Me dices que tienes la impresión de batirte en retirada en demasiados campos y tengo que creerte por ese tono con el que me lo cuentas. Por ejemplo me afirmas que no hace mucho tiempo te sentías cerca de un alto porcentaje de las personas que trabajaban contigo, y que, si no compartías muchas de sus ideas, al menos tenías ratos en los que pegabas la hebra con alguno, os abstraíais un rato y salvabais el mundo por momentos. Y allí cabían los asuntos sociales, la política, el deporte, las costumbres, los jóvenes, la educación, el tiempo y alguna que otra guindilla de filosofía. Porque antes tenías la impresión de que había gente que hasta leía y pensaba; vamos, que tenías la sensación de que había “gente pa to”.
Me planto y te recuerdo que tú para estos asuntos has sido siempre un poco escogido, que has seleccionado y hasta te has mostrado sin pudor bastante… refinado, que has despotricado siempre de este y de aquel, y que te has manejado desde una esquina del salón, como viéndolas venir y con algún antifaz siempre puesto. Pero, como te conozco como si te hubiera traído al mundo, te tengo que reconocer verdad en lo que dices y anotar un punto de melancolía en tus palabras.
Pero no desesperes, tal vez tengas la culpa de lo que dices que te ocurre. No es posible que la gente no tenga capacidad para abstraer un poco ni para levantar el vuelo por encima de las ideas más gruesas ni de las situaciones más mostrencas; debe de ser que lo esconden y tú no sabes provocarlo, que exiges aquello a lo que no tienes derecho y le pides a la vida lo que no te va a dar nunca. Refúgiate entretanto en esos ejemplos que salvas de la quema y aprovecha sin pausa sus valores. Y no te pongas mustio. Hay lo que hay, colega. Y estamos en otoño, casi invierno.
No me mires con cara mandarme a la porra, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma…
jueves, 27 de noviembre de 2008
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3 comentarios:
También podrías haberlo titulado ATRINCHERARSE. Claro, que suena más agresivo, más hostil, más a no estar dispuesto a dar el brazo a torcer; lo de BATIRSE EN RETIRADA, aunque también es bélico, remite a cansancio, a dejarlo por imposible…
Sea una u otra mi reacción, también experimento sensaciones parecidas a las de tu interlocutor. Aunque cada vez me atrinchero menos, y más me bato en retirada.
Es que, amigo Jesús, a este interlocutor lo conozco demasiado bien, a veces me confundo con él mismo. Y de verdad que, a pesar de ser un impenitente lector del Quijote, no se siente tan fuerte como él,ni mucho menos. Abrazos.
Desde el primer momento sabía quién es tu interlocutor.
Es hermoso esto de jugar al despiste y a la complicidad a un mismo tiempo. Y como lees tan sin penitencia a Cervantes como a Machado, también sé, don Antonio, que conversas con el hombre que siempre va contigo...
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