martes, 17 de noviembre de 2009

DIECISIETE MIL, UNO DETRÁS DE OTRO

Hoy se reúne la FAO en Roma. Más de mil millones de personas pasan hambre en el mundo. Hoy mismo morirán, ya han muerto, están muriendo ahora mismo, seguirá el goteo durante toda la tarde y noche, y mañana se repetirá la historia (casi todos se parecerán a Sara o a cualquier niño que pueda ver por la calle en esta ciudad estrecha), 17000 niños por esta causa. Diecisiete mil. Uno detrás de otro. Sin enterarse de nada, sin saber por qué les toca la china a ellos, sin haber decidido nada de nada, sin aplicar eso que algunas religiones llaman el libre albedrío, sin poder pedir siquiera ayuda a nadie o acaso pidiéndola y quedándose con las manitas al aire mientras cierran para siempre sus ojitos, sin poder seguir jugando un ratito más.

Dicen que Roma está blindada y que los gastos de seguridad para los mandatarios que allí han acudido son cuantiosísimos. Dicen también que ninguno de los jefes de Estado del G-8 ha hecho acto de presencia. Dicen también que las ayudas no llegan y que muchas se quedan por el camino. Dicen que hay quien se opone a aplicar los controles de natalidad. Dicen que las religiones y sus sátrapas correspondientes tienen mucho que decir al respecto. Dicen que con los alimentos que despreciamos y echamos a la basura en el llamado primer mundo se taparían muchísimas bocas en los mundos tercero y cuarto. Dicen que con solo una parte de los esfuerzos y dineros que se destinan a armamentos se podía evitar buena parte de esa hambre y de esas muertes de cada día. Dicen que muchos de esos países en los que los niños mueren son explotados en sus materias primas y en los productos transformados por los países ricos. Dicen que sería mejor enseñarles a mejorar sus propios cultivos y la transformación de sus materias primas que quedarse solo en la ayuda humanitaria. Dicen que muchos de nosotros nos quejamos de que nos vienen a quitar nuestros trabajos. Dicen y dicen y dicen.

Y yo digo que somos unos malnacidos, unos perversos, viles, canallas, execrables, injustos, diabólicos, crueles, unos nocivos, dañinos, perjudiciales, nefastos, funestos, egoístas, imbéciles, acaparadores, codiciosos, avaros, pancistas, egocentristas, presuntuosos, narcisistas, vanidosos, meapilas , endiosados, tacaños, agarrados, mezquinos, cicateros, ruines, usureros, roñosos, miserables, indigentes, míseros, pobretones, desgraciados, despreciables, abyectos, canallas, viles, bellacos… y todos los –acos y –ables que se puedan ocurrir.

2 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, D. Antonio Gutiérrez Turrión:
-Se me ha volado el comentario cuando lo tenía escrito-

Digo lo mismo que usted, y añadiría un montón de insultos más, que nos tenemos bien merecidos.
Hay que poner remedio. Tenemos que exigir de estos políticos -que son como nosotros- inútiles, derrochadores y vendidos, que cuando negocien entre Países ricos, lo hagan pensando en los pueblos desprotegidos. Y que no se malgaste un céntimo, y que no admitan regalitos, cuando hay gentes que carecen de lo que para vivir es preciso.
Y aunque sólo sea por egoísmo, seamos generosos, pues no podemos mirar a nuestros niños, sin pensar que a ellos les podía ocurrir lo mismo.
Y que es imposible hacer poesía, sabiendo de tanto sufrimiento que hay por ahí repartido, que se puede arreglar con dinero, y ¡que ya está bien, ¡que no debemos consentirlo!.

Saludos. Gelu

gel dijo...

Qué oscuros suenan todos los "acos" y los "ables",
... Y CÓMO BRILLA TU CORAZÓN BONITO, POETA.
Besos balsámicos para dolores compartidos.
g