martes, 4 de noviembre de 2008

EL PRIMER MARTES

El primer martes después del primer lunes. Hasta en las formas son cosa rara. ¿Quién se puede hurtar del circo del sol de los Astados Unidos? Supongo que en este mismo momento son miles las personas que nadan juntando letras tratando de dar opinión o de entender este fenómeno de las elecciones de los americanos. Yo tampoco quiero sustraerme a la tentación de echar mi cuarto a espadas. A pesar de mi huida consciente y casi constante de todo lo que pasa por ahí fuera durante los últimos meses.

La primera y principal impresión es la de la vergüenza que siento por el grado de imbecilidad, de estulticia, de baboseo, de servilismo, de peloteo y de sometimiento integral que demuestran todos los demás países y, sobre todo, los medios de comunicación, que es lo mismo que decir toda la opinión publicada. No se salva ni el apuntador. Todos son hoy y mañana enviados especiales al país de Jauja, todos andan pendientes de cualquier detalle de los candidatos, a un receptor europeo le informan mejor de cómo van a la iglesia en el último pueblecito de la América más profunda que de la manera de comportarse la comunidad en la que vive. Parece evidente que no solo no luchamos contra la existencia de un solo polo de decisión sino que la fomentamos con todas nuestras fuerzas. Y nadie se salva, ni los de derechas de siempre ni los de izquierdas. Ay el dinero y el cine, cuánto mal causan. Sí, sí, he dicho el cine, el Hollywood de los cojones y toda su corte de aduladores y de papanatas analfabetos. Algún día me desfogaré.

La segunda tiene ribetes optimistas, que no es poco. Es esta: cualquiera que sea el ganador, siempre saldremos ganando pues un gobernante tan nefasto como el que se marcha es casi imposible por definición. Era borracho, analfabeto, trincón y, además, se sentía iluminado y enviado como salvador del mundo. Un repaso somero a sus años de mandato nos deja un cuadro desolador y como para no volver a creer nunca en la bondad humana. De modo que será casi imposible igualarlo en las consecuencias negativas.

Me faltan datos para pensar cuál de los dos candidatos es mejor, pero por los que me llegan, Obama puede representar una inyección de ilusión y de cambio y quizás una mínima oportunidad para darle a este capitalismo de la crisis financiera ramplón y egoísta que sufrimos un lavado y alguna puesta a punto para que no sea tan escandaloso. No tengo demasiadas esperanzas pero prefiero hoy pedir lo poco a soñar con lo mucho imposible.

Parece que, por fin, se rompe la maldición de tener un presidente de raza negra. Por lo que simboliza, nada más que por eso, bienvenido sea. En pleno siglo veintiuno, en el país de referencia para la democracia, todavía jugando con estos asuntos. En qué gran pantomima se sustenta el mundo.

Y al día siguiente seguiremos informando porque seguramente se caerá alguna teja de algún tejado en California y será noticia en todos los informativos españoles. Y la música, y la bolsa, y los ciclones, y el cine, y el cine. Ay, lo que tenemos que contar del cine. Que pronto llegará la noche de los óscar. Y entonces se volverá a caer el mundo a los pies de las putas y de los cabrones que lucirán palmito por la alfombra roja. Ay entonces, volverá a producirse el fin del mundo. Como cada año, como cada día en las mentes de los más entregados a la causa de la estulticia y de la imbecilidad. Que son demasiados, demasiados…

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