Recojo aquí unas palabras del maestro don Antonio Machado: “Mi gran pasión son los viajes. Creo conocer algo algunas regiones de la Alta Castilla, Aragón y Andalucía. No soy muy sociable, pero conservo afecto a las personas. He hecho vida desordenada en mi juventud y he sido algo bebedor, sin llegar al alcoholismo. Hace cuatro años (cuando declara esto tiene 38) que rompí radicalmente con todo vicio. No he sido nunca mujeriego y me repugna toda pornografía. Tuve adoración a mi mujer y no quiero volver a casarme… En general me agrada más lo popular que lo aristocrático social y más el campo que la ciudad… La fe en la vida y el dogma de la utilidad me parecen peligrosos y absurdos. Estimo oportuno combatir a la Iglesia católica y proclamar el derecho del pueblo a la conciencia y estoy convencido de que España morirá por asfixia espiritual si no rompe ese lazo de hierro… Esta no es una cuestión de cultura -se puede ser muy culto y respetar lo ficticio y lo inmoral- sino de conciencia. La conciencia es anterior al alfabeto y al pan. Admiro a Costa, pero mi maestro es Unamuno.”
No sé muy bien cuál es la razón por la que anoto aquí esta larga cita del maestro, que tomo de la obra de Juan José Coy, un peculiar profesor de la Universidad de Salamanca del que siempre me habló muy bien Ana, y que ya andaba en las aulas cuando yo era alumno. La obra se llama “Antonio Machado: fragmentos de biografía espiritual”, que me ha tomado de la mano y de la cabeza esta mañana y que ya no me abandonará hasta que me canse y me pueda el sueño por la noche. Todo lo que lleve el sello de Antonio Machado me sigue llamando con poderosa voz y me pilla dispuesto al vasallaje.
Seguramente lo habré copiado por el resumen de vida que supone, aunque sea muy parcial y fragmentario. Hay pocos autores que asuman en una misma carpeta su obra y su vida con tanta coherencia, honradez y bondad. Tal vez por eso me siga reclamando.
Y desde estos datos tan parciales, me subo a mi terraza y vuelvo atrás la vista para hacer un ramillete de caracteres de mi vida, y hasta intento algún paralelismo con el poeta sevillano. Ya sé que no tiene demasiado sentido, pero me apetece. Y no me atrevo a hacer siquiera esquema en treinta líneas, pero al menos guardo un rato para mirar atrás y seleccionar en mi memoria algunos rasgos.
“Mi gran pasión son los viajes”. Hoy nos moriríamos de la risa al reconocer en Machado a un viajero que conoce (solo) algunas regiones de Castilla y de Andalucía. Y, sin embargo, esto implica muchísimas cosas que a mí me reclaman. La más importante tiene que ver con la relación entre la persona y la naturaleza, entre el viajero y las gentes del campo, entre la inteligencia y los saberes populares… Y tantísimas otras cosas. Conocidas a pie, naturalmente.
“No soy muy sociable”, dice Machado. Mira que yo tampoco, que no me encuentro bien en todas partes, que me alejo enseguida de demasiados sitios, que me retiro por desistimiento, por pudor o por alguna sensación mal entendida de demasiadas peleas, que con harta frecuencia no descorro los velos de la explicación porque considero que, si lo hiciera, se provocarían más males que bienes, que me trago más quina de la que sería conveniente para la buena salud, y que acaso les doy muchas vueltas a demasiadas cosas que tal vez no tengan tanta importancia. Y eso me lleva a demasiados paréntesis, a muchos ratos de silencio, a apariencias de alguna seriedad mal entendida, hasta hacer musitar el “qué te pasa” cuando yo aguardo que una deducción lógica y con un poquitín de relación de sucesos debería dar la clave al preguntante y evitar su pregunta y mi segura mala cara mascullando entre dientes cualquier mala palabra.
Aunque tal vez esto de ser más o menos sociable no se pueda despachar con tanta sencillez. Porque, si ser sociable se limita a reír cualquier gracieta nacida de la ocurrencia inmediata, no me veo con demasiadas ganas, aunque los réditos no sean los más jugosos ni los más espontáneos.
Imagino a Machado, a don Antonio, también un poco en este plan. Qué le vamos a hacer. Ya me gustaría encajar en otros moldes de más éxito.
Por lo demás, qué guasa lo de “ser algo bebedor” y lo de “no he sido nunca mujeriego y me repugna la pornografía”, por ejemplo. Tal vez para otro día.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Buenas noches, D. Antonio Gutiérrez Turrión:
Nuestro POETA, D. Antonio Machado, era tan transparente que podía permitirse el lujo de "confesarse" por escrito.
Sus escritos destilan verdad.
Él mismo se retrata en Campos de Castilla:
..."soy, en el buen sentido de la palabra, bueno"...
De lo que señala usted hoy, me quedaría con:
- Conservo afecto a las personas.
- La conciencia es anterior al alfabeto y al pan.
- Su maestro es Unamuno.
Saludos. Gelu
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