martes, 17 de febrero de 2009

DOS PULSIONES DISTINTAS

Cuando salgo a la calle, me encuentro con personas. Una se llama Juan, otra Pepito, a algunas las conozco y las saludo, a otras las sitúo en el apartado de los que me suenan de vista y a otros pocos -casi todos- los dejo que se vayan y que vengan a su antojo porque no los conozco.


Pero todos tienen piernas y brazos, ojos y narices, cabecita en su sitio, capacidad de pensamiento, todos nacen y crecen y, “en un día como tantos, descansan bajo la tierra”.

Cada uno anda a lo suyo: a comprar sus viandas, a llevar el niño al cole, a preparar comidas, a pasear al sol que más calienta, a ordenar bien sus cuentas, a pensar en sus hijos y en sus padres, a criticarlo todo desde su perspectiva, a ordenar sus recursos, a cultivar sus gustos. Quiero decir sencillamente, serenamente hablando, que cada individuo parece que anda como si fuera solo, como si toda la realidad se conformara en torno de sí mismo, como si nada existiera que no fuera al servicio de sí mismo. Cuando tiene una casa procura que sea la mejor, y si tiene un comercio está obligado a buscar la ruina del de enfrente para quedarse con toda la clientela.
Le puede la pulsión del individuo frente a la presencia y la importancia de las otras personas que forman la comunidad. Cuando hay que teorizarlo, sostiene que el individuo existe antes que la comunidad, que las comunidades se conforman con la suma de individuos y que todo el esfuerzo tiene que estar encaminado a satisfacer los deseos y las libertades de las personas pensadas como seres individuales. Es un esquema básico del liberalismo.

Así contado hasta parece que suena bien. Pero veamos.

Cuando salgo a la calle, me encuentro con personas que van de un lado a otro. Todas tienen sus nombres, impuestos por sus padres. O sea, que tienen padres. Es más, los engendraron y tal vez los criaron y aguantaron sus caprichos, encauzaron sus vidas y tal vez los mantienen todavía. El cole de sus hijos lo comparten con otros niños que tienen sus gustos propios y salen a jugar con sus retoños, que tienen que sentarse al lado y han de aguantar su turno para intervenir en clase o ponerse en la cola delante de ese niño. Las viandas que compran las tienen que coger de alguna tienda y hay alguien que despacha, y otros que las cultivan y las limpian, y acaso les toca también esperar su turno pues hay otras personas que también quieren compras, y también tienen gustos y también tienen niños, y también tienen manos, y también tienen piernas, y gastan las aceras, y hasta pagan impuestos para que el primer niño pueda ir al colegio con sus padres. Y cuando esos individuos quieren hablar, han de hacerlo con las demás personas, que escuchan lo que dicen -tal vez muchas bobadas-, y les responden siempre, y entablan con simpleza cualquier conversación, y se ven sorprendidos por el feliz milagro de la comunicación, y hasta se sienten, coño, un poco más felices compartiendo experiencias, y vuelven por la calle y se aseguran de que hay un cierto orden en las cosas, y pueden dar sus pasos porque existe ese orden, y pueden ir seguros porque existe ese orden, y viven y respiran porque hay un cierto orden que asegura la existencia de esos individuos…

Es esta la pulsión de la conciencia de la comunidad, del ser en sociedad, de la ciudad en suma, de todo lo que suma convivencia, de entender que en la Tierra somos siete mil millones de individuos, que no hay definición del ser humano sin esa variable que apunta a lo social. La vida se explica solo por la necesidad del ser humano de alcanzar la presencia de los otros, del grito angustioso por pedir otras manos, de repetir sin pausa la pregunta quién anda por ahí, de juntarse, mirarse y fusionarse, de crear cosas nuevas con el empuje de todas las manos. Es otro esquema básico de un cierto socialismo humanista.

La Historia nos demuestra el empuje diverso de las dos tendencias. Supongo que ambas buscan el bien del ser humano. No parece que vayan por el mismo camino.

No entiendo las bondades de la primera fórmula. No concibo el valor del individuo si no es en el contexto de la comunidad. No hay ni genios aislados: todo su ser se explica en los contextos. Su mejora mejora al individuo y le permite ser más uno mismo, igual que la mejora del individuo hace mejor al grupo. Descreo de los sistemas que necesitan poner en guardia a sus miembros por el peligro que tienen de ser devorados por los otros miembros de la comunidad. Y no me extraña nada, por supuesto, que sean sus defensores más acérrimos los que se sitúan en los mejores puestos económicos y sociales de la cadena de mando. Mucho más me duele y me sorprende que haya miembros explotados en la comunidad que aplaudan esos métodos. Acaso porque quieran sustentarlos en otros asideros poco humanos, muchos más esotéricos, mistéricos, de lesa religión.

