miércoles, 6 de octubre de 2010

HASTA EL GORRO

Vuelta a las andadas. Como, por desgracia, se preveía. Pienso en las noticias que me llegan de la resaca en las elecciones primarias de Madrid. A estas alturas, si algo me interesa de ellas es lo que puede significar de ejemplo para cualquier otra comunidad.

Ya los focos andan concentrados en las personas y en sus egoísmos, en si Zapatero gana o pierde, en si el postzapaterismo ha comenzado o el fin del mundo anda un poco más alejado, en si tal o cual, siempre con nombres y apellidos, ha caído en desgracia o ha sido ensalzado y ahora puede hacer de las suyas, en si esta o la otra facción, con su jefe supremo a la cabeza, puede ordenar romper filas o tiene que esperar sumisamente órdenes que le lleguen de las jefatura superior. En definitiva, personalismos, rostros, pictogramas…, vencedores y vencidos.

Es eso exactamente lo que necesitan la derecha y los medios de comunicación para engordar las miserias del tonto de turno, para autoproclamarse a sí mismos perdonavidas y salvapatrias, para darle a la chufla a diario -porque debilidades personales se encuentran por todas partes pero micrófonos y plumas solo hay para unos cuantos y son siempre los mismos-, para embarcar al país en el cotilleo como única forma de pasar el tiempo, para alimentar el morbillo y…-AHÍ LE DUELE- para engordar la cuenta de resultados.

Pero lo peor de todo es que me parece que también los perjudicados entran al trapo con una nobleza propia de los cornúpetas más imbéciles, que también ellos asumen el asunto este de ganadores y de perdedores porque también da la impresión de que coinciden en esa manera de interpretar la vida.

¿Qué es hoy Tomás Gómez que no fuera hace unos días? Nada, absolutamente nada. ¿Qué tiene de menos hoy Trinidad Jiménez que la semana pasada? Nada, absolutamente nada. Pero si hasta en términos electorales solo les han separado unos cuantos votos. ¿Y si al resultado le cambiamos las caras? ¿Por qué tanta sandez y tanto aspaviento? ¿Por qué tanto humo donde no hay ni rastro de incendio?

Pues todas las miradas para ver cualquier gesto que indique que unos andan laminando a los otros, como si esto fuera un carnaval continuo y no interesara algo más todo lo que sucede a cualquier españolito de a pie. Entiéndase, claro, que el españolito de a pie no vende y entonces el morbo y la cuenta de resultados se resienten. Cachis...

Leer y escuchar opiniones me lleva a pensar que son los medios los que articulan todo a su antojo y en su beneficio, que se inventan la realidad con una desvergüenza que esconde sus miserias en eso que llaman libertad de expresión. Por eso me gustaría incendiar más de uno y más de dos.

Pero, si fuera verdad todo lo que proclaman, entonces me gustaría hacer lo mismo con los protagonistas de sus conjeturas y mandarlos bien lejos, donde huelan poco por la distancia.

Porque vuelvo a clamar por las ideas, por algún proyecto trabado y racional en el que el ser humano encuentre su posición central, cualquier ser humano, no el vencedor ocasional de no sé qué elección. De jugar a jefes y subordinados, cuando no a sátrapas y acólitos atontados, estoy ya hasta el gorro.

2 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenos días, profesor Gutiérrez Turrión:

Falta reflexión y sobran prisas de todos los colores, en todos los medios.
Y cuando la meta es el poder, acompañado de dinero, valen todos los empujones, zancadillas, codazos e insultos que sean precisos.
¿Tan difícil o imposible, sería encontrar unos gestores honrados, que llevasen a cabo el trabajo propuesto en los proyectos de un programa aceptado por la mayoría, y que beneficie a todos?. Ni de un color, ni de otro, sin ruídos ni parafernalias.
Ya hemos visto, repetidas veces, que los líderes, de cualquier color, al cabo de un tiempo prolongado, cuando se les conoce no son tan maravillosos. Y de los simples aplaudidores, o aplaudidores simples de todos los lados, ¿qué decir?.

Le pongo una canción.

http://www.youtube.com/watch?v=v176GVV42bU

Saludos. Gelu

Claudia Ortiz de Urbina S-Fabrés dijo...

Yo estoy hasta el gorro de la izquierdona.