sábado, 14 de noviembre de 2009

LA CULTURA WIKI

Dentro de un rato iré a ver una obra de teatro: “El jardín de los cerezos”, Chejov. Aprovecho bastante la programación municipal en lo que a teatro se refiere. No hay otra y la programación se sostiene y los precios son muy asequibles. Nuestro teatro Cervantes ayuda también lo suyo, con su escenario fantástico. Después de una mañana pisando y respirando el amarillento otoño del Ambroz (nadie sabe lo que se pierde si no conoce el otoño de la sierra de Béjar y de Hervás), no es mal asunto.

En cualquier otra ocasión, y hasta no hace mucho tiempo, esto suponía una preparación que solo admitía los dos extremos: o te acercabas hasta el teatro con la mente en blanco, o leías la obra y contrastabas después con lo que se presentaba en escena. En los últimos tiempos se ha extendido una fórmula intermedia que supongo cada vez más usada. Se trata de la Wikipedia y de sus infinitas informaciones. Hasta el punto de que resulta sencillísimo y muy productivo pasarse por ella para situarte en posición ventajosa a la hora de acercarte al teatro o a cualquier otra actividad. La experiencia es positiva también para los casos en los que se ha leído con anterioridad la obra pero se ha perdido parte en el olvido.

Tengo la sospecha de que hay gente que se mueve ya solo a golpe de Wikipedia y de que empieza a dejar de beber en las fuentes originales. Y la sospecha se hará realidad más frecuente a medida que vayan pasando los meses y los años.

Si así fuera, estaríamos en una situación completamente nueva en la que el saber y el conocimiento se habrían trivializado y comprimido pero habrían ganado para esos niveles a toda una muchedumbre que, de otra manera, nunca estaría dispuesta a enfrentarse con el original en todas sus variantes y posibilidades.

Tengo también la sospecha de que este hecho no es nada más que una muestra más (de las más notables y clarificadoras) de un fenómeno de mucho más largo alcance teórico y práctico. Sería el hecho de que cada vez nos estamos alejando más de la reflexión sobre los principios para quedarnos en la productividad de los mismos como última meta y como eje que recoge todos nuestros impulsos. Por eso buscamos las fórmulas más económicas en tiempo y contenido, aunque perdamos en el camino muchos otros elementos jugosos.

Da la impresión de que, cada día más, los rectores públicos andan atentos y gastan todas sus energías en buscar soluciones para la inmediatez, para el mismo día o, como mucho, para el día siguiente. Parece que el último grado de abstracción es el que nos marca el rédito social de la acción y no la consistencia del pensamiento. En este sentido, se podría hablar, también ahora, pero en otro sentido, por favor, del ocaso de las ideologías. Las ideologías o son productivas o no son. Y, además, ese producto se tiene que recoger casi al instante. El voto y la opinión pública lo rige todo, y además lo pide en fórmulas visuales e inmediatas: los principios no valen, solo los resultados.

Me parece que no es precisamente dar pasos adelante en la vida social y en el progreso de las comunidades. ¿Quién tiene la “culpa” de todo esto? Seguramente será compartida. No quiero ni mirar a la derecha política, ni a la izquierda acomodaticia. Y a los medios de comunicación… bufffffffffffffff. Y a este sistema capitalista… uffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Debo reconocer Antonio que me he convertido en un poco Wiki...llevas toda la razón,habría que ir a las fuentes originales donde beber,pero para los que nos falla la memoria, es superpráctico y sobre todo ágil.