jueves, 17 de junio de 2010

LENGUAS EN PELIGRO

Más de la mitad de las alrededor de seis mil lenguas que se hablan en el mundo están amenazadas y pueden desaparecer.

No son afirmaciones personales: las tomo de un estudio. Habrá que tomar el dato con cuidado y pensar lo que se dice.

No es para mí sencillo determinar cómo se concreta eso de “lenguas amenazadas” y en qué cota hay que poner la señal de alarma. Pero como uno se ha pasado media vida, o algo más, dando vueltas a asuntos que rondan esta afirmación, me apetece detenerme treinta líneas para mirar y ver.

La diversidad lingüística, por encima de la valoración de que sea buena o mala, es que sencillamente es inevitable. Cualquiera que eche unos ratos a este asunto sabe que una lengua, por encima de todo, es una manera irrepetible de aprehender y de interpretar el mundo. Y un álbum sirve por definición más que una foto aislada. No debería, entonces, haber demasiadas dudas sobre la bondad de la diversidad de lenguas.

Tampoco parece que sea muestra de extraordinaria capacidad intelectual precisamente la aseveración de que esa diversidad lingüística tiene que tener algún límite que facilite la comunicación y organice de manera económica y clara la comunicación entre los seres humanos.

Por supuesto que el poder lingüístico no es pequeño y que se ejerce como otro cualquiera. En los países en los que existen diversas lenguas se puede reconocer a simple vista que esto es así. Y España no se libra precisamente de esta dificultad.

¿Cómo actuar correctamente? Ni tengo que salvar a nadie ni nadie me ha pedido consejo. Pienso para mí y me basta.

a)No reconocer la importancia del asunto en poco ayuda a valorar y a ordenar esta realidad múltiple.

b)No prestar alguna discriminación positiva favorable a la lengua que se encuentre en peores condiciones es anunciar su defunción.

c)Empeñarse artificialmente en mantener una lengua que no tiene demanda tampoco parece lo más razonable.

d)Asistimos a demasiadas fuerzas -medios de comunicación sobre todo- que empujan en la dirección de eliminar variedades hasta quedarnos con escasísimas estructuras, que tienden a convertirse en universales. El inglés es el caso más evidente en estos momentos.

e)Esta reducción empobrece a todas luces la visión múltiple del mundo.

f)A pesar de estas fuerzas uniformadoras, será imposible que las lenguas no tiendan a la variedad y a la ruptura en otras lenguas, según los territorios y las costumbres.

g)Como siempre que uno se mueve en la duda y en los grados de una escala indefinida, pienso en lo favorable que resulta el uso del sentido común. Para esta realidad indica que no se debe forzar en exceso ni en un sentido ni en otro. Las lenguas deben fluir y remansarse e incluso desaparecer como los demás seres. Ya nacerán más vástagos, que crecerán y se unirán a los de otras tribus para formar nuevas familias.

h)Será bueno que las lenguas estén al servicio de los seres humanos y no estos a su servicio. O al menos que no nos sirvamos de ellas para otras aspiraciones más espurias.

i)Las lenguas son nuestros principales instrumentos para la comunicación, pero también son instrumentos que pueden dificultar y hasta impedir esa comunicación.

j)En un alengua ciframos nuestras ideas, y no existen ideas ni antes ni después del pensamiento, existen a la vez y no se concibe una cosa sin la otra.

Cuántas aplicaciones a partir de estos simples principios. Y cuántas sinrazones y desvaríos entre los fanáticos del asunto.

N.B. MI pueblo, Valero de la Sierra, el pueblo más bonito de la provincia de Salamanca, es un tesoro fonético, léxico y hasta morfosintáctico. Y los tesoros hay que cuidarlos.

1 comentario:

Claudia Ortiz de Urbina S-Fabrés dijo...

El pueblo más bonito de Salamanca es Matilla de los Caños. Yo también puedo ser provinciana por no decir otra cosa.