martes, 19 de octubre de 2010

ENERGÍAS RENOVABLES

Sigue dando la impresión de que casi todos los esfuerzos se nos marchan en el río de los números y de las cuentas de resultados, la fuerza se conjunta y tira de la cuerda siempre en el mismo sentido, las noticias acumulan espacios para darnos datos acerca de si los números del trabajo van bien o menos bien y todo se concentra en ese foco.

Es radicalmente falsa y encogida esta visión tan débil de la vida. Resumir casi todo en estos parámetros y esperar la recogida de la cosecha solo sembrando en estos surcos vine a resultar un esfuerzo equivocado e inútil. A pesar del empeño machacón de tantos medios para los que la única realidad parece esa.

Negar un puesto delantero a la necesidad de cubrir las necesidades nutritivas sería de imbéciles e inhumanos, pero gastar todas las energías en ello también desnaturaliza y atonta. Y, por si fuera poco, la realidad no se compadece con esa idea.

El dirigente social que se empeñe en silenciar las demás potencialidades del ser humano corre el peligro de moverse siempre en el populismo y en la demagogia de diario, pero le faltará siempre consistencia y duración y no pasará a la Historia como un buen dirigente sino como un apagafuegos que andaba de guardia.

A pesar de los medios de comunicación, hay numerosas ideas y actos en la vida que concitan más atención y que tienen más poder de expansión y de transformación que el simple dinero. Solo hay que extender la vista para comprobarlo.

Pensemos, por ejemplo, en la alegría o en el dolor y en la fuerza que concitan. Un nacimiento, una boda, un cumpleaños, un éxito personal o deportivo, la muerte, la enfermedad, una desgracia colectiva, los mineros en Chile o el rapto de una persona por un grupo terrorista… ¿No conforman estos y otros datos similares realmente nuestra vida diaria?

La vida humana ha alcanzado un grado de desarrollo que no se encauza solo con los números ni con las cifras sino también con los sentimientos y con las sinergias que los mismos provocan y convocan. De hecho, la consolidación positiva de los números solo sirve como base para que todo el caudal de sentimientos se pueda expresar de una forma o de otra.

Repasar las manifestaciones colectivas más numerosas nos dará el dato de que con el dolor o con la alegría es con lo que más energía se acumula y más empatía se produce. Tal vez más con el dolor que con la alegría.

¿Hacia dónde apuntaría la humanidad si el dolor se encauzara positivamente como fuente de energía y como llama de solidaridad?

Habrá que repetirlo una vez más: no todas aquellas cosas que no son cuentas son cuentos. Ni mucho menos. Hay mucha más energía que esa de las cuentas, del gas y del carbón. Y con una fuerza humana formidable. Necesitamos mentes que la sepan encauzar para que se produzca la fusión y los núcleos exploten positivamente. Esa sí que sería una buena revolución y una excelente cuenta de resultados.

Además, esa energía es tan barata por abundante…

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