viernes, 23 de mayo de 2008

SOLO SOMOS INSTANTES

Estamos todos hechos de instantes, de diminutos tiempos que se encadenan sin apenas conocerse, sin tiempo para darse la mano y saludarse, tomar un trago juntos y después despedirse. Todo es continuo atajo, desconcierto, cuando esperas no sabes lo que puede pasar y acaso es mejor que no lo sepas pues, si así fuera, tal vez te llegaría la cruel desesperanza. Así que todo fluye y se derrama, a veces se adelanta y a veces vuelve atrás y se descubre en el sitio de antes. Al final del camino tal vez la belleza habrá estado en todo aquello que, sin decir ni pío, pasó inadvertido, inesperado y súbito.
Qué inconsistente todo, qué falta de certeza, qué descaro. Así resulta difícil asentarse, determinar destinos, hacer un breve plan para mañana, depositar en el suelo la verdad para que dure un rato, asirse con confianza a ningún sitio.
Los niños necesitan de unas manos que sientan con calor y con ternura, se abandonan a ellas y se duermen al contacto con la piel de sus dedos. Los jóvenes esperan de sus maestros la seguridad de algún camino sin darse cuenta, ay, de que la vida anda precisamente en la búsqueda propia y personal. Tal vez la madurez se escape un poco de esa necesidad: en el medio la vida se olvida del valor de los extremos y se siente segura de sí misma. Si la vejez acecha, de nuevo es la inseguridad y la necesidad de la certeza lo que acosa y provoca.
En algún momento de la carrera de la vida, echamos la vista atrás y obtenemos la certeza de la provisionalidad de toda la jornada, nos sentamos a ver pasar el agua y la descubrimos anterior y más consistente que nosotros mismos, observamos el cielo y las nubes se alejan con nosotros, miramos la montaña y allí sigue constante y duradera, mucho más que nosotros, siempre mucho más duradera que nosotros. Todo se nos presenta en un mínimo ruido, en un ruido adecuado a las cosas que pasan y se marchan como sin ser notadas.
Solo quedan los restos de la memoria pobre, oscurecida, las nieblas blanquecinas de la melancolía.

1 comentario:

Alina G.Paredes dijo...

me encanta éste escrito :) felicidades!!