jueves, 28 de febrero de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA 7

Ya media, ya media la cosecha, y la mies, y la trilla, y la era. Ya se va pudiendo mirar hacia atrás y hacia adelante. Hacia atrás sigue dibujándose una campaña que ha durado cuatro años y que nos ha dejado exhaustos; hacia adelante parece que nos quedan pocos días para sentarnos a descansar.
Se afanan los líderes en poner temas importantes sobre la mesa. Está bien; es la mejor manera de que conozcamos cuáles son sus formas de pensar al respecto. Esto si no lo supiéramos ya, porque, en realidad, no hay nada nuevo bajo el sol y todo lo reconocemos como algo gastado y repetido. ¿Quién no sabe, por ejemplo, cuál es la forma de pensar de los grandes partidos respecto de la emigración? Como sucede con todos los demás asuntos, la derecha anda siempre a la defensiva, con miedo de perder los privilegios de los que goza y en una especie de temor a ser contaminada por otras formas de vida y por otras costumbres. El asunto es delicado y deberían tener buen cuidado en la forma de plantearlo. Porque el fenómeno es complejo y ataca directamente al bajo vientre y a las vísceras de los votantes. ¿Quién podría negar que hay que regular con calma este fenómeno y que es bueno que los que vienen lo hagan sabiendo a qué vienen, con qué dificultades se van a encontrar y qué obligaciones tienen que cumplir? Resulta demasiado sencillo, y peligroso, largar más de la cuenta y poner en guardia a todo el mundo. Creo que la derecha, con un discurso que raya la xenofobia, pesca a redes llenas también entre los votantes de izquierda, sobre todo en época de incertidumbre económica. Ellos sabrán por qué lo hacen. En la res publica no sirve todo, y el ser humano es algo más que dinero y bajos instintos. Se me ocurre una pregunta que cambiaría totalmente la visión de este asunto: ¿En nombre de qué puedo yo reivindicar este territorio como mío y no de otras personas que llegan de otros lugares? ¿En nombre de qué? ¿Acaso de la Historia? ¿De qué historia? ¿No está globalizado el mundo? ¿Por qué los capitales sí y la circulación de los seres humanos no? ¿Por qué se les ponen pegas a los que llegan en pateras y se aplaude a los que llegan en avión a las playas, como turistas, a dejar los dineros? ¿Qué pasa con esa doble moral? ¿Por qué los que rechazan a los emigrantes los esclavizan contratándolos clandestinamente por cuatro perras y en condiciones de clandestinidad?
Youssouph y Malick llegaron en patera y vieron la muerte de cerca. Llevan entre nosotros más de dos años. No han dado ni un ruido nunca. Están dispuestos a trabajar honradamente; de hecho ya lo hacen. ¿En nombre de qué tengo yo que pedir su expulsión? Ni lo hago ni lo voy a hacer. Me he sentado con ellos a la mesa y lo volveré a hacer. El mundo es un pañuelo y el ser humano es, por encima de todo lo demás, un ser humano.
Y seguirán diciendo que no existen las derechas y las izquierdas. Qué cosas hay que oír.

Pero la jornada dio para algo más, para algo más gozoso y reconfortante para mí. He acudido a ver a mi madre y me ha gustado verla un poco más recuperada, en una especie de mar de la serenidad pero algo más erguida y hasta con un poco de fortaleza. Sus sonrisas son mi felicidad, y hoy se sonreía mucho. Cuando yo le acariciaba las manos, cuando yo la besaba, cuando yo la miraba. Su estado de debilidad la ha situado como en un plano de cierta satisfacción, y esto me complace. Bien sé que hay ciertos niveles que ya no recuperará nunca, pero al menos no la he visto postrada y a merced de cualquier fuerza. "Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera".

4 comentarios:

antonio dijo...

