PARA EL NUEVO AÑO
Aumentarán los días lentamente,
como crece tu cuerpo, que proviene
del útero del sol. Será tu nombre
una profunda huella cada tarde
si lo dejas colgado en el ocaso,
donde todo es fulgor y precipicio.
El agua hará silencio entre tu pelo
todos los días de lluvia, y en tu pecho
libarán ricas mieles las abejas.
Moriremos gastados por el roce,
de sobredosis de nosotros mismos,
y, al fin del nuevo año,
seremos cobijados por los muertos,
en un recuerdo inútil de amor y de presencias.
sábado, 2 de enero de 2010
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