martes, 18 de noviembre de 2008
ES LA VIDA QUE PASA
¿Ves como va pasando todo el ruido y se queda en rumor acomplejado, después en simple eco y más tarde en silencio y en olvido? Mira hacia cualquier sitio, acota cualquier tiempo, espía cualquier trayecto de la Historia. ¿Qué te queda de todo? Apenas un recuerdo. Y eso que en los pliegues de una difusa capa recogida, o en páginas ajadas de algún álbum, se mantienen imágenes que conservan el brillo y se revelan con tonos bien cumplidos. Tú guardas unos cuantos y los abres casi todos los días. Esas miradas fijas te mantienen, te salvan y te empujan hasta el reino del llanto o de la risa.
Hay otros recorridos que apuntan en sentido bien distinto, pues son primero espera, luego un susurro débil, debilísimo, más tarde se convierten en murmullo y crecen hasta el nivel del canto y hasta del griterío.
Es la vida que pasa, se sucede, va en camino infinito de ida y vuelta, se asoma y se recoge, da pistas o apabulla según toque, reniega de nosotros o nos presenta el lazo de la seducción, se oscurece o destella, exige o nos reparte a manos llenas, nos mira y se sonríe seguramente, o acaso simplemente nos ignora.
Es la vida que pasa, es la vida que pasa, no lo dudes. Y con ella el amor, también el odio, los vaivenes del día y de la noche, el tiempo que se pasa, que es lo que siempre pasa. Obsérvala, no tiembles ni te ocultes, enfréntala con ánimo de ser su compañero, viólala a cada instante, que está hecha para ti. Y cuando te maltrate, engáñate a ti mismo y piensa que es un guiño o un trago pasajero, finge como poeta aunque sepas que estás en la mentira y le darás belleza y unas gotas de cierta intensidad.
Es la vida, quizás solo tu vida, un sueño entre las nubes del camino.
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