sábado, 14 de marzo de 2009

HERO Y LEANDRO S XXI

LEANDRO EN LA PISCINA

Estabas a la orilla de la orilla,
dejándote llevar, desmadejada.
El sol era un rizoma que, a destajo,
almidonaba el verde de tus ojos
y a mí me daba luz desde esos faros.

Hero tomando el sol, qué maravilla.

Pero, en medio de todo, en la otra orilla,
andaba yo, Leandro, equivocado,
preparando mis gafas, mis aletas,
para cruzar a nado mi Helesponto.

El socorrista cruel de la piscina
me impidió utilizar mi indumentaria:
-Las gafas están rotas, las aletas
molestan el buceo de los bañistas.

Me salvó del apuro el salvavidas
pues no sabía nadar, y dar la vuelta
a toda la piscina habría supuesto
encuentros no buscados
con otras muchas Heros más bailongas.

Leandro huyendo del sol bajo sombrilla.

Dividamos espacios, dulce Hero:
en medio de las aguas está el punto de encuentro.
Vente libre de todo, desnudita,
a ahogarte de placer con tu Leandro.
Yo me ahogaré de todo:
de agua, de amor, de sed de hacer el ganso.
Que yo no sé nadar, ya te lo he dicho,
y tengo fobia al agua, y me arrebato.

3 comentarios:

mojadopapel dijo...

Verte cambiar de tono me ha hecho pasar un buen rato,que se repita.

Jesús Majada dijo...

Me gustan tus divagaciones mitológicas. Y más aún esta variación sobre Leandro, tan sublime, tan actual, tan cercana, tan estival.
Aunque -hasta ahora- yo te hubiera colocado más cerca de las preferencias gongorinas que como dulce y audaz enamorado. Recuerdas, ¿no?:

Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente...

Adu dijo...

Vaya sopresa, ganas de hacer el ganso, quien lo diría... Está muy bien eso.