jueves, 19 de marzo de 2009

...Y DEL HIJO

Es verdad que la fiesta del padre es un penúltimo invento del Corte Inglés (qué nombre tan mostrenco y tan poco patriótico), pero no la figura del padre, por supuesto.

Me siento complacido cuando me llaman mis hijos para felicitarme en este día. Es una muestra más de que algo nos une, de que seguimos juntos, de que algo nos ata en este camino interminable y movedizo que es la vida.

No tendría que ser difícil la tarea de ser padres pues tantos lo son y lo somos. Y, sin embargo, muchos nos quedamos con la duda de si siempre hicimos bien en la época de la educación o en la actual. Son tantas las variables y las posibilidades, que cualquiera que elijas te deja el claroscuro de los demás caminos que no anduvimos.

Es la niñez el territorio al que siempre volvemos, o, acaso el territorio del que jamás nos vamos. En ese territorio, la figura del padre es esencial y casi omnipresente. Seguro que por eso no se pierde aunque pasen los años. Por eso hoy que mis hijos se sienten un poco deudores de su padre, yo me siento también deudor de ellos. En el fondo confieso que estas líneas diarias tienen como destinatarios primeros a ellos mismos. Ellos son el anillo que se añade a otros aros para formar cadena con el tiempo, son los depositarios y albaceas de mis pocas ideas y de mis muchas dudas. Hoy los enlazo con el recuerdo exacto de mi padre, los traigo a mi recuerdo y los abrazo, les pido que me quieran al menos como pienso que los quiero. Todos seremos uno en el tiempo. Después seremos nada. Pero seremos juntos. Con eso ya me basta. Gracias por todo, hijos.

Y fui a ver a mi madre, esa otra parte femenina que me explica y me agarra. Sigue sumando días con sus manitas tiernas, sarmentosas, con sus ojitos bellos, vacilantes, con su susurro hermoso. Con ella en el pasillo se suicidó la tarde en el ocaso, cortándose las venas y dejando un rastro cárdeno que se tragó la noche.

1 comentario:

Jesús Majada dijo...

QUINTILLAS (MENORES)
EN RESPUESTA A UN SONETO (MAYOR)
QUE, POCOS DÍAS HA,
ME LLEGÓ DESDE LA TERRAZA

Me invitas, Antonio amigo,
a un gaudeamus glorioso
con Góngora de padrino,
y Leandro fervoroso
tras Hero, cual peregrino.

A Leandro y Hero dejemos
atemperar sus ardores.
Mientras, nosotros tentemos
cecinas, pan y licores
con quien bien nos entendemos.

Como está tan a la mano
la sapiencia de don Luis
–en su gusto por vivir
tan liberal, tan villano-,
sigamos como a alfaquí.

Y pues llega primavera
que nos infunde vigor,
disfrutemos a sabor
de toda esta savia nueva
cual pajarillo cantor.

Si la pascua se nos va;
si el invierno nos espía
y la cumbre blanca está;
si hay que carpir el día…
¡hagámoslo en compañía!