sábado, 28 de marzo de 2009

ESCRIBIR SIN ESCRIBIR II

Hagamos una prueba.”La del alba sería…” No, esto no me vale porque es clásico, lo conoce todo el mundo y no añade nada especial. A la basura. Lo cambiaré por este otro arranque: “Apenas vislumbro una tenue luz, mis ojos se hacen conscientes de que llega el día, un día especial y nuevo en el que los rumores se agitan y agigantan hasta llegar a mí en forma de voces especiales.” Tampoco. Es imagen difusa y contiene demasiados elementos.

Bueno, me haré una idea más tarde. Voy a seguir pensando en la primera actividad y a darle paso a algún otro elemento: “Ya la calle me llama, la luz tira de mí y siento comezón por airear mi cuerpo. Me aguardan ya dispuestos Manolo y Jesús, con sus mochilas y son sus sonrisas, dispuestos para darle trabajo a la lengua y a los pies.” ¿Será correcto darles entrada tan pronto o hubiera sido mejor encarar el exterior con una imagen de la naturaleza? Tengo dudas. Por ejemplo, podría haberlo cambiado por algo así: “Los rayos son aún horizontales y me besan la frente tenuemente. Las sombras se me muestran alargadas y aún no se han puesto en pie. El mundo está cortado en dos mitades y en el azul del cielo se columpian dos nubes despistadas.”

Pero es la primavera la protagonista y aún no ha dado señales de vida con sus elementos. Y había quedado en que estos tenían que tener al menos tres partes: elementos naturales, animales y alguna persona. Así que lo de Manolo y Jesús lo dejaré para esta sección. “Un cierto sabor tibio me invade en cuanto doy los primeros pasos. La sierra huele a limpio con su nieve escurriendo y, en su falda, hay una inmensa paleta de colores. Predominan los grises de las ramas en los árboles más atrasados, los blancos y los verdes, junto con los rosas, en aquellos otros que son marca preferente de la primavera.” Pero esto es muy genérico. ¿Cuáles son esos árboles. ¿Son acaso los últimos castaños, los cerezos, los prunos, los guindos, los perales? Por aquí hay muchos robles y mantienen sus ramas al desnudo. Y, además, no sé si no debería darle movimiento primero con las aves al viento, para irrumpir sin orden en la vitalidad y en la incontinencia de la vida. A ver: “Los estorninos se agitan y discuten sin ningún pudor mientras el sol se anima, algún pardal busca ya las paredes para ponerse a tomar el sol, las cigüeñas crotoran en lo alto de sus nidos y el gorjeo celoso de las palomas me sirve de sinfonía perfecta mientras sigo mis pasos en busca del campo.” Pero si la sección se hubiera situado en mi terraza, hubiera incorporado el murmullo del río y de sus aguas, el contraste entre el sol y mi refugio, el foco que me ofrece foto fija sin tener que moverme. Al fin y al cabo, esto es “Desde mi terraza”. ¿Qué hago? ¿Me vuelvo y empezamos otra vez? Sería muy fastidioso.

Y, a todo esto, faltan mis sentimientos, las sensaciones varias desde los elementos, la deducción de ideas desde la descripción. Eso es lo que, en el fondo, me divierte y me saca del pozo de la nada. Así por ejemplo: “Este dios del azul me deja inerte, sin saber a quién tengo que rendirme, me declara en la inopia ante tanta belleza y me obliga a romper en derecho por la senda de la satisfacción. Hoy ha de ser un gran día.”

En realidad no he hecho otra cosa que dudar y hacer indagaciones pero apenas he dado a luz unas oraciones inconexas y asustadas por el peligro de ser modificadas hasta quedarse solo en un intento. Y faltan los adornos del proyecto de vida. ¿Dónde están los adjetivos con los que soñaba? Apenas he descubierto un par de personificaciones, alguna enumeración poco lograda, ninguna gradación, casi ningún contraste, del léxico no puedo casi hablar ni pronunciarme… En fin, qué asco de texto. O sea, que ¿lo concreto o lo mando hasta el reino del olvido? Hoy no……. Mañana.

Que hoy tocó día de vida y primavera por las laderas altas que sostienen casi en el cielo al Pinajarro, y fue mañana de charla y de banquete desde verde atalaya, sobre el valle del Ambroz, con todo a nuestros pies. Y fue la primavera en sus colores y en toda su amplia gama de sensaciones. Lo demás, ya lo digo, no toca hoy… Mañana.

Y perdón por el juego. O acaso no tan juego.

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