He rescatado del olvido y de la estantería, “del salón en el ángulo oscuro”, mi MP4, un antiguo regalo de mis hijos que tengo seminuevo y con escaso uso. MI torpeza para los aparatos electrónicos me ha hecho casi desistir y devolverlo al anaquel, pero otras manos más expertas me lo han entregado dispuesto para escuchar la música que más me gusta. He vuelto a los cantautores después de varios meses dedicado por entero a otros menesteres más urgentes, a esos poetas bardos que tanto me hacen sentir, que han escrito versos que me hubiera gustado firmar y que han ideado melodías ajustadas a esas imágenes literarias que las sustentan. A su escucha he dedicado algunas horas y aún sigo en ello. Este tipo de música me aísla y me sumerge en un mundo diferente, excita mi sensibilidad y me pone en olvido de otras sensaciones que vuelan más a ras de tierra; también me separa de ese camino diario marcado por los medios de comunicación de masas y por la escala de valores que llena las calles. Qué le vamos a hacer. Ahora mismo escucho emocionado la canción “Solo pienso en ti”, en la voz de Víctor Manuel, esa historia de pareja de disminuidos, enlazados por el amor y tal vez por el desprecio de esos otros llamados normales… “Juntos de la mano, se les ve por el jardín: no puede haber nadie en este mundo tan feliz”… “Ella le regala un corazón y él le dibuja en un papel algo parecido a un corazón”.
Como para salir afuera y preocuparme por quién aparca bien o mal, o por si ha ganado el Madrid o el Barça. Anda y que les den.
Y, a pesar de todo, bien sé que la vida sigue, que mañana hay que enfrentarse con los que tienen escaso interés por aprender y con los otros, hay que convivir con los que tienen demasiados derechos y escasos deberes, y con todos aquellos, demasiados, que cifran su vida en asuntos de tan poca monta y de tan escasa fibra que resultan pelín rechazables por groseros y mostrencos. Como afirma otro cantautor, “Hay que doler de la vida hasta creer”. A mí me gustaría doler de otro tipo de vida.
domingo, 9 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Ya que estás en ello, escucha la canción que hoy nos ha ragalado a todos tu cuñado.
Es una joven cantante de origen ruso. Aunque el título es francés, sólo dice en francés una frase: "Après moi le déluge". El resto es inglés y algo de ruso (supongo).
Yo me he sentido hechizada por los registros de su maravillosa voz y por su piano. ¿Cómo no la habremos conocido antes?
Un beso
Apoyo a Sinda, tiene algo especial esta mujer, engancha.
Publicar un comentario