miércoles, 11 de marzo de 2009

11-M AÑO QUINTO

Exactamente cinco años desde aquel 11-M. Han sucedido muchas cosas. Ninguna tan terrible como la del mismo día. Tengo imágenes nítidas de varias de ellas: las fotos del primer día, la sensación entre las personas en mi centro de trabajo, estampas absolutamente asquerosas de un tal Zaplana en la comisión de investigación, Pilar Manjón como ejemplo de víctima y de sufrimiento, el Bosque del Recuerdo, el monumento de Atocha, las flores en el Pozo, alguna llamada de teléfono, aquel libro en recuerdo… Bastantes, muchas cosas.

Pero hay siempre una que se impone por encima de todas las demás. Y no es nada agradable. Lo he escrito ya más veces. Lo vuelvo a repetir. Tengo la certeza moral de que algunos medios de comunicación y algunas agrupaciones sociales han explotado la sangre de los muertos de una manera absolutamente escandalosa, vergonzosa y criminal; creo que a cada gramo de sangre de los muertos le han sacado más producto que a las minas del Perú. Y encima se alzan como adalides de la investigación y del amparo de las mismas. Escribiré aquí sus nombres para que no haya dudas (quiero mojarme entero y no secarme, aunque me coja gripe): el periódico El Mundo, la cadena de la iglesia COPE, todas las emisoras de radio y de televisión dependientes de la derecha más extrema, con Telemadrid al frente, casi todos los demás periódicos de la derecha, en claro seguidismo y para no quedarse para atrás, aunque con algo menos de descaro y de desvergüenza…

Tengo la sensación de no haber conocido jamás -espero no volver a conocerlo- un negocio tan sucio y una supeditación tan macabra y asquerosa a la cuenta de resultados con morbo macabro de por medio. En mi juicio moral estos medios citados merecen cadena perpetua con muy escasas posibilidades de redimir penas. Aún hoy siguen gimiendo en noticias que apuntan a posibilidades derivadas de otras posibilidades, que a su vez proceden de una posibilidad de cuarto orden. Y lo peor de todo esto es que han conseguido hacer revivir las dos Españas pues un numeroso grupo los sigue a todas partes y están dispuestos a salir a la calle con cualquier propuesta y al menor empuje. Aún quieren sustanciar judicialmente la “autoría intelectual”-¿qué será eso?-. Y se quedan tan frescos, con el carnet de su primaria a cuestas, dando lecciones a todo el mundo sin ningún pudor.

¿No se dan cuenta de que todos hubiéramos deseado que el autor hubiera procedido del ambiente de ETA? Cualquier analista con el grado escolar más elemental entendía y entiende que, en ese caso, se le habría dado un empujón definitivo a ETA para su desaparición por barbaridad extrema, y que, sin embargo, viniendo de ambientes musulmanes, desgraciadamente nos llevaba a un terrorismo todavía más cruel por sus implicaciones religiosas fanáticas e internacionales. No entienden ni eso. Imbéciles, subnormales. O sí lo entienden, pero no les encaja en su esquema de ventas, en cuyo caso, me parecen peor que criminales. Seguirán dando la lata: les va bien con su negocio y todo vale para el convento: ahí están sus concesiones de emisoras de radio y de televisión por todas partes, por ejemplo. Además, en algo tan complejo, las grietas se pueden producir por muchos sitios aunque no afecten nunca a la estructura. Allá ellos. Me parecen unos malnacidos. Siento asco, lo siento.


Y bien me gustaría que fuéramos mirando hacia delante. Sin perder el recuerdo pero no empantanándonos en asuntos estériles ni en guerras sin sentido de subvenciones varias. Fue terrible el suceso. Arreglemos aquello que podamos: el recuerdo, el cariño, la atención. Y tal vez el análisis de por qué se produjeron los hechos: guerras, mentiras, religiones, injusticias. Y a cambiar esos vientos en la Historia, a dar sentido y fuerza al ser humano por encima de las demás historias.

1 comentario:

Manolo dijo...

Puedes añadir mi firma a tus palabras. Las suscribo de arriba a abajo.
Un abrazo.