martes, 1 de junio de 2010

MALAS SENSACIONES

Qué malas sensaciones cuando termino un curso y tengo que juzgar a los que han estado conmigo. Es casi proverbial mi empeño en suspender al menor número posible de alumnos. A pesar de todo, siempre se me escapa un pequeño número que no sé por dónde agarrarlo y que, en términos numéricos, terminan fracasando, o sea, suspendiendo. Con ellos fracaso yo también. Y fracaso en todos los sentidos. Por no alcanzar los objetivos esperados, porque no creo en este sistema de clasificación y sin embargo, aunque sea de aquella manera, lo aplico, porque tal vez yo no me evalúo como los evalúo a ellos, en fin, por muchas cosas.

Hoy me ha vuelto a suceder lo mismo. Sé que si contara cuál es el porcentaje de suspensos la gente se reiría de mí. Pues, a pesar de todo, me siento un poco desazonado y con sentimiento agridulce.

Como además me noto bastante cansado y poco ágil de mente, pues creo que estoy un poco saturado de asuntos pendientes, se me encoge la sesera y voy dejando pasar el tiempo esperando que escampe y me vuelvan las fuerzas. Tal vez será mañana mismo. Ojalá.

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