martes, 10 de febrero de 2009

TAL VEZ SOY BUEN CREYENTE

A estas alturas de mi vida, paso por ser un descreído y una mente siempre en guardia frente a cualquier elemento de manifestación religiosa. Me sucede entre la gente con la que trabajo (¿trabajo con ella?), entre mi familia y entre la gente más cercana.
No tengo muchas ganas de gastar esfuerzo y tiempo en cambiar esa imagen pero creo que no es del todo cierta. Estoy seguro de que, si echamos cuentas, he dedicado muchas más horas, en prácticas y sobre todo en lecturas, al asunto religioso que casi todas esas personas que me califican de descreído y de anticlerical. Y sigo leyendo y buscando. Cada vez encuentro menos y se me cierran más puertas a las creencias y a las expresiones tradicionales de esa religiosidad.

¿Entonces creo o no creo? ¿Soy ateo, creyente, panteísta, deísta, agnóstico o qué leches soy?
Vayamos al valor de las palabras, a su débil intento de representar la idea de la realidad. Claro que soy creyente, por supuesto. Cómo no voy a ser creyente. Me confieso creyente en muchas cosas. Por ejemplo en que el fenómeno religioso ha sido muy importante en el desarrollo histórico de la comunidad humana, en que hay un espacio y un tiempo que me acogen, en que mis días están contados y todo me impulsa hacia el futuro, en que no conozco mi origen pero la realidad más plausible y mejor documentada es que soy descendiente de otras formas de vida más primarias, en que esta explicación del relojero poniendo todo en marcha teóricamente tiene muchas grietas y a veces parece reducirse al absurdo más elemental de las improbabilidades, creo y me quedo extasiado ante los fenómenos naturales y en las ocultas para mí leyes físicas que rigen todos esos fenómenos, creo en que detrás de cada experimentación sigue escondiéndose un mundo oculto absolutamente maravilloso, en que la historia ha ido imponiendo en cada comunidad una serie de principios que rigen su vida pero no su razón, creo en que la moralidad occidental tiene diversas fuentes y por supuesto no la única fuente en las religiones del libro, creo en que esta moralidad de los mundos monoteístas resulta complicada y sometida a un mundo de castigos y recelos que impide en buena medida en el ser humano el desarrollo de su razón con todas las consecuencias, creo en que la religión cristiana ha gozado durante mil setecientos años por lo menos de unos privilegios escandalosos, creo en que la razón es el medio menos malo y más positivo de liberar al hombre y de darle su mejor sitio en la vida, creo en algo tan difícil como el sentido común y en la buena voluntad como binomio menos imperfecto para solucionar los malos entendidos y las dificultades de la comunicación en sociedad, creo en la necesidad de incluir en la definición del ser humano el carácter social de su conciencia y, por tanto, en la necesidad de socializar buena parte de los impulsos humanos como mejor forma de guardar la libertad individual, creo en el esfuerzo más que en las capacidades, creo…

Yo creo en muchas cosas. Sospecho que en esta acepción del término creer se incluye también hasta una parte de convicción. O sea, que mis creencias son incluso fuertes. Soy hasta un buen creyente. Creo que sí.

¿Por qué no escribir una lista de cosas en las que no creo? Fundamentalmente porque sería muy larga. En todo caso incluiría muchos dogmas (tal vez todos), festejos a gogó, procesiones al uso, jerarquías al uso y al desuso, vírgenes en cada encina, la realidad del libro, la bondad de las penas, el miedo y la amenaza, las mitras y los tronos, eso del individuo solo y sin los otros, las patrias y regiones exclusivas, la mandanga de que los hijos son solo de los padres…

Bueno, y muchas más cosas. Eso para otro día.

1 comentario:

antonio dijo...

Yo creo en todo lo que dices y en más. Creo, sobre todas las cosas, en que existe una Dirección General de Tráfico de la Guardia Civil, que acaba de notificarme, ahora mismito, la imposición de una sanción de tráfico, nada menos que de 100 euros, porque dice que en una autovía circulaba a 100 kms/h, existiendo una limitación de 80 kms/h. Dime, Antonio, amigo ¿si yo dejo de creer en la Dirección General de Tráfico, en las denuncias, en los automóviles, en las autovías y en la madre que los parió...... (a los automóviles), ¿me será retirada la sanción?.
Perdona el desahogo. Extraordinaria tu entrada.
Lo he intentado, pero no sé cambiar la firma.
A. Merino.