Con frecuencia provoco a mis alumnos asegurándoles en voz alta que estoy dispuesto a ser sobornado con cualquier obsequio, que mi precio es muy barato y que bien podían aprovechar para una vez que alguien se confiesa en público en este plan. No hay manera, ni una vez consigo sacar de ellos más que una sonrisa de incredulidad. Está claro que no lo sé hacer o que no hay quien me crea capaz de semejante asunto.
Una de las ocasiones que aprovecho cada año es la de la fiesta del primer día de noviembre. Por estos pagos se usa la costumbre entre los jóvenes y adolescentes de ir al campo a asar calbotes. Es un buen momento para adobarlos con vino u otros licores, para salirse de la rutina y para iniciarse en lo que hay que iniciarse. Cada año me hago venal por un puñado de castañas asadas (calbotes) y nunca consigo ni una -o, para ser exactos, en escasísimas ocasiones-.
Hoy, con quince días de retraso, nos hemos juntado unos cuantos colegas en la casa de campo de Aniceto, en Vallejera, para asar y comer la calbotada. Hasta este lugar se entra después de sortear mil obstáculos creados por la construcción de la autovía. Pero todos los caminos llegan a Roma y Roma estaba en su sitio, con su chimenea, con su leña seca, con su huerto ya anunciando el invierno, con las hojas de alguna hortaliza dormida en el suelo, con el aire serrano frío y otoñal, con Aniceto siempre dispuesto para todo, con Antonio Avilés, diligente y con sus castañas de Linares a cuestas, con José María y su sangría de marca registrada, con Elena y su Hugo, con Andrés y con Lourdes. Allí hemos hecho lumbre, allí hemos asado castañas, allí hemos bebido sangría y vino, allí nos hemos saciado con los calbotes, con la tortilla y con el queso, allí hemos charlado un buen rato y hemos arreglado un poco el mundo y allí hemos dado fe de que la amistad se cultiva con la palabra, con la buena voluntad y con una mesa de pan bien abastada. Nos han sobrado calbotes, nos ha sobrado tortilla, nos ha sobrado sangría (y eso que José María la hace como nadie), nos ha sobrado de todo. Menos tiempo porque todo lo hemos empleado en sana amistad.
Pero, puesto que la comida ha sido cosa nuestra, quiero dejar alguna porción a nuestros filólogos y les planteo la explicación del origen de "calbotes". ¿O tal vez "calvotes"? ¿Cuál es la forma correcta? ¿Cuál es su origen? ¿Por qué solo se usa en el occidente y en algunas provincias? Podíais extenderos y hasta exhibiros. Mejor si no echamos mano de don Antonio Llorente o de Lamano, por más conocidos. Tampoco vale copiar de las primeras páginas de Google. Necesitamos explicaciones personales e ingeniosas. A mí me gustaría conocer esa etimología con certeza.
Y ya puestos, propongo alguna otra: "endilgar"; "enjaretar"; "escabel"; "farraguas"; ser un "lambrique"; "motilar"; "andancio"; "niche" (escondrijo); "pindongo"; "rebujar" o "arrebujar". Por ejemplo. Que aproveche.
jueves, 15 de noviembre de 2007
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7 comentarios:
Nunca había oído hablar de "calvotes" hasta que os conocí a vosotros, los bejaranos. Siempre asocié el término con calvo, por eso con "b" me resulta extraño.Pero lo que más me interesa de los calvotes es su contenido, y sobre todo bien calentitos y a la vera de unos cuantos amigos, razón por la que te envidio. Además por lo que cuentas, la calvotada es una excusa para juntarse a hacer lumbre -qué momento- y a comer y a beber buen vino. Si a eso le añadimos el lugar donde os habéis reunido, más envidia, pero de la mala, nada de envidia "sana", que esa no existe.
