viernes, 27 de noviembre de 2009

DESAGRAVIO PARA J.A.S.P.

De vez en cuando echo una ojeada a estas páginas que van quedando atrás, como los días del otoño que son un buen recuerdo de los días de verano. No siempre estoy de acuerdo con lo que he escrito en todos sus matices y no me importaría en algunos casos modificar algunas palabras de las ya escritas.

Casi todas las palabras de este diario las hago públicas y las expongo sin vestidos al frío y al calor de los demás. Eso me obliga a tener un poquito más de precaución pero no siempre ando listo y ágil. El blog tiene pocas participaciones escritas de los lectores, pero más seguimiento en su lectura.

Hace unos días escribía unas líneas sobre una conferencia en el Casino en la que se hablaba de Hemingway. Tanto Jesús Majada como José Antonio Sánchez Paso han hecho algunas aportaciones al asunto que yo agradezco. Por si algo se prestara a malos entendidos, quiero precisar lo siguiente:

Reconozco en ambos a dos personas que sobre este asunto -y seguramente sobre muchos otros- conocen mucho más que yo y están mejor preparados para opinar.

En realidad, del tema solo controlo los conocimientos generales sobre Hemingway y las noticias que Jesús Majada ofrece en su libro sobre los viajeros por España, entre ellos el escritor americano, ejemplar que ahora no encuentro.

Nunca me referí a la conferencia en sentido académico sino en tono jocoso y divertido y acentuaba el hecho novedoso de compartir algo de bebida en medio de la disertación. Por ejemplo citaba a fray Liciniano como fray nosequién. Y en este plan.

Cuando escribía que el conferenciante no tuvo su mejor día, quería significar que el mejor día no se produce cuando se rebaten datos en el mismo momento por un testigo presencial, pero nunca que el conferenciante no estuviera a la altura.

Estoy seguro de que tanto Jesús como JASP han entendido el sentido de mis palabras. Me gustaría que todos los demás lo hubieran entendido también y en el mismo sentido.
Me hace gracia la palabra “magro” utilizada por JASP para indicar un resultado escaso. Si supiera que a mí, no hace muchos años, alguien quiso casi colgarme de una cuerda por utilizar la palabra en ese mismo sentido pero aplicada al sueldo que recibía esa persona… (ella había entendido un sueldo importante e inmerecido).

Sí mantengo como serio y para considerar ante una mesa la opinión de que no siempre se ajustan los esfuerzos con los resultados. O con lo que yo espero de esos resultados. Pero esta es opinión personal y ante esto solo cabe argumentar tranquilamente. Habrá tiempo y ocasión.

Y que vale ya de aclaraciones. Desde cierto momento de mi vida sufro como una especie de síndrome de Estocolmo y me da pavor que nadie me interprete mal.
Lo diré una vez más: solo aspiro a querer y a que me quieran.

Otro brindis por todos.

3 comentarios:

pancho dijo...

Poca gente utiliza la palabra en su correcto significado. Se suele usar en el sentido contrario.

Por ejemplo, un salario magro es un salario escaso.

En portugués la usan bien:
adj magro, magra
1. que tem pouco peso.
uma pessoa magra

2. que tem pouca gordura.
carne magra
leite magro
Saludos

mojadopapel dijo...

Esto que dice Pancho, ocurre mucho en Andalucía, puedes encontrar que para dar más valor símbolico a algo, se utiliza justamente lo contrario.

Ejemplo : apodar " El chato" a alguien que tiene mucha nariz.

Sinda dijo...

Pues yo no sabía que se utilizara la palabra en sentido contrario.
"Magro" siempre lo conocí en sentido de "poco graso", igual que en portugués o en francés, idioma en el que "maigre" significa también "flaco/a" hablando de una persona.