios del mundo en pocas palabras.

En los últimos años hay dos programas que procuro no perderme en el medio televisivo. Uno es (era, a partir de hoy) el comentario que al final del programa insertaba Iñaki; el otro es el programa de humor El Intermedio. El segundo de ellos empieza a llamarme con menos atención, el de Iñaki me sigue llamando con la misma fuerza.

Yo quiero dejar en estas líneas mi nota de admiración para el trabajo de esta persona y por la línea de trabajo y de pensamiento que siempre ha mantenido. En un mundo tan sesgado, tan al servicio del dinero, tan banalizado y tan embrutecedor, este me parecía un clavo al que agarrarse para sentir que uno no anda solo del todo por esos mundos, aunque los seguidores debíamos de ser minoría a juzgar por los índices de audiencia.

Algo habrá que hacer para seguir su trabajo. Porque los raros que quedamos por ahí en gustos y en opiniones lo necesitamos.

2 comentarios:

Gregorio dijo...

Iñaki se va, pero ese comentario al final del telediario seguirá haciendolo y además podrás verlo en CNN+, en un programa nuevo de dos horas, con Silvia. De nada.

Claudia Ortiz de Urbina S-Fabrés dijo...

Que Inaki Gabilondo sabía separar información de opinión...madre mía lo que hay que leer.
Dejen ustedes de ser tan sectarios y maniqueos, por favor.