martes, 15 de junio de 2010

!SERÉ BURRO!

Ya tengo la certeza de que, en lo que se refiere a mi situación laboral, todo se precipita. Cualquier cosa que hago la realizo por última vez, incluso las más pequeñas y mostrencas. Mucho más, por supuesto, las que se repiten con menos frecuencia.

Llevo un par de días en el asunto de la selectividad de los alumnos. Mañana acabaremos. Se mantiene la opinión que sostengo desde hace mucho tiempo. Y no es la mejor. Ahora incluso creo que ha empeorado otro poquito. Existe una variedad casi inabarcable de posibilidades según los deseos del alumno. No entiendo nada. Parece que hemos caído ya todos, y de manera definitiva, en el cepo de las desigualdades.

Hay alumnos que se examinan solo de algunas asignaturas comunes. Eso -teniendo en cuenta el cebo que casi todos les ponemos de examen y nota- empuja sin descanso a centrarse solo en esas asignaturas de las que cada uno se va a examinar. Para el resto, con pasar tenemos bastante. Si existía poca curiosidad y deseos de aprender -y no solo de aprobar-, no entiendo cómo ahora no se van a multiplicar con estos nuevos planes. Se están llenando de razón los que critican el sistema como algo ideado para los poco esforzados. Y mucho más -y esto me resulta aún más doloroso- aquellos que van a seguir exigiendo diferencias de sueldos y de situaciones sociales entre unas profesiones y otras. A ver quién va a tener después fuerzas para decirle a un médico, por ejemplo, que es una persona como otra cualquiera, que tiene que colaborar, como los demás, con su trabajo para la mejora social y que eso no le da derecho a ningún privilegio ni social ni económico.

¿Quién ha pensado este sistema? ¿Cuándo se va a organizar la convivencia social y política partiendo de las personas como seres con los mismos derechos? ¿Hay algo que sea verdad si no se cumple esta salida para correr la carrera de la vida en igualdad de condiciones? ¿Ya no queda nadie por ahí que se rebele un poco contra esto? ¿Cómo estaré yo tan ciego y seré tan torpe que no soy capaz de entender otras posibilidades?

Sigamos, pues, con los mercados; tratemos de instalarnos en ellos de la manera más beneficiosa posible. Para cada uno de nosotros, se entiende. Y el que venga detrás que se espabile o que directamente sucumba y se retire, que se convierta en un ser al margen. Marginado o marginal. Son casos bien distintos, aunque para este asunto, por arriba o por abajo, acaso resulten la misma cosa.

Yo, desde luego, me considero cada día un ser más marginal. No me hace ninguna gracia esta constatación diaria, pero no estoy todavía dispuesto a bajarme los pantalones de mi conciencia. ¡Seré burro!

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