miércoles, 21 de noviembre de 2007

DE UNAS OBRAS INCONCLUSAS (I)




De vez en cuando releo alguno de mis escritos. Y descubro que ya he manchado muchas páginas, que ya he opinado sobre el bien y el mal, y que me repito en los esquemas con damasiada frecuencia. A estas alturas de la vida, uno, para bien o para mal, ya tiene sus coordenadas y no es fácil salirse de ellas.
En una de esas relecturas he descubierto un artículo que publiqué en aquel querido Béjar Información que se publicó en Béjar y que tantos tesoros encierra. El tiempo le tendrá que hacer justicia algún día,estoy seguro de ello. Hace honor al esfuerzo que nos costó ver la TERRAZA arreglda a nuestro gusto. Como el título de este blog es el que es, creo que no es inoportuno recogerlo. Se trata de una técnica de "estilo corrido", sin puntuación, que a mí me resulta muy sabroso y que practico de vez en cuando. Creo que al final mereció la pena. Ahí va:
"Aquel vecino que había ahorrado sus buenas perritas y que no sabía ni quería invertir unos euros en la Bolsa porque le parecía que aquello no era más que una forma fina de robar y que descubrió que de los bancos se saca menos que de un páramo y que por deseo de su esposa decidió arreglar la terraza de su casa porque decía que las vistas que tenía no las encontraba fácilmente pero que en el invierno no podía mantenerse sentado en una silla porque el frío se lo impedía y que decidido como estaba a ver el paso del milenio mirando a las estrellas desde su terraza y con ganas de enseñar a todos que allí se podía crear un buen nido para leer al braserito y a al amparo de la calefacción se rindió a los deseos de su media naranja y que ya decididos a todo empezaron a seleccionar carpinteros y terminaron quedándose con uno que años atrás les había puesto el parquet durante un verano que no debieron de parar por Béjar por lo que luego se verá y que puestos al habla con él acordaron el día para ir a medir y hacer presupuesto y que después de muchos días de espera una llamada de teléfono amenazó al carpintero con quedarse sin el trabajo y que entonces acudió alegando mucha faena y algún que otro descuido y que midió muy por encima las dimensiones y que quedó en traer el presupuesto para la tarde del día siguiente aunque en realidad tardó más de una semana y que cuando trataron de acordar las fechas para el arreglo todo quedó en un tira y afloja porque la madera tenía que venir de Murcia vía León y el almacén servía con escasa puntualidad y que el dueño de la terraza se empezó a mosquear porque aquello ya le parecía más broma que otra cosa y porque pensaba que Murcia no era el lugar más apropiado para almacenar maderas y que el tiempo fue pasando y que el dueño de la terraza se olvidó del asunto y se lo vino a recordar el albañil que apareció un día porque tenía que hacer un hueco en la pared para un nuevo radiador y quitar el rodapié y que tardó para ello más de dos días y además quería tirar los cascotes por la ventana a una trasera por donde no pasaba nadie y se lo impidió en el último momento el ruego del dueño de la casa y que este empezó a pensar que el albañil estaba haciendo bueno al carpintero porque con lo del hueco casi tira la pared y el suelo tenía más altibajos que las dunas del Sahara y que el dueño perdió la noción del tiempo y hasta se olvidó de la terraza a la que solo salía ya a tender la ropa como si la llevara a tender al campo...

4 comentarios:

Er Schú dijo...

Pues hacía unos cuantos días que no abría la página. Me encuentro con media docena de artículos. Sobre el primero que leo,recuerdo lo que nos decía D. José Luis en Clase de Lingüística: Esas terminaciones en "ete" y "ote" huelen a catalán, occitano, provenzal, francés. Inke... a ver si alguna vez pasaron, por esos castañares, catalanes o franceses, y dejaron esa herencia...
Antes de pasar a otra pista de etimologías populares de la sierra salmantina, yo me entretendría en esta. Er Schú.

Er Schú dijo...

Había otro vecino con otra perspectiva con otra visión vaya que también había ahorrado unas buenas perritas y fue al mercado con ellas y vio una vaca que se vendía y se dijo pues nada pues tiene buena pinta la vaca esta y vaya ubres treinta litros al día y un ternero cada año y además al final la venderé “pa” carne me la llevo y le soltó los duros al que desde tierna ternerita y valga la redundancia la había criado y los dos contentos.

pablo dijo...

Otia, una reunion de "maestros" de lengua y literatura prejubilados descubriendo el poder de la globalizacion digital!
un saludin del hijo aleman der schu

Antonio Gutiérrez Turrión dijo...

Hola, Deustchepablito. Bienvenido por aquí. Y no nos hagas tan mayores. Un abrazo. Antonio