Bienvenidos sean Youssouph -con visos, por cierto, de integrarse en mi familia (doble bienvenida)- y Malick. Bienvenidos quienes, con “papeles” o llegados en patera, se encuentran entre nosotros. Bienvenidos, en fin, todos los que, en adelante, arriben a estas tierras que nos fueron ¿prestadas? y que habitamos temporalmente. Ojalá que encuentren en nosotros la hospitalidad y la felicidad que buscan.

El mundo, sin embargo, es finito. Las tierras tienen límite. La capacidad de los espacios es la que es, no más. La acogida masiva y no regularizada de inmigrantes trae consigo el desborde: desborde de personas, desborde de trabajo, desborde de viviendas, desborde de alimentos, desborde de hospitales, desborde de colegios, desborde de espacios donde convivir, y ese desborde no trae más que hambre. Hambre que conduce a la miseria, a la confrontación, a la xenofobia y al enfrentamiento. ¿Solucionaría el problema de los emigrantes su entrada indiscriminada en cualquier país o, por el contrario, crearía más problemas a los que llegan y a quienes ya lo habitan?. La convivencia exige unas normas que todos debemos cumplir para no convertirnos en lobos. Todo ser humano es libre y mal puede vivir su libertad quien ha de esconderse para no ser deportado, quien ha de someterse a condiciones miserables para poder obtener un trabajo, quien ha de humillarse por temor a ser descubierto. Con unas reglas de juego esto nunca llegaría a suceder.

Tampoco yo podría dar razón que nos legitime para reivindicar la propiedad de estas tierras, y, si me apuras, hasta podría poner en duda que me pertenezcan en exclusiva el coche que conduzco, o el piso en el que habito. Pero es peligroso plantear así la cuestión porque, si continuara avanzando en esta reflexión, me llevaría, quizás, a dar por bueno que Hitler tratara de apoderarse de media Europa o que Busch haya invadido Irak. ¡Qué aberración! Lo cierto es que ha de encontrarse una norma que dé solución a los problemas de quienes llegan, sin aumentar los problemas de todos. Y esto tiene que ser una cuestión de las izquierdas y de las derechas.

Es posible que pronto nos encontremos en Béjar. Para entonces os llevaremos vuestro encargo.

Er Schú dijo...

Oye, Antonio Gutiérrez Turrión, ¿quién es ese otro Antonio? Es que, ni añado ni quito una coma. Y qué bien escribe. ¡Vaya prosa! Con mi afán de profesor cascarrabias escudriñando el escrito para encontrar un mínimo desliz, nada, oye. Hasta he mirado la palabra “desborde” porque yo hubiera utilizado “desbordamiento”, pero ni eso. Me pegué de bruces contra el diccionario ya que sí está admitida por la RAE. ¡Chapeau!?

Er Schú dijo...

Ah, y de lo de la sociedad española dividida en “derechas” y “derechas” ya hablaremos en tertulia en el paseo marítimo con unos pescaítos, que aquí hay mucho bla bla bla y mucho cuento.

Luis Felipe Comendador dijo...

Pelín de xenofobia maquillada veo yo en estos contertulios tuyos, amigo Antonio G. T.
Y dejar claro que You y Malick se integran en 'mi' familia [que soy su padre adoptivo y me peleo por ellos a diario], que es la tuya, Antonio G. T., pero no en la suya, que no es la mía.

Un mundo sin fronteras, colegas... sí, un mundo en el que cualquiera pueda viajar como el tal 'er schú' [que leí hace unos días que andaba por la fría Europa –imagino que no en patera-]. No es cuestión de 'hospitalidad', amigos; es cuestión de purita 'justicia', de no vivir como reyes con sus recursos mientras ellos se la juegan.

Bah, creo que habría que vivirlo para entenderlo, ¿verdad, Antonio G. T.? Explícaselo tú, que sabes mucho más que yo de eso.

Palabras... palabras.... palabras.... Ya estoy harto de palabras.

Un abrazote.