lunes, 18 de febrero de 2008

CORAZÓN DE INVIERNO

El mediodía me deja en un duermevela entre la comida, un programa de discusiones alborotadas y otro programa de los llamados del corazón, en espera de la llegada del telediario con el que me quedo un poco en el nirvana. Es mucho más que suficiente para comprobar la trivialización que se hace de casi todo y el bajo nivel en el que nos movemos en esta sociedad encogida. De todos los programas es el social el que se lleva la palma del martirio con mucha diferencia. En él aparecen y se desvelan las vidas de los famosos en un escaparate de estulticia y de bajos fondos. No hay caso si no se habla de alguna relación sexual, siempre insinuada, si no se exalta la belleza externa como principal valor que acompaña a las personas, si no se pone de manifiesto lo extraordinario que resulta cualquier imbecilidad con tal de que se le atribuya a ese famosete. El programa en cuestión se llama "Corazón de invierno". A mí me parece mucho peor que el paradigmático "Tomate". ¿Por qué? Pues porque allí todo era explícito y nadie podía dudar de que se estaba entre mentirosos, putas y cabrones. En este encima se quiere salir airoso, amagando siempre y como no queriendo dar. Las mozas y los mozos de los días del Retiro son muhco más honrados que toda esta fauna que pulula por estos platós. La escala de valores que se va dejando caer implica el halago y hasta la adoración para aquellos favorecidos por la belleza natural, cuyo único mérito es exactamente ese y ningún otro. Los adalides del esfuerzo y de la disciplina en las aulas bien podían poner también el grito en el cielo ante semejante espectáculo. Yo hoy y aquí lo quiero poner, porque no es algo esporádico sino diario que invade todas nuestras actividades.
Aquí opera de nuevo el trajín de los medios de comunicación, que necesitan crear sus héroes para seguir cultivando el morbo, alimentando el instinto, vendiendo anuncios y engordando sus cuentas de resultados.
Y así andamos. Sucede en todos los niveles (deportes, música, cine...)y nadie puede abstraerse. Es verdad que se puede argüir que un empujón al botón elimina todo esto. El argumento es demasiado sencillo para ser verdadero. Eso mismo decía el señor Botín a alguien que le protestaba: "Haber sido tú hijo mío y estarías forrado". No, no, este argumento no vale, es falso, reduccionista y sanciona la realidad sin tener en cuenta la dimensión social del ser humano.
Creo que voy a escuchar más veces, mientras como o me voy quedando traspuesto, la música tocada por Tito, o incluso la última que he adquirido de José Lidón, que me gusta mucho. Sobre todo si, como hoy, me tiene cogido la gripe, la fiebre y la desgana.

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