viernes, 20 de marzo de 2009

ESTA CIUDAD ESTRECHA EN LA QUE TE VAS HACIENDO VIEJO

Ahora la luz ya es todo. Porque ofrece sus frutos por todas las esquinas. Si la jornada es feria, entonces la mañana es la propicia para salir al campo y anegarse de luz y de colores.

Nena y yo nos bañamos cada tarde por las callejas que bordean esta ciudad estrecha. El Valle de las Huertas se alarga hasta el confín del horizonte. El sol no es vertical, es paralelo, quiere ser uno más en el camino, aspira a ser contraste de luces y de sombras. Y todo es ya color. Los rosas y los blancos se apoderan del fondo del paisaje. Son las flores del pruno, del cerezo, del almendro, del ciruelo. Las camelias estallan, como estallan las yemas del castaño, en un parto de verdes tiernos y agradecidos.

Ayer por la mañana nos marchamos a pasear las callejas del Valle de las Huertas. Qué lujo de paisaje, qué lujuria, qué gozo, qué descanso. Sol, colores, aromas, tactos, fotos, sonidos de los pájaros, que andan a su tarea de renovar la vida. Después fue la frescura junto al río, caminando la ruta de las fábricas. Allí, entre los barrancos, con el agua corriendo hasta perderse después de mil oficios, con restos de las fábricas que en otros días cantaron el son de sus trabajos, con las centrales hidráulicas y las pesqueras, con las chimeneas al viento y sin servicio, con el cielo y la nieve allá en lo alto.

Béjar es un orgasmo de paisaje. Lo veo en mi terraza, lo siento en mi terraza, lo huelo en mi terraza, lo vivo en mi terraza. Va la nieve sintiéndose indefensa y parece querer venirse al valle, a aromarse también con los olores de estos días primeros de la nueva estación. Ahora todo se adensa y cobra más volumen. La vida tiene eso: nace, crece, se agita, se desvanece y muere, cuando sus leyes quieren. Me faltan las cigüeñas de vecinas, que ya están anidando, pero ya las bandadas de estorninos empiezan sus piruetas en el aire, comienzan ese circo endemoniado de infinitos juegos malabares en el que tengo asiento reservado para todo el verano.

¿Nadie quiere venir a mi terraza? Aquí hay asientos libres y fiesta de la buena.

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