sábado, 9 de febrero de 2008

ACASO MUCHOS DÍAS


He vuelto de la sierra sofocado pero lleno de aire y de blancura. Becedas, Peña Negra de Becedas, la Peña de Garci Sánchez, el Puerto del Tremedal, y todo el horizonte por montera. Aire, algo de frío mañanero, sol espléndido, nieve y hielo a la par, las sierras todas blancas, las lagunas, los largos cortafuegos, las pistas, los caminos, las fuertes hondonadas, los piornales, los densos escobales, los regatos, el agua que se palpa y lagrimea camino de los ríos, del mar y de la nada, allá a lo lejos Gredos, con su Almanzor en ristre, por encima de todos los picachos, las montañas de Barco,con todas sus lagunas escondidas y la nieve en la falda de los montes, el Berrueco en medio de una extensa llanura, dominando extensiones y extensiones, la llanura extensísima de la provincia charra, con su pantano al fondo, esperando las aguas que descienden con prisa de las sierras, el industrial Guijuelo y a lo lejos, allá en el horizonte, tal vez aquellas torres que guardan la ciudad de Salamanca, el campo charro y la sierra de Francia, con la cima visible del Cervero, y la Peña de Francia donde un día de agosto yo cantara "Veni, Creator Spiritus" en medio de sus claustros y sus bóvedas, y la Sierra de Gata en el oeste, camino del Atlántico, y las otras llanuras extremeñas, y ahí mismo, al ladito del cerco de la Peña, las pistas deportivas de nuestra Covatilla, con sus caminos blancos dibujados y su sol esplendente. Y conmigo Jesús, Manolo, y ese cielo infinito por montera.
Y a la vuelta llamadas de mi hermana con noticias gozosas de mi madre -un pequeño milagro esta mañana me basta y me contenta; cualquier muestra de alivio y de vigor es para mí una fiesta-, y casi media página en un periódico como reseña amiga y literaria de mi libro "El manantial sonoro". No me merezco tanto.
Y, sin embargo, sé que llevo tiempo, acaso muchos días, con el pesar a cuestas, con la falta de ánimo, con un guiño a la vida que se esconde, sin saber entender que hay lo que hay, que soy un claro ser privilegiado a pesar de estos tragos, que la vida se muestra y se me ofrece para que yo la viole y la seduzca, que no merezco tanto de todo lo que tengo.
En fin, ya veis, amigos, un pedigüeño iluso, un sacapuntas romo, un astrolabio, la fe puesta a escurrir, la duda en un diario. Bien sabréis perdonarme, os lo suplico.

2 comentarios:

Jesús Majada dijo...

¿Dónde está esa media página dedicada al "Manantial sonoro"?
¿Puede leerse enedición digital?
Anda, dinos dónde está.

Antonio Gutiérrez Turrión dijo...

Aparece en la página 3 de El Adelanto de Salamanca, hoy día 9 de febrero. Que yo sepa, no hay edición digital: la había pero la suprimieron. No creo que la hayan repuesto. Es una reseña-artículo firmada por José Ignacio Díaz Elcuaz. Yo mismo miraré por si hubieran repuesto el formato digital.
Gracias por vuestro interés.