Conozco los principios del utilitarismo, del interés como motor del hombre, del instinto supremo de la supervivencia, del tremendo trajín de las especies, de la oculta explosión del egoísmo, de la necesidad que siento de que me dejen solo tantas veces, de la coz que les doy en el trasero a tantos ciudadanos. Pero es que necesito levantarlos para que yo pueda volar sin cortapisas, tengo que mejorarlos para que pueda salir sin esconderme, tengo que andar al quite para poder dedicarme mucho tiempo. Seguramente es cosa de egoísmo, de egoísmo racional, de sensación de vida más cumplida, de mejora de especie, de convivencia sana.

Vuelve a asaltar la duda de cómo se concreta mejor la ayuda si desde la soledad o desde la batalla en campo abierto. Pero está ahí la batalla ante los ojos y huir es de cobardes.

6 comentarios:

mojadopapel dijo...

Es curioso que aunque propugnas continuamente que el hombre es un ser social, y "somos" en ese contexto...creo que los mejores pensamientos y logros del hombre se consiguen en soledad. ¿como crecemos y somos más autenticos, contaminandonos de todo lo que nos rodea, o aislandonos interiorizando nuestras percepciones más auténticas?...yo, no lo tengo claro, e incluso asumo la posible contradición existen personas que actuan por el reconocimiento social, y otras que eso les importa un bledo.

antonio dijo...

El hombre no está hecho para vivir solo; acaso fuera esa necesidad de interrelacionarse la razón primera y el origen de su evolución física y espiritual, cuando no al contrario, que primero evolucionara la mente y después la materia, como consecuencia de la evolución del pensamiento. No podemos existir, si no es con otros; no podemos evolucionar sin el apoyo de los otros. Necesitamos del agricultor para comer, del sastre para vestir, del médico para vivir sin dolor, del arquitecto para resguardarnos del frío y del calor, del filósofo para idear, del político para planificar ..... y de todos y cada uno para seguir creciendo.

Pero, así como en una reunión -por poner un ejemplo- de comunidad de vecinos no hay dios que se entienda porque todos hablamos a la vez tratando de imponer nuestras razones, irreflexivamente, sin entender que puedan darse otras, lo que hace que en, la mayoría de los casos, no nos aclaremos ni se avance nada, es preciso que en la comunidad humana exista el individuo que sea capaz de razonar en soledad, que sea capaz de descubrir en soledad, que sea capaz de crear en soledad y, a partir de ahí, que pueda ser capaz de transmitir sus logros a todos los demás.

Pienso, por tanto, que la humanidad únicamente podrá salvarse desde la individualidad puesta al servicio de todos, y que el individuo no se salvará nunca, si trabaja solo para sí sin el apoyo y sin la ayuda de la comunidad.

Protejamos, pues, al individuo ..... humanizado.

A.Merino

Adu dijo...

Arquitecto = estufa + ventilador, je je, me voy a chivar a unos amiguetes...

Sinda dijo...

Es verdad, A.Merino. Un arquitecto ideó también "el patio de mi casa, que es particular, cuando llueve se moja como los demás". Agáchate!!(Jajaja)

¿Dónde estabais todos y cada uno cuando yo os necesité? Ahora comprendo por qué no crecí yo más.

PS.Para A. Merino: Si no entiendes mi comment, si piensas que estoy "chalá perdía" (ahí has dado en la diana), si tienes ganas de enterarte, pica encima de "Adu", y saldrás de dudas.
Besos supercariñosos para los cuatro

antonio dijo...

Sinda, llevo diez minutos rompiéndome los cuernos (quiero creer que virtuales)y, a pesar de haber pinchado en Adu (que no a Adu)varias veces, no me entero de lo que quieres que entienda. Soy mucho más burro de lo que pensaba.Ya me contarás.Un beso.

PS.Se nos va a enfadar Antonio Gutiérrez por utilizar su blog para comunicarnos. Anda, no te enfades, que la comunicación hace que seamos más felices.
A.Merino

Adu dijo...

Ostras, mi Sindy, eres un poco larga de lengua, mala mujer... Yo se lo explicaré a Antonio algún día, pero déjame que sea yo quien lo haga.
A los dos Antonios: por favor, no os molestéis, son cosas nuestras, ya nos vamos a otro patio.
BBT casi N.
Post.data (en serio).- Las dos cosas son necesarias: la soledad para reflexionar y la compañía para compartir, debatir, discutir...