Por cierto, ese Aniceto de la casa de campo con su chimenea, con su leña seca, con su huerto, que también habrá tenido su agosto, ¿es el que se jubiló hace poco, aquel al que le regalasteis un reloj?
TOSTÓN DE CALVOTES
Aunque os resulte difícil de creer, os aseguro que tengo tres castaños a seis kilómetros de mi casa, aquí al lado del Mediterráneo. Son tres castaños entecos, canijos, un poco achacosos. Echan unas castañas malogradas y ruines. Nada que ver con los robustos castaños y sus lustrosos frutos de mis dos Castañares: de infancia el de La Garganta, y de juventud el de Béjar.
Mis raquíticos castaños de Málaga se encuentran en un hermoso paraje llamado Jarapalo, en la sierra que separa la vega del Guadalhorce de la costa. Es una abrigada en la que proliferan en extraño ayuntamiento castaños y granados, chopos y naranjos, pinos y quejigos, madroños e higueras con otras varias especies arbóreas. El caso es que algunos de ellos forman un matizado soto de follaje caduco. Hasta allí paseo todos los años en cuasi-peregrinación para contemplar estas migajas de otoño que tenemos en Málaga.
Imposible conseguir unas pocas castañas para hacer una calvotada. Y escribo con V porque también estoy convencido de que “calvote” viene de “calvo”, tan tersos y relucientes salen cuando se les quita la cáscara; y otro argumento más, este absolutamente irrefutable, aunque sólo sea por patriotismo bejarano: ¿de dónde viene si no el nombre del pico más emblemátic de la sierra, el Calvitero?
Pero no creáis que las castañas buenas están sólo en Béjar. También por aquí, en la Serranía de Ronda existen unos castañares con profundas veredas rebosantes de hojas secas en las que los pies del caminante se hunden hasta media canilla… En estas fechas en uno de aquellos pueblos se celebran unas jornadas micológicas. Una de los días tiene como colofón una calvotada, aunque aquí se llama “tostón de castañas”. Por cierto, no estaría mal que en Béjar organizarais algo parecido. Así no tendríamos excusa para faltar. P
or si os interesa, os adjunto la dirección electrónica de las jornadas de Júzcar: http://www.laserrania.org:80/
La firma del comentario anterior no es de Sinda, sino de Jesús
Efectivamente, se trata del mismo colega que recibió un reloj cuentatiempos en el momento en el que se jubilaba. Qué cabrones.
Endiñar: Endilgar. Se usa cuando se refiere a un golpe. “Le endiñó un puñetazo que le dejó el ojo a la virulé.”
Enjarretar: Dar, endosar algo que no se quiere.
Motilar: Esquilar. Cortar la lana a las ovejas al final de la primavera."¿Para qué motilar si la lana no da nada más que trabajo y miseria?"
Andancio: Dolencia o enfermedad epidémica que afecta a buen número de personas. Cuando se dice: "Es andancio" quiere decir que es el mal que anda
Pindonga: Es la mujer que no para en casa. Siempre anda investigando que es lo que ocurre por el vecindario. Se utiliza normalmente en castellano coloquial.
Arrebujar (se): Envolver, enrollar, encogerse. “Encontraron al pastor arrebujao en la manta."
La fuente es: "El habla popular de Lumbrales" Si alguien está interesado hay un pdf que se puede descargar en: http://jaime9455.fotopic.net/
Gracias a todos. También a Pancho. Yo también podría echar mi cuarto a espadas acerca de estas y de otras etimologías, pero se trata de que gente conocida y gente desconocida -Pancho, no sé quién eres- intercambie palabras y opiniones. Un abrazo.
Qué más hubiera querido yo que haber escrito el 2º comentario a esta entrada! Lo que ocurrió es que el tal Jesús, sin darse cuenta,lo hizo desde mi cuenta de correo, y le salió con mi nombre. Es lo que tiene esta maravilla de la red. Pues eso, cuidado con ella, que es capaz de enredar.
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