A la mañana siguiente, el alumno estaba sentado ya en su silla cuando el profesor cruzó la puerta de entrada.
-Buenos días.
-Buenos días, respondieron todos los alumnos a coro. Todos menos Luis.
-¿Qué pasa, Luis?
-Que no he logrado realizar el ejercicio que se me encargó ayer.
-Tú dirás.
-Es que…, es que…
-Arranca, hombre.
-Es que… en el texto no hay ideas.
(Gesto general de admiración)
-Concreta más eso.
-Es que en este texto solo hay palabras.
-¿Y las palabras no comportan significado?
-Sí, pero una cosa es que tengan significado y otra es que signifiquen.
(Más gestos de admiración general)
-Pues ya tienes trabajo para mañana: ordénalas de tal manera que signifiquen y que sean capaces de transmitirnos alguna idea.
-No sé si seré capaz.
-Ya te dije que requería un ejercicio continuado y costoso. Medita también acerca de cuál es la recompensa que te espera.
Para el descanso de tu esfuerzo, te regalo estos versos. Acaso tampoco encuentres en ellos más que palabras. Medítalas y dime qué te sugieren:
DE AMBOS TIEMPOS
Me miro cara a cara desde el tiempo
presente, o sea, desde mi tiempo,
para intentar salirme de este tiempo
y llevarme a otro tiempo que sea el tiempo
de no sentir los límites del tiempo
que me hacen caminar en todo tiempo
a la zaga del pálpito del tiempo.
Y no sé conjugar esos dos tiempos:
el tiempo de mi voz con la voz de mi tiempo.
Un hombre contra el tiempo
desde el eco especial de cada tiempo.
Si supiera entender que cada tiempo
guarda secretos íntimos del tiempo,
revela las verdades en su tiempo
y juega a ser intérprete del tiempo…
El hombre es solo voz y solo tiempo,
un diálogo absurdo con el tiempo,
división en partículas del tiempo
y universal explícito del tiempo.
Mi voz es solo tiempo, tiempo, tiempo.
viernes, 25 de septiembre de 2009
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