Ya se caía la tarde cuando ha llegado Sara con sus padres. Y no me quedó tiempo para otra cosa que para estar con ella, para quererla, para jugar, para hacerle caricias, para besarla y para reírme con su sonrisa. Se me olvidó mi diario porque mi diario fue hoy ella. Solo me ha quedado un pequeño hueco para anotar que no tuve más tiempo.
El mundo navegaba dulcemente. Yo lo sentí marcharse y no le dije adiós; no tenía tiempo: tan ocupado estaba con mi niña.
Y mañana. Ay mañana.
sábado, 20 de febrero de 2010
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1 comentario:
Buenas noches, Don Antonio Gutiérrez Turrión:
Disfrute la felicidad que supone su compañía. El tiempo se olvidará de su medida y se parará. Cada minuto se multiplicará de alegres contenidos.
Saludos. Gelu
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