domingo, 20 de junio de 2010

!!PARA SER UN POQUITO MÁS FELICES!!

UNA NOTA DE DESPEDIDA PARA MIS ÚLTIMOS ALUMNOS

A veces se acumulan hechos en las mismas fechas y se pegan entre ellos para dejarse oír. ¿Sabes que hoy acaba el curso? ¿Sabes que también hoy empieza el verano? Seguro que sí, que esto lo tienes bien presente. Acaso no recuerdes que este es también el último día en el que nos vemos en el aula, la última vez que me vas a ver como profesor. Además, cuando llegue septiembre, tampoco nos veremos en las aulas, ni en octubre, ni en noviembre… ¿Recuerdas ahora que te lo dije hace unos pocos días? ¡Me jubilo! Tú y tus compañeros de clase habéis sido mis últimos alumnos. Créeme si te digo que eso para mí resulta muy importante.

No sabes qué cantidad de jóvenes han pasado por mis clases desde hace ya muchos años. Todos eran parecidos a ti. En todas las clases los había más interesados y más “pasotas”. Ahora andan por ahí, desperdigados, enfrentándose a la vida y aprendiendo cada día a vivir en un mundo que no siempre resulta sencillo. Y a todos procuré darles mis mejores palabras, unas veces con mayor acierto y otras con acierto menor. Seguro que me vas a creer si te aseguro que siempre lo hice -contigo también- con mi mejor intención. Reconocerás que, aunque alguna vez pareciera brusco, siempre nos hemos llevado bien y hemos bromeado desde cierto nivel de confianza. ¿Sabes por qué? Fundamentalmente por dos razones. La primera es porque cumplía con un trabajo que me había encargado la sociedad, es decir tus familiares y todas las personas con las que tú convives. No les podía fallar. Pero había una segunda más importante. Siempre sentí que mi trabajo era un trabajo especial. Te voy a decir por qué.

¿Recuerdas la pequeña cadena que te enseñé a formar en la clase tantas veces? Vamos a recordarla. Estudiamos la lengua porque con ella ciframos nuestros pensamientos; cuando los tenemos cifrados, los podemos comunicar; si los comunicamos bien cifrados, nos pueden entender mejor; si nos pueden entender bien, la comunicación es mejor y más fluida; si la comunicación es más fluida, nos saentiremos más a gusto con los demás; si nos entendemos mejor con los demás, entonces seremos un poquito más felices. ¿A que lo recuerdas? ¡!!Estudiábamos para ser un poquito más felices!!! Qué maravilla, ¿verdad?

Durante todo el curso no nos hemos salido de este esquema. ¿Habremos aprendido algo? ¿Seremos, por tanto, un poquito más felices?

Pero nuestras vidas van a seguir, la tuya y la mía. Cada uno va a seguir su camino y cada cual tendrá sus propias obligaciones. Hay, sin embargo, una que vamos a compartir. ¿Cuál? La del uso de la palabra, la de la comunicación con los demás, la de la relación con nuestros semejantes. Vamos a seguir usando todos y siempre la palabra. ¿Recuerdas que también decíamos en clase que este uso no tiene nunca descanso ni vacaciones? Y el día que lo tenga…

Cada día te mandaba para casa algunas obligaciones en forma de deberes. Hoy, en esta última clase, me vas a permitir que también te marque un deber último. Es largo de ejecución y no sencillo de conseguir, pero confío en ti. Allá va. Te lo he dicho también varias veces: en la vida solo tienes realmente una obligación: SER FELIZ. Ahí tienes el deber que te mando para este verano y para el resto de tu vida. TIENES QUE PROCURAR SER FELIZ.

Enseguida vas a descubrir que no lo puedes conseguir sin una satisfactoria relación con los demás y contigo mismo. Y volvemos a la comunicación. Y volvemos a las palabras. Y regresamos al esquema de nuestra clase, ese que te he recordado hace algunas líneas. No olvides, pues, ni la lengua como instrumento, ni la finalidad y el poder que tiene. Es tarea para toda la vida, ya lo sé, pero seguro que te aficionarás y cada día estarás un poco más contento/a de esta afición.

Cuando me veas por ahí, en el Parque o en la calle, en un espacio cerrado o en el campo (a mí me gustan mucho el campo y la naturaleza), por el día o por la noche, no dudes en acercarte a saludarme. Te preguntaré por tu felicidad y por la lengua que utilizas para conseguirla. Espero que tú también me preguntes a mí por la mía.

Deseo, además, que estas ayudas que te haya podido prestar te sirvan para sembrar en ti la curiosidad, el deseo de sumergirte en las cosas y en sus causas, el gusanillo de preguntarte por qué sucede lo que sucede de una manera y no de otra. Vete formando criterio y así forjarás tu personalidad, la tuya, esa que solo te pertenece a ti y de la que siempre vas a tener que responder. Verás que así la vida te mirará de frente y te respetará, como tú tienes que respetarla a ella.

Que seas feliz.

Tu profesor de Lengua y Literatura.

1 comentario:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Feliz jubilación, Antonio.
Abrazos,

Diego