Realidad y ficción; ficción y realidad. ¿Cuál de los dos niveles es más coherente?Creo que tendemos a considerar -y a explicar: clases- que la ficción es más libre, suelta, evasiva, soberana, disolvente, atrevida, osada...; en fin, que anda más a su bola. De hecho es el nivel en el que instalamos al creador para que dé rienda suelta a su imaginación y no le pedimos demasiadas cuentas si se sale de las leyes al uso.
Tal vez habría que revisar tal afirmación, a la que a mí también me dan ganas de apuntarme de entrada. En la realidad no podemos trasladar una ciudad hasta el confín de otra porque no lo aguantaría la lógica, o no vemos crecer un palmeral en un lugar muy lluvioso ni una huerta en un desierto: nos lo impide la lógica de las cosas. En cambio sí podemos hacerlo de alguna manera en la ficción. Pero con muchas cortapisas. Los personajes de una obra de ficción también se hallan dentro de un mundo levantado de la nada pero sometido a unas reglas que domina una lógica argumental. Si trasladamos a un personaje de Salamanca a Barcelona, por ejemplo, lo tenemos que hacer como respuesta a una necesidad también lógica: porque lo pide la trama, porque un nuevo escenario se impone, porque una nueva geografía es necesaria. De tal manera que, aunque la trama general se haya levantado en la ficción y desde reglas particulares, una vez fijados los esquemas, necesitamos una lógica interna para ser creíbles y participados por los lectores.
Seguramente estremos tentados a pensar que esas marcas son más difusas en el mundo poético, en el que la lógica se estira y se hace brumosa hasta quedar sobrepasada por la aparición de cualquier imagen que deslumbra por encima de cualquier otra sensación. Incluso en estos niveles tiene que seguir dominando una lógica interna que mueva el poema -o la prosa poética- en una senda específica, aunque sea la de la destrucción y la del caos. Siempre hay un aquí y un ahora que justificar y que satisfacer, una causa que alimentar y un fin que acondicionar a un proceso.
Algo, sin embargo, separa a las dos realidades,la física y la de ficción: mientras que la primera está impuesta y predeterminada, la segunda, al menos en alguna medida, es creada por nosotros en el momento en que creamos y en el que desciframos o recreamos; la primera es más unívoca, la segunda es multidireccional y polisémica. Ese consuelo que nos queda.
La verdad es que no estoy muy seguro de que esto tenga alguna importancia en una tarde otoñal bejarana como esta, con la luz del infinito concentrada en estos montes y el arco iris de colores en la falda de las sierras, por más que ande en la base de la creación y de la interpretación. Fale.
lunes, 12 de noviembre de 2007
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