miércoles, 14 de noviembre de 2007

ARTE - CIENCIA

El arte está en el fracaso y el acierto en la ciencia. Quizás lo mejor sería no glosar esta afirmación y dejarla macerar en espera de su certeza, de su capacidad de convicción o de su rechazo. Corre uno el peligro de rebajar la posible lucidez del aserto. En todo caso, allá vamos.
En una entrada muy reciente me cuestionaba sobre la lógica de la realidad y la lógica del arte, y me quedaba en el filo de la duda. Mi estado natural es el de la duda y de eso no hay que alarmarse. Pero, en todo caso, esas lógicas son siempre, o casi siempre, diferentes. Aplicar la lógica matemática al poema, por ejemplo, es matarlo, ahogarlo y privarlo de la chispa de la vida; dejarlo correr al buen tuntún también conduce al caos y al esnobismo hueco e imbécil. Por eso me ha parecido siempre tan importante que el creador responda con su vida ante el arte, que sustente con su escala de valores lo que se alza a la vida en la obra.
Pero actuar con la lógica del mercado es imitar, no crear; es dibujar sobre modelo, no pintar; es copiar, no sacar de la nada. Y se sumerge el creador en el mundo del arte cuando en alguna medida ha fracasado en el mundo de la lógica, cuando se ha visto apartado de la circulación por incómodo, cuando se le han venido abajo los palos del sombrajo de las leyes al uso. En ese sentido, es siempre de alguna manera un fracasado; en el mundo de su arte, la escala de valores ha roto la lógica conocida y se ha instalado en unas preferencias rechazadas en el canon más mostrenco.
Eso no quiere decir que su arte vaya contra la naturaleza y contra su evolución; hay que considerar al menos la posibilidad de que la ciencia no siempre alcance la aprehensión de la realidad tal y como esta es, y mucho más la probabilidad de que la interpretación que el común de los mortales hace de ella no ande radicalmente equivocada.
Con todo, lo más importante es que la ciencia aspira al menos a llegar a un final que explique los fenómenos al menos en sus repeticiones analógicas, busca modelos que sustenten una explicación del mundo y sus fenómenos con vocación de continuidad. Luego se ve que los modelos van cambiando, pero, mientras no lo hacen, el modelo sigue ahí y a él se acude siempre. La creación artística se aleja de modelos cánónicos y siempre anda buscando matar al padre, dar una vuelta de tuerca al camino, divisar un paraje nunca visto antes, alucinarse en cada movimiento. Ahí están su grandeza y su miseria, su vocación de Sísifo y su realidad de fracaso continuado. Definitivamente, el arte es un fracaso siempre porque los parajes nuevos se desgastan pronto y la necesidad de salir en busca de otros diferentes hace andar al creador en un estado de ansiedad permanente.
Y, sin embargo, es realidad del ser humano seguir buscando, indagando, recreando, reviviendo, inventándose cada instante para que sea algo nuevo, estar siempre fracasando porque siempre se está en elintento, conformarse con las distancias infinitas entre el deseo y la realidad, vivir en el fracaso, fracasar en la vida